Conocer más acerca de la figura del psicópata parece ser cautivante para el grueso de la sociedad: en el mundo del cine abundan personajes como el Joker o Hannibal Lecter, que tienden a ser catalogados como psicópatas canónicos; en el plano de la investigación científica, a pesar de tratarse de un trastorno de la personalidad poco habitual, también abunda el interés.
Se cree que la prevalencia de personas con psicopatía —término que fue reemplazado por distintos autores y manuales diagnóstico por trastorno antisocial de la personalidad al hacer hincapié en la inadaptación de estos sujetos con su entorno social— ronda entre el 0,7% y el 3%. Quizás es la dificultad primordial de esta patología, la disfunción afectiva en las relaciones interpersonales, aquello que causa que nos despierte tal interés. En línea con ello, en este artículo describiremos qué es la psicopatía y de qué forma podemos detectar su comportamiento a la hora de establecer vínculos sociales.
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¿Qué es la psicopatía?
Es habitual oír que los medios de comunicación rápidamente colocan el sello de psicópata a una persona que comete un acto delictivo grave, o que se utilice el término en conversaciones informales para categorizar a alguien distante, seco o que tiene dificultades para demostrar su afecto. Sin embargo, la tendencia a valerse de esta denominación en nuestro lenguaje cotidiano sólo conduce a que sea difícil establecer una definición unívoca y congruente sobre qué se entiende por psicopatía.
Distintos autores han conceptualizado esta patología asentándose en diferentes supuestos teóricos y epistemológicos. Más allá de esto, sus descripciones sobre la psicopatía tienen varios elementos en común. En primera instancia, un factor en el que parecen coincidir es que la alteración de la afectividad es aquello que reside en el seno de la psicopatía. Los psicópatas cuentan con una serie de rasgos de personalidad como la insensibilidad, ausencia de remordimientos, la mentira patológica y la destreza para manipular a los demás. Muchos autores incluyen, asimismo, un elevado egocentrismo como rasgo de la personalidad de estas personas.
Por otra parte, un elemento que está presente en la psicopatía es el de la desviación social. Esto implica que el psicópata presenta una tendencia a comportarse de manera impulsiva o irresponsable en relación al medio social. Es habitual que los psicópatas lleven a cabo conductas como tomar decisiones rápidas sin ponderar las posibles consecuencias de sus actos, ni en ellos mismos ni en los demás; que demuestren una despreocupación respecto a los daños que podrían generar a futuro. Por esta razón, existe una tendencia a adjudicar ciertos roles sociales a los psicópatas, en general vinculados al delinquir o a la criminalidad. No obstante, es necesario notar que esto no significa que una persona deba infligir la ley para caer bajo la categoría de psicópata, sino que es un conjunto de características las que deben presentarse para que un profesional lleve a cabo un diagnóstico.
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La empatía del psicópata
Ahora bien: algo que suele sostenerse con firmeza tanto en el ámbito académico como en el uso ordinario del término es que el psicópata es incapaz de empatizar con los demás. A pesar de no ser una concepción completamente errada, podríamos sostener que tampoco es certera en su totalidad. A raíz de un estudio llevado a cabo por un equipo de investigación sueco, se logró determinar que, sorprendentemente, los psicópatas sí sienten empatía.
Para arribar a estas conclusiones, se encuestaron 278 sujetos con el fin de discriminar a aquellos participantes cuyos rasgos clasificaban dentro de la denominada “tríada oscura”. Éste es un constructo que agrupa a tres tipos de personalidad cuya característica común es la tendencia a violar los valores compartidos de una sociedad: el maquiavelismo subclínico (manipulación y cinismo), el narcisismo (arrogancia y grandilocuencia), y, de nuestro interés en particular, la psicopatía (comportamiento antisocial e impulsividad destructiva).
La pregunta guía de esta investigación fue si las personas con estas personalidades eran incapaces de sentir empatía —en el sentido de no poseer la habilidad cognitiva para, por ejemplo, leer emociones objetivas en rostros humanos— o si, por el contrario, tenían una tendencia disminuida a comportarse de manera empática con los demás. Los resultados indicaron que las personas con estas características podían a nivel cognitivo empatizar con otras personas pero, no obstante, tenían una muy baja disposición a hacerlo.
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¿Cómo se ven las relaciones interpersonales de los psicópatas?
A la luz de los hallazgos expuestos, resulta claro que los psicópatas, a pesar de poder sentir empatía, la estructura de su personalidad determina la existencia de una tendencia a no comportarse de tal forma. Es lógico que esto incida transversalmente en los círculos sociales en los que se mueven. De manera frecuente, los psicópatas son percibidos por su entorno como personas que no les importa nada excepto ellas mismas, y es lógico, en tanto esta frase no hace más que resaltar el hecho de que la psicopatía, per sé, no sería tan problemática si no fuera en relación a los demás y al conjunto de normativas sociales e institucionales que encuadran nuestras vidas. Es por tal motivo que se ha investigado y hallado la correlación entre puntuaciones altas en psicopatía y tendencias al vandalismo, la violencia de género o la criminalidad, todos actos que atentan contra la moralidad.
Por otra parte, las relaciones interpersonales que tienden a forjar los psicópatas están fundadas en la mentira y en la deshonestidad. Por ejemplo, algunas conductas que suelen llevar a cabo personas con altas puntuaciones de este rasgo es utilizar un alias para ocultar su verdadera identidad, estafar a otros para obtener beneficios individuales o mentir repetidamente, sin poner sobre la balanza que tales comportamientos acaban por incidir de forma negativa en la vida de los demás (y en la propia también). En último lugar, los psicópatas no reconocen la responsabilidad de sus actos ni el daño que pueden causar en sus familias, compañeros de trabajo o amistades. Un psicópata podría emplear técnicas de manipulación emocional sumamente sutiles para que la persona que le acusó cuestione sus propios juicios, negando su responsabilidad, con el objetivo de conseguir lo que quiere y evadir las consecuencias de sus comportamientos.
Psicólogos Sevilla Cribecca Psicología
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Tal es el caso de, por ejemplo, el gaslighting, muy habitual en relaciones de pareja, pero también así en vínculos paterno-filiales. En definitiva, los rasgos de los psicópatas conllevan a que sea muy difícil establecer vínculos sanos con ellos, lo cual podría afectar a la salud mental de sus seres queridos. Por su parte, el psicópata también sufre a raíz de sus propios comportamientos.