El dilema de Eutifrón: qué es y qué plantea acerca de la moralidad

Un resumen acerca del dilema de Eutifrón, un problema lógico relacionado con la moralidad.

Dilema de Eutifrón

¿Las cosas son moralmente buenas porque Dios así lo ha decidido o son buenas porque inherentemente lo son y Dios se siente atraído por ellas?

La idea de que la moralidad depende de Dios es una creencia muy extendida, sobre todo en el cristianismo. Esta creencia implica que los hechos morales podrían ser de otra manera, que Dios podría decidir que dejaran de ser buenas y pasaran a ser cosas negativas.

El dilema de Eutifrón, aunque se remonta a la Grecia Clásica, ha servido para echar por tierra las opiniones a favor de la existencia de Dios poniendo en entre dicho su capacidad de decisión y la propia naturaleza de la moralidad. Veámoslo más a fondo a continuación.

¿Qué es el dilema de Eutifrón?

La idea de que la moralidad depende de Dios es una creencia muy extendida. Dentro del moralismo teísta cristiano se defiende la idea de que es Dios la fuente de la moral. Él nos comunica a los mortales lo que está bien y lo que está mal y como es omnibenevolente y nunca se equivoca, lo bueno dicho por él es indudablemente bueno. Usando su criterio, la moral que nos llega de él es lo que en la tierra usamos para delimitar lo que es correcto y se debe hacer y lo que es incorrecto y debe ser castigado.

No obstante, si él quien decide si algo es bueno, él mismo puede decidir que eso pase a ser malo en cualquier momento. Es decir, que si consideramos que la moralidad parte de las decisiones de Dios significa que esta misma no es inmutable, y este aspecto que se ha usado desde para atacar a las posturas a favor de la existencia de Dios, especialmente echando en tierra el argumento moralista para afirmar su existencia. Este argumento en concreto es el dilema de Eutifrón.

Básicamente este argumento viene a poner en entredicho la omnipotencia de Dios y, a su vez, la naturaleza de la propia moralidad, teniéndose que aceptar que o bien Dios no es capaz de cambiar los hechos más moralmente evidentes o bien Dios puede actuar de forma totalmente arbitraria, decidiendo qué es lo correcto y qué es lo incorrecto y pudiendo o bien errar o bien comportarse de forma caprichosa.

¿Quién fue Eutifrón?

Eutifrón, que se sabe más bien poco sobre él, da nombre a uno de los dilemas más importantes en torno a las discusiones lógicas y filosóficas acerca la existencia de Dios. Eutifrón es un personaje que aparece en uno de los diálogos de Platón que, aunque fue este filósofo quien la redactó, la conversación no va con él sino con Sócrates. El relato, llamado “Eutifrón” o “Sobre la piedad” pertenece a una serie llamada “Primeros Diálogos”, desarrollándose la historia en el momento de la acusación de Meleto contra Sócrates, justo antes de ser condenado a muerte bebiendo cicuta en posteriores juicios.

En la conversación entre ambos toma protagonismo las ideas de lo justo y la piedad. Sócrates se sorprende por lo que Eutifrón piensa hacer, que es acusar a su padre. Sócrates le pregunta si considera que esta acción es santa, siendo esta la cuestión que desata todo el diálogo y el dilema que lleva su nombre. Sócrates le pregunta “¿Lo santo es amado por los dioses porque es santo, o es santo porque es amado por los dioses?” Después de iniciado el diálogo todo él se basa en analizar la respuesta que emite tanto Eutifrón como Sócrates y las implicaciones que ello conlleva.

El dilema de Eutifrón original consiste en analizar la “sustancia” misma de lo “santo”. Si lo santo es amado por los dioses porque es santo, entonces la propiedad “ser santo” no es adquirida por decisión de los dioses, sino que las cosas santas tienen esta virtud por sí mismas. En este caso, el amor de los dioses hacia las cosas santas no le añade un valor extra puesto que ya la tienen y seguirán teniéndola tanto si los dioses las aman como sino.

Por el otro lado, si las cosas santas lo son porque son amadas por los dioses entonces necesitan de ese amor para ser santas. Es decir, en función de las preferencias de los dioses los objetos, las personas y los actos son santos. En este caso, es el amor de los dioses lo que hace que las cosas sean santas.

