La mayoría de las parejas que acuden a terapia conmigo desean mejorar su comunicación. A menudo pasan por discusiones fuertes y repetidos que escalan y afectan la relación significativamente. Muchos creen que el problema está en la falta de escucha y comprensión por lo que desean aprender técnicas especiales que les ayuden a entenderse mejor. En mi experiencia estas solo ayudan hasta cierto punto, y hoy compartiré un enfoque que explica por qué y a qué se debe prestar atención en su lugar.
El fracaso de una relación es predecible
John Gottman, un experto estadounidense en relaciones de pareja, quería determinar científicamente qué es lo que hace que una relación sea sana y, para ello, observó a innumerables parejas en su “LoveLab” en la University of Washington. Sus observaciones ayudaron a comprender cómo surgen los conflictos en las parejas y qué diferencia hay entre una discusión constructiva —que debe darse en cualquier relación— y lo que Gottman denominó un “jinete apocalíptico” en la relación. Así es como Gottman denominó las formas de comunicación que, según sus mediciones, llevan tarde o temprano a cualquier relación al fracaso.
Identificó cuatro jinetes apocalípticos y descubrió que cualquier intento de mejorar la comunicación fracasaba si no se reconocían y evitaban estos jinetes. Hoy explico cuáles son estos cuatro jinetes apocalípticos y cómo se pueden evitar.
1. Crítica
La crítica que va más allá de la queja y ataca el carácter o la personalidad de la pareja puede ser muy perjudicial. En lugar de señalar comportamientos específicos, se menosprecia a la pareja como persona. Por ejemplo: «¡Nunca ayudas en casa!», «¡Arruinas todo lo que hemos construido!», «Nunca me escuchas, eres tan egoísta». La crítica se manifiesta a través de afirmaciones generalizadoras (nunca y siempre), el ataque al carácter de la otra persona (egoísta, desatenta, obstinada, etc.) o acusaciones (por tu culpa).
Se trata de corregir a la pareja en su «falta». Esto hace que uno se ponga automáticamente por encima del otro, lo que impide una comunicación a la misma altura, que es importante para una resolución constructiva de conflictos. Algunas alternativas constructivas a la crítica podrían ser:
- Tema del hogar: «Me siento abrumado con las tareas del hogar. ¿Podemos hablar sobre cómo podemos repartir mejor el trabajo?»
- Mensaje en primera persona en lugar de acusación: “Me preocupa que estemos poniendo en peligro lo que hemos construido juntos y me gustaría encontrar una solución contigo. Reunámonos y pensemos en cómo podemos mejorar la situación”.
- Tema de la escucha: «Me gustaría que me escucharas más cuando te cuento cómo me ha ido el día. Para mí es importante que sigamos hablando».
Por lo tanto, es importante evitar los ataques directos y las generalizaciones. En su lugar, cada uno debe centrarse en el comportamiento específico que le molesta y expresar sus propias observaciones y necesidades al respecto, sin juzgar al otro. De esta forma, la comunicación se mantiene respetuosa y orientada a la búsqueda de soluciones.
2. Desprecio
El desprecio se manifiesta a través de comentarios irrespetuosos, sarcasmo o un comportamiento condescendiente. Le indica a la otra persona que es inferior. Por ejemplo, girar los ojos, burlarse o hacer comentarios despectivos como: «No es que, no puedes hacerlo sola, eres demasiado presumida, por eso no lo has hecho», «Tú simplemente no has aprendido a manejar el dinero, ahora pagas las consecuencias», «Ahora tienes que volver a gritar. Supongo que no sabes hablar otro idioma, así que no tiene sentido mantener una conversación razonable contigo».
El desprecio es normalmente una reacción de protección que se ha visto como algo normal en otros ámbitos, como la familia de origen, entre hermanos, en la escuela o en el entorno laboral. Nos protege de ser despreciados o tratados como inferiores de otros. Sin embargo, en la pareja es importante que nos veamos como iguales, es decir, con respeto y confianza. Solo así ambos se pueden sentir seguros.
En este sentido, es permitido para cada uno cometer errores. Cuando surgen dudas sobre lo que hace o no hace la pareja, o cuando uno cuestiona sus valores y acciones, se puede preguntar y poner interés genuino, en lugar de acusar o juzgar. El desprecio es tan complejo porque no da opción de cambio al otro. Es visto como erróneo de por sí y que la pareja nos pone en este lugar solo nos lleva a dudar de nuestro propio juicio o nos pone a la defensiva. Es decir en vez de resolver un conflicto voy contra mi mismo o contra el otro.
