Personalidades tipo A, B y C (características y cómo afectan a la salud)

Es posible distinguir entre tipos de personalidades que nos vuelven más propensos a la enfermedad.

Personalidad tipo A, B y C
La personalidad repercute en la salud.

Estos tipos de personalidad se refieren a cómo las personas responden al a situaciones cotidianas, así como las situaciones límite, traduciéndose en estrés. No obstante, se utilizan estos patrones de personalidad tipo A , B y C para asignar a los individuos con distintas formas de manifestar los pensamientos y conductas.

Personalidad y expresión del estrés

Friedman y Rosenman, cardiólogos, tras investigar la relación de distintos tipos de personalidades y enfermedades cardiovasculares, revelaron una correlación directa en el afrontamiento del estrés, tipo de personalidad y enfermedad.

Realizaron distintos estudios. En un primer estudio pudieron diferenciar los tipos de personalidades de los pacientes, destacando los que esperaban de forma tranquila y los que no podían estar mucho tiempo sentados y manifestaban movimientos inquietos a través de los brazos, manos y piernas o pies. Estos resultados no fueron aceptados en un principio por la comunidad médica; el cambio de dicha interpretación se produjo tras los resultados obtenidos en su investigación formal tal como expongo a continuación.

Tras este estudio, Friedman y Rosemann (1976) denominaron un primer comportamiento como Tipo A, e indicaron que tenían mayor riesgo de enfermedades cardíacas y correspondiente presión arterial alta en comparación al Tipo B,

Friedman y Rosenman realizaron un estudio longitudinal para demostrar la correlacion entre el tipo de personalidad e incidencia en las enfermedades cardíacas. Fué publicado en el Western Collaborative Group Study, en el cual se estudió a 3154 hombres sanos de entre 39 y 59 años a lo largo de ocho años y medio.

Ellos completaron un cuestionario con preguntas elaboradas por Friedman & Rosenman: tales como:

  • ¿Te sientes culpable si usas el tiempo libre para relajarte?
  • ¿Necesitas ganar en disfrutar juegos y deportes?
  • ¿Te mueves, caminas y comes rápido?
  • ¿A menudo intentas hacer más de una cosa a la vez?

Tras la obtención de las respuestas, concluyeron y diferenciaron los tipos de comportamientos expuestos tipo A y B.

Ambos patrones de personalidad eran propensos a desarrollar enfermedades coronarias. Pero tras diferenciar ciertos hábitos como el de fumar y ciertos etilos de vida, se pudo apreciar cómo las personas Tipo A de personalidad tenían practicamente la misma portabilidad de desarrollar enfermedades cardíacas que las personas del Tipo B.

Tras estos datos, y después de ocho años , los resultados obtenidos de los integrantes en el estudio fueron que 257 de ellos habían desarrollado una enfermedad coronaria. El resultado final era determinante, ya que el 70% de los hombres que habían desarrollado cardiopatía coronaria eran personalidades de tipo A.

¿Cómo son las personalidades tipo A, B Y C?

Tras todo ello podemos definir los diferentes tipos de personalidades y rasgos que diferencian no solamente el comportamiento si no también la repercusión de la ansiedad en el organismo.

Tipo A

Los individuos tipo A suelen a ser muy autoexigentes, competitivos y autocríticos. Son grandes luchadores, no son pacientes, se esfuerzan mucho para lograr sus objetivos, y una vez alcanzados no les producen una gran satisfacción.

Tienden a ser ambiciosos, manifestando una gran implicación sobre todo a nivel laboral. Tienden a ser impacientes, lo cual a largo plazo los hace improductivos, tras esto último se esfuerzan aún mas y esto convierte este patrón de comportamiento en un círculo vicioso, manifestando gran exigencia e incluso pudiéndose manifestar en agresividad.

Por otro lado, un estudio longitudinal realizado por Ragland y Brand (1988) también encontró que, según lo indicado por los pacientes con el Tipo A de Friedman, era más probable que sufrieran una enfermedad coronaria.

Tipo B

Las personas con patrón de comportamiento Tipo B tienden a ser más emotivos, pacientes y más reflexivos, manifestando niveles más bajos de ansiedad, mayores aptitudes creativas e imaginación. No suelen ser competitivos.

