Lofepramina (antidepresivo): usos, indicaciones y efectos secundarios

Este antidepresivo tricíclico se puede emplear para tratar algunos casos de depresión.

Lofepramina

Los antidepresivos tricíclicos son un grupo de fármacos empleados en el tratamiento de los síntomas depresivos.

La lofepramina es uno de ellos: este medicamento ejerce su efecto terapéutico sobre el estado de ánimo a través de la inhibición de varios neurotransmisores, principalmente noradrenalina y serotonina