Analizando el diálogo se puede apreciar que ambas opciones no pueden ser válidas, puesto que por necesidad una tiene que ser la correcta: o las cosas santas lo son porque sí y por lo tanto los dioses las prefieren o bien las cosas santas lo son porque son amadas por los dioses, adquiriendo así la propiedad de santas. Técnicamente ambas opciones son opuestas y uno se ve obligado a elegir una de ellas y, consecuentemente, cada elección trae consigo su propia implicación filosófica.

El dilema aplicado al Cristianismo

Una vez entendida su versión original pasamos a ver cómo es aplicado hoy en día el dilema de Eutifrón, especialmente como argumento contra la afirmación de que Dios existe. Dentro del Cristianismo existe toda una teoría monoteísta de la moral que trata de explicar que las cosas son santas en relación a Dios.

El teísta que cree que Dios es un ser necesario y posee las cualidades clásicas de deidad (omnipotente, omnisciente, omnipresente, omnibenevolente...) atribuye a él toda la realidad moral y fundamenta en él todo lo que es bueno. Dios es la fuente de la moral.

Partiendo de esta idea, muchos son los cristianos que defienden que Dios existe porque con su existencia podemos hablar “objetivamente” de lo que es bueno y correcto y diferenciarlo de lo que es malo e incorrecto.

Dios tiene que existir por necesidad porque, por ejemplo, matar a inocentes es algo universalmente visto como algo inmoral. Esta visión de este acto en concreto como inmoral sería la prueba de que existe un Dios que nos guía, diciendo qué está bien y qué esta mal, y cómo debemos actuar.

Y es aquí donde entra el dilema de Eutifrón esgrimido por los no creyentes, tanto adoptado a la visión del Dios cristiano como a Jehová, Alá o la deidad monoteísta que pertoque, aunque en vez de hablar de “lo santo” se pasa a hablar de “lo bueno”. Así pues, readaptando el dilema la pregunta sería “¿algo es bueno porque Dios lo dice o Dios lo dice porque es bueno?” Ambas opciones son contrarias y, al igual que con su versión clásica, tenemos que elegir una de ellas; no se pueden afirmar las dos como válidas a la vez.

En cierta manera se asemeja al dilema del huevo y la gallina, solo que aquí hablamos de moralidad y Dios y si la primera es consecuencia o no del segundo. ¿La bondad de las cosas existe por sí misma o es Dios quien decide que así sean las cosas? Si Dios decide, ¿entonces puede decidir que algo moral pase a ser inmoral? ¿es omnibenevolente en caso de que cambie de opinión? Si la moral no existe fuera de Dios ¿realmente se puede afirmar que todo lo “bueno” es bueno y todo lo malo es “malo”?

El dilema de Eutifrón ha sido muy usado por no creyentes como argumento para echar por tierra las posturas a favor de la existencia de Dios, puesto que con él, tanto si se escoge una u otra opción de las que plantea, se llega a la misma conclusión: no se puede demostrar que Dios exista a través de la moral hasta qué punto Dios, supuestamente omnipotente, decide si las cosas son buenas o malas o en qué medida tiene toda la capacidad de decidir acertadamente lo que es correcto, siendo supuestamente omnibenevolente.

Poniendo un ejemplo más práctico para entender todo esto que acabamos de decir. Imaginémonos que se acaba de usar el argumento moral para decir que Dios existe, esto es que la moral es objetiva porque emana de Dios mismo. Tiene que existir Dios porque gracias a él sabemos qué está bien y qué está mal. Luego, para refutar esto alguien habla del dilema de Eutifrón, diciendo que 1) o bien las cosas son buenas porque así lo decide Dios o 2) las cosas buenas atraen a Dios.

Si escogemos la primera opción implica que la moral objetiva no existe, puesto que no es algo que exista en la naturaleza en sí sino porque Dios así lo decide. Así pues todo el argumento usado para la existencia de Dios sería falseado, indicando que no podemos estar seguros de su existencia porque esta opción implica afirmar que la moral es arbitraria.

Si es arbitraria, si hay cosas que pueden ser un día buenas y otra malas, entonces Dios no es omnibenevolente porque, ¿qué motivo tendría para cambiar de opinión? ¿No se supone que lo que es correcto lo es para siempre?

¿Qué pasa si se elige la segunda opción? Siguen habiendo problemas con la teoría moral teísta. Esta opción dice que existen las cosas buenas independientemente de Dios y que son estas cosas las que dicta a Dios cuales deben ser sus preferencias morales. Se podría llegar a decir que estas propias cosas y sus características, en esta segunda opción, guían a Dios en su existencia conforme a eso que es bueno.

Esta segunda opción implica que Dios no es la fuente de la moral, y por lo tanto lo bueno existe independientemente de él. Como consecuencia de esto, la doctrina de la aseidad de Dios, es decir, poder confiar en él, se ve tremendamente afectada, puesto que ni él mismo sabría qué es correcto, tendría que recibirlo de la naturaleza de las cosas y tendríamos que confiar en que lo sabría ver.

Dios mismo debe someterse a lo bueno, él no decide qué está bien y qué esta mal, lo cual pone en duda el concepto de Dios como la máxima autoridad del universo. ¿Cómo va a ser el Ser Supremo si él no decide qué está bien o qué está mal, sino las propiedades de las cosas? ¿Qué está por encima de él y cómo soluciona este problema?

Las conclusiones en ambas opciones implican concluir que Dios, tanto si puede decidir qué es moral como si no, no es ni omnipotente ni omnibenevolente y que no se podría confiar en él. Si puede decidir sobre aspectos morales lo hace de forma arbitraria y, por lo tanto, su criterio podría no ser el más acertado ni el más benévolo. Si él no decide, entonces no tiene potestad absoluta sobre la naturaleza, sino que es más bien la naturaleza quien lo controla a él y decide qué debe hacer y qué no.

Otra opción a esto es que incluso Dios, aun dentro de su supuesta omnipotencia, no puede cambiar absolutamente todo, lo cual ya de por sí es una contradicción a esta cualidad. Como hemos mencionado antes, la idea de matar a inocentes está mal y nuestra mentalidad, sea cual sea, no concibe la posibilidad de que eso pueda llegar a estar bien en ningún escenario. Con lo cual, aún pudiendo cambiar lo moral y transformarlo en inmoral, habrían aspectos concretos como este en particular que Dios no podría alterar. Matar a inocentes es inmoral ya de forma natural, sin intervención de Dios.

¿Falso dilema?

Sin embargo los propios teístas cristianos han sabido darle la vuelta a la tortilla al dilema de Eutifrón, o mejor dicho falso dilema. Este ejercicio de reflexión filosófico-religiosa no tendría dos opciones aparentemente opuestas, sino que contaría realmente con una tercera si se aplica dentro del cristianismo. Como decíamos, la primera opción dice que las cosas son buenas porque Dios así lo decide y, por tanto, es la fuente de la moral. La otra opción es que las cosas son buenas y Dios se siente atraído por ellas. Sin embargo, lo que en el dilema no se plantea que ambas opciones realmente podrían ser correctas.

En el Cristianismo Dios es la fuente de la moral, pero más que decidir qué está bien y qué no es él quien emana moralidad. Es la fuente de la moral en el sentido de que si existe él tiene que existir por necesidad la moralidad. En otras palabras: lo bueno está en la propia existencia de Dios. Las cosas buenas serían inherentemente buenas en tanto que estuvieran conforme con la naturaleza de Dios que, al ser omnibenevolente y fuente de moralidad, sería inherentemente bueno y moral también y sus decisiones nunca errarían.

Así, desde esta visión, lo que sucede es que Dios y moral existen simultáneamente. La moralidad existe fuera de Dios, no es una decisión arbitraria de él, sino que es una consecuencia de su existencia. Dios no comunicaría a sus creyentes lo que es bueno porque lo ha encontrado ahí fuera, o porque él así lo ha decidido, sino porque ha encontrado aquellas cosas que, como consecuencia de su ser, de su existencia, se corresponden con lo que es realmente bueno.

Referencias bibliográficas:

  • Koons, J. (2012). Can God’s Goodness Save the Divine Command Theory From Euthyphro? European Journal for Philosophy of Religion 4 (1), 177-195
  • Rodríguez, C. (). ¿De qué trata el dilema de Eutifrón? Argentina. Equipo de Estudios Apologética Cristiana. http://www.apologetica.com.ar/dilema-eutifron/

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Postgrado de Actualización de Psicopatología Clínica en la UB.

Psicólogo/a

¿Eres psicólogo?

Date de alta en nuestro directorio de profesionales

Artículos relacionados

Artículos nuevos

Quizás te interese