Se ha escrito mucho sobre la vida en pareja, y no es para menos; convivir con la persona a la que amamos es mucho más complejo de lo que parece, entre otras cosas por la intensidad de las emociones involucradas en este proceso y por las expectativas que estas generan.
En este artículo vamos a repasar varias claves acerca de cómo vivir en pareja y hacer que el día a día transcurra de manera fluida sin discusiones innecesarias. Además, daremos un repaso al concepto de pareja, explicando en qué consiste ocupar dicho rol.
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¿En qué consiste amar en una relación?
Involucrarse en una relación de pareja consiste principalmente en saber compartir la intimidad, aunque suene paradójico. Cuando iniciamos una relación de pareja con una persona no solamente vamos a compartir con ella nuestras virtudes, sino que también hará falta aprender a convivir con esta personas dentro de nuestra zona de confort sin que la compañía de la persona a la que amamos tenga un efecto negativo en nuestras actividades. Es importante saber estar presente mientras respetamos el espacio del otro, tanto en el matrimonio como en una relación de noviazgo.
Otro de los aspectos importantes para saber cómo vivir en pareja es la comunicación: debemos ser buenos comunicadores para lograr el entendimiento y evitar malentendidos o la creación de expectativas que no se verán satisfechas.
Cuando comenzamos a salir de manera formal con una persona, es importante tener en cuenta que él o ella tenía una vida antes de conocernos a nosotros: una etapa en la que probablemente surgieron proyectos personales y metas por realizar que son ajenas a nuestra existencia.
Así, lo ideal es que podamos ayudar a nuestra pareja en la consecución de sus planes, motivándola y comprendiendo que hay otros aspectos importantes en la vida de una persona más allá del vínculo afectivo que os une. Lo mismo aplica para nosotros, no debemos descuidar nuestras aspiraciones personales.
Consejos para la convivencia de pareja
En las líneas vamos a ver algunos consejos prácticos que resultan efectivos para convivir con nuestra pareja y mantener una relación de amor y respeto.
1. Ser capaz de vivir sin la pareja
El primer punto se refiere a la capacidad de seguir siendo funcional también cuando no tengamos cerca físicamente a nuestra pareja sentimental; de lo contrario estaríamos incurriendo en una conducta de apego emocional excesivo que resulta contraproducente para la sana convivencia en pareja.
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2. Los principios no se negocian
Desde el primer momento es bueno dejar en claro que nuestros principios morales no están para ser negociados, sino respetados, y que lo mismo ocurre con los de la otra persona. La convivencia sana nace desde la aceptación de los ideales del otro, aun cuando estos no son compartidos por el marido, la esposa, el novio o la novia.
3. Amar en libertad
Las relaciones de pareja sanas no son posesivas, todo lo contrario. El deseo de que el otro sea feliz trasciende el deseo de poseerlo, lo cual implica que no actuamos para retener a esa persona, sino para que nuestra presencia le aporte felicidad, y la suya nos la aporte a nosotros.
Si eres feliz a su lado, perfecto, pero si ya no quieres estar más ahí, entonces no tiene sentido que se te obligue: esto es algo que funciona en ambos sentidos.
4. Cultivar tu propio jardín
Esta metáfora nos invita a que en lugar de esforzarnos por agradarle a nuestra pareja, nos esforcemos más por ser una persona agradable para nosotros mismos. Cuando nos dedicamos a cultivarnos y a mejorar en nuestros hábitos más fundamentales, la mejoría en las relaciones de pareja con el establecimiento de una convivencia más sana no es más que una de las consecuencias de nuestro desarrollo personal.
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5. Igualdad ante todo
Una convivencia de pareja sana debe ser, ante todo, de carácter igualitario. Donde unos tienen más beneficios que otros, las cosas terminan mal. Lo ideal es que exista un sano equilibrio entre las demandas de ambos integrantes de la pareja.
6. Fomentar la compensación mutua
Es importante que los miembros de la pareja logren ser capaces de compensarse los unos con los otros. Es decir, en lugar de achacar los defectos de la otra persona, hay que complementar estas limitaciones prestando apoyo cuando sea necesario (siempre que estas limitaciones no involucren las agresiones y la violencia física o psicológica).
Esto habla de un buen nivel de empatía en la pareja, ya que es una evidencia de que, al convivir, estas personas son capaces de ponerse en los zapatos del ser amado.
7. Evitar hacer apología del drama
Muchas veces sucede que las parejas piensan que cuanto más complicada sea la relación, más significativa es. Eto no es más que un mito sin ningún tipo de fundamento.
La verdad es que cuanto más dramatismo exista en la pareja, mayor será la probabilidad de que surja una dinámica disfuncional en esta relación amorosa.
8. Potenciar la comunicación asertiva
Una clave fundamental para lograr una buena convivencia dentro de la pareja es aprender a comunicarnos de manera asertiva, expresando nuestros deseos y sentimientos con un lenguaje de respeto mutuo y asegurándonos de que nuestras palabras no van a herir a nuestro compañero, pero sin dejarnos nada relevante en el tintero.
9. Cuidado con los “para siempre”
El pensamiento romántico de que tu relación de pareja será para toda la vida muchas veces resulta contraproducente y lo único que se consigue con él es generar ansiedad dentro de la relación.
Lo más recomendable es vivir los momentos y disfrutar de tu relación dentro del marco del respeto mutuo, sin idealizar a la pareja, ni tampoco exagerando con los planes de futuro. Intenta mantenerte centrado en el aquí y el ahora.
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10. No dar por sentado que sus intereses encajan con los nuestros
Las relaciones de pareja siempre deben ofrecer la posibilidad de que cada persona exprese su disconformidad. Por eso, es importante hacer chequeos frecuentes para saber de que la otra persona está cómoda con las rutinas y hábitos de convivencia que habéis adoptado. El simple hecho de que llevéis mucho tiempo adoptando esos roles no es un argumento a favor de estos.
11. Aprender a criticar
Allí donde hay convivencia, hay choques de intereses ocasionales; es algo normal y que no comporta un problema en sí. Ahora bien, hay que saber gestionar estas situaciones.
A la hora de discutir, hay que aprender a criticar las acciones de las personas, y no a las personas en sí. De este modo se reducen las probabilidades de que surja una confrontación innecesaria y se fomenta que la otra persona sea más receptiva ante la posibilidad de modificar su conducta.
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12. Gestionar el tiempo juntos
El simple hecho de vivir juntos no garantiza que dispongáis de tiempo de calidad en compañía del otro. Por eso, es importante que realicéis esfuerzos deliberados por contar con horas de tiempo libre en las que no tengáis otras cosas que hacer más que realizar actividades con la otra persona. Esto pasa por sentarse juntos, hacer cálculos y hacer cuadrar los horarios.