3. Defensa y justificación
El comportamiento defensivo se produce cuando uno se justifica constantemente y culpa a la pareja en lugar de asumir la responsabilidad de su propio comportamiento. Por ejemplo: «No es culpa mía que lleguemos tarde, ¡tú me detuviste demasiado!», «Si me lo hubieras recordado, yo no lo habría olvidado», «No trabajo tanto tiempo solo por mí, también es por ustedes».
Cuando uno se justifica, no asume ninguna responsabilidad por su propio comportamiento. Esto puede hacer que la pareja no se sienta tomada en serio y que la confianza y la intimidad en la relación se debiliten. Los conflictos se agravan en lugar de resolverse cuando ambos miembros de la pareja intentan demostrar su inocencia. Tarde o temprano, esto impide que las parejas hablen entre sí de forma abierta y honesta. Cuando uno aprende que su pareja reacciona con defensa, en algún momento deja de abordar ciertos temas.
Al justificarse, uno pierde la oportunidad de aprender de los errores y de facilitar crecimiento personal. A largo plazo, esto puede obstaculizar el crecimiento individual y conjunto como pareja. Una alternativa a la justificación podría ser: «Siento que lleguemos tarde. Debería haber salido antes. La próxima vez planificaré mejor» Esto demuestra que uno asume la responsabilidad, se toma en serio las necesidades del otro y está dispuesto a aprender de la situación.
4. Evasión y retiro
Se refiere en este caso a que una de las partes se retrae emocionalmente y se niega a comunicarse. Esto puede ocurrir como reacción de huida ante conflictos y estrés. Mientras que la crítica usualmente se da desde la fase inicial de una relación, el aislamiento suele ser consecuencia demasiadas discusiones fallidas anteriores.
Cuando las parejas se distancian cada vez más debido a la crítica, el desprecio y el comportamiento defensivo constante, el aislamiento se convierte a menudo en una reacción de protección por impotencia. En algún momento, uno o ambos se niega a hablar, abandona la habitación cada cuando siente que todo vuelve a empezar o se desconecta emocionalmente del escenario.
Intentar romper el muro, por ejemplo, quejándose más, gritando o exigiendo, solo suele agravar el comportamiento de protección. Así pues, una vez que uno de los miembros de la pareja se encierra en sí mismo, al otro le resulta muy difícil volver a alcanzarlo. La confianza en sus posibilidades de resolución ha disminuido demasiado. Si uno o ambos miembros de la pareja se dan cuenta de que se están aislando cada vez más y no saben cómo pueden seguir hablando con su pareja, la mejor alternativa suele ser buscar ayuda externa.
La comunicación es solo el síntoma
Estos cuatro jinetes del apocalipsis —crítica, desprecio, defensa y evasión— se manifiestan a través de nuestra comunicación, pero, como quizás ya ha quedado claro, hay mucho más detrás. Roles aprendidos, expectativas personales, reacciones de protección y temas como la confianza y la vulnerabilidad pueden contribuir a ello. ¿Cómo se ve a la pareja? ¿Qué significados tiene la relación para cada uno? ¿Y cuál es la disposición a encontrarse a la misma altura?
En este sentido, es importante comprender los antecedentes de ambas partes. Si, por ejemplo, uno nota que le cuesta mucho encontrar enfoques de comunicación alternativos, puede deberse a que le resulta extraño o incómodo o incluso a que tiene la sensación de estar haciéndose demasiado vulnerable. Esto puede deberse a varias razones, que pueden discutirse en terapia individual o de pareja en un espacio protegido.
Desde mi experiencia
He compartido la hipótesis de Gottman porque creo que describe muy bien cómo la comunicación a menudo representa solo la punta del iceberg. Además, me encuentro con sus cuatro jinetes apocalípticos muy a menudo en mis sesiones de asesoramiento y me doy cuenta de que no solo perjudican la relación, sino también el bienestar personal de ambos miembros de la pareja. Si alguien se ha reconocido en estas descripciones y desea profundizar en el tema, con gusto puede ponerse en contacto conmigo.


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