Las entrevistas de trabajo suelen ser situaciones estresantes por su propia naturaleza.
En la mayoría de los casos, como candidatos a un puesto, no acudimos a ellas simplemente para tantear el terreno y obtener información de una empresa que nos resulta interesante, sino que incluso antes de que esta empiece ya pensamos en los posibles futuros alternativos que nos esperan en caso de ser aceptados. Dicho en otras palabras, son contextos que percibimos como si cada uno de ellos pudiese cambiar radicalmente el rumbo de nuestras vidas.
Ahora bien… ¿cómo controlar los nervios en una entrevista de trabajo? Si bien no podemos controlar completamente nuestros grados de ansiedad y estrés, indirectamente sí es posible influir en ellos para hacer que vayan rebajándose.
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Nervios en una entrevista de trabajo: qué hacer y cómo controlarlos
Las expectativas que nos creamos ante las entrevistas de trabajo hacen que nuestro sistema nervioso entre en estado de alerta cuando se acerca el momento de entrar en el despacho en el que los seleccionadores nos valorarán. De manera inconsciente, tratamos de estar al tanto de todo lo que ocurre a nuestro alrededor para maximizar nuestras posibilidades de éxito.
Está claro que un cierto nivel de nerviosismo es positivo, porque nos lleva a pensar en algo que tiene importancia para nosotros y, de ese modo, hace más posible que no nos dejemos nada en el tintero a la hora de planear cómo abordamos esa cuestión. Sin embargo, si el nivel de estrés y de ansiedad es muy alto, también es más posible que nos quedemos bloqueados tratando de dar respuesta a muchas cosas a la vez. O que, en general, demos la imagen de no estar preparados para afrontar un reto.
Esto último resulta especialmente relevante en el caso de las entrevistas de trabajo, ya que en ellas la valoración superficial y más “automática” de las personas cuenta bastante como mecanismo de descarte de candidatos. La idea de que si nos mostramos demasiado débiles e imperfectos al ser entrevistados por los seleccionadores de Recursos Humanos hace a su vez que nos sintamos más nerviosos, de manera que se sienta el caldo de cultivo perfecto para que aparezca la profecía autocumplida. El hecho de creer que podemos mostrarnos demasiado ansiosos hace que suban los niveles de ansiedad.
Por eso, combatir los nervios en una entrevista de trabajo es un reto, dado que no solo se nos plantea la necesidad de presentar nuestra candidatura del modo más apetecible posible, sino que además hay que procurar no involucrar demasiado nuestras emociones… lo cual resulta algo más difícil si no tenemos muchas ofertas de trabajo entre las que elegir. Dicho esto, y teniendo en cuenta que cada caso es único, veamos cuáles son las estrategias que podemos adoptar para amortiguar los efectos del estrés.
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1. Duerme bien
Aunque parezca contraintuitivo, no dormir lo suficiente hace más probable que nos sintamos nerviosos e inquietos ante situaciones en las que notamos que no tenemos el control. Sí, durante la mayor parte del día estamos soñolientos y todo en nosotros parece funcionar más lentamente, pero cuando aparecen situaciones que exigen mucho de nosotros, nos sentimos menos preparados para afrontarlas. Como resultado, todo nuestro sistema nervioso invierte más energía en mantenerse en alerta general, aunque eso nos lleve a ser más imprecisos en cada una de las tareas específicas a realizar.
Así pues, algo tan sencillo como dormir bien y de manera regular es una manera de reducir las posibilidades de estar demasiado nerviosos en una entrevista laboral.
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2. No fantasees
Hay muchas personas que tienden a fantasear mucho imaginándose el mejor de los futuros posibles a partir de un hito clave que, en el caso que nos ocupa, puede ser la entrevista de trabajo en sí. Esto resulta estimulante, pero también nos vuelve propensos a obsesionarnos con un proceso de selección que no tiene por qué ser tan decisivo, ni tiene por qué requerir de nosotros tanta atención y cuidado para pasar por él de manera satisfactoria.
En este caso, el miedo a la frustración es lo que nos lleva a hacer todo lo posible por hacer que esa vida ideal que nos hemos imaginado pase a ser una realidad. Para prevenir este tipo de problemas, todo pasa por intentar ser realista y combinar la ilusión por un potencial nuevo trabajo con el hecho de tener en cuenta las más que probables imperfecciones del puesto que aspiramos a cubrir.
3. Prepárate la entrevista
Obviamente, cuanto mejor preparada tengamos la entrevista, más probable es que nos sintamos preparados nosotros mismos para pasar por esta etapa de la selección dejando un buen sabor de boca a los entrevistadores.
Así pues, lo ideal es hacerse una lista de necesidades objetivas que hay que cubrir para ir en condiciones a la entrevista, ordenándolas por prioridad e importancia, e ir cumpliéndolas antes de que llegue el día indicado. Por ejemplo: comprar un vestuario adecuado si no lo tenemos ya, tener pensados qué diremos cuando nos pregunten por qué nos interesa el puesto, conocer el modo de llegar a las oficinas en las que se realizan las entrevistas, investigar un poco sobre la empresa que tiene las vacantes, etc.
4. Sal con tiempo
Salir con mucho tiempo de margen hacia la entrevista de trabajo es muy recomendable para controlar los nervios, ya que permite que no sudemos ni nos cansemos y, con ello, que pasemos por la desagradable experiencia de llegar a la oficina aparentando estar exhaustos y desaliñados. Además, esto nos permitirá realizar el siguiente consejo.
5. Haz ejercicios de relajación
Si puede ser, haz ejercicios de relajación en la sala de espera. Deberían ser muy sencillos y básicos, centrados en la respiración y la relajación muscular, ya que evidentemente no puedes hacer cosas como estirarte en el suelo ni adoptar posturas extrañas. De esta manera, justo antes de presentarte ante el personal de RRHH, tus niveles de estrés estarán más bajos.
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