Tipo C

En cambio los patrones de comportamientos del Tipo C no suelen expresar las emociones con facilidad, omitiendo los sentimientos, sobre todo los negativos, como la rabia. Pueden ser extremadamente amables, para evitar conflictos, prevaleciendo el cumplimiento de las reglas sociales y la paciencia.

La incidencia de las enfermedades coronarias

El principal problema con el tipo A y el tipo B es el diagnóstico de enfermedad coronaria. Algunas investigaciones (por ejemplo, Johnston, 1993) se han concentrado en la hostilidad, argumentando que el tipo de comportamiento es un factor importante que conduce a la enfermedad cardíaca coronaria.

La personalidad tipo C se caracteriza por las personas que tienden a omitir sus sentimientos y reprimir sus emociones en lugar de afrontar y buscar soluciones. Manifestando mayor susceptibiliad o bien conductas o personalidades asociadas a ciertas patologías como el asma, resfriados o cáncer.

El Dr. Gianaros, profesor asociado de los programas de Psicología Clínica y Biológica y de Salud en el Departamento de Psicología de la Universidad de Pittsburgh, investiga la la conexión mente-cuerpo y sobre cómo repercuten a nivel físico los factores psicológicos y sociales. En 2017 en la revista la revista Biológica Psiquiatría, publicó un estudio al respecto.

En su estudio utilizó una combinación de métodos psicofisiológicos combinados con imágenes cerebrales para determinar las correlaciones neuronales a las reacciones de estrés cardiovascular situaciones de estrés, depresión, ira, ira, etc.

En este estudio, el Dr. Gianaros pretendía analizar las respuestas neuronales causadas por el estrés psicológico y la regulación emocional, y establecer la posible relación de los niveles de aterosclerosis preclínica, los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculare son el efecto de un deterioro progresivo a los vasos sanguíneos a través de la acumulación de placa en las arterias o de la aterosclerosis, lo cual tras el tiempo, reduce el flujo sanguíneos pudiendo provocar graves problemas como accidente cerebrovascular y muerte.

Tras dichos estudios y otras evidencias, se ve cómo las emociones negativas permanentes y el riesgo de aterosclerosis y enfermedades cardiovasculares correlacionan positivamente, posiblemente al aumentar los niveles de químicos inflamatorios que se originan en el organismos. Hoy en día se prosigue con las investigaciones de la Universidad de Pittsburgh, las cuales estudian la relación de los circuitos neuronales específicos que subyacen en dicho desarrollo, así como la regulación de las emociones negativas relacionadas con patologías como la aterosclerosis y enfermedades cardiovalculares.

El Dr. Gianaros cree que estos descubrimientos muestran que las mismas áreas del cerebro utilizadas para regular las emociones también regulan las respuestas inflamatorias, produciéndose mayor actividad cerebral e el trascurso la regulación de las emociones.

La actitud vital cuenta mucho

El optimismo, la risa la conciencia plena y técnicas de relajación y la a meditación, conexiones sociales ricas y estrategias de afrontamientos ante el estrés pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedad cardíaca así como otras patologías.

Las prácticas diarias de risa la, meditación consciente, la ecuanimidad y el mantener fuertes conexiones sociales pueden ser parte de una estrategia de prevención basada en el cerebro y el cuerpo que mejorará el bienestar psicológico y físico a largo plazo.

Sería interesante mantener estos estudios no solamente en el el patrón de comportamental del tipo A, pero también en el B y C.

Y recuerda, ¡Tú eres el creador de tu mente!

Licenciada en Psicología por la UNED. Máster en Psicología y Psicoterapia Clínica. Máster en Psicología Infantil y Adolescente. Ha trabajado y colaborado en distintas clínicas, asociaciones , centros y emisoras de radio. Trabaja en distintos ámbitos desde la adicción, trastornos alimenticios, enfermedades crónicas, terapia de grupo, cuidadores formales e informales, coach y formadora. Autora del libro: Manual para padres: Educar y entender las emociones de nuestros hijos. Actualmente profesora de Bircham International University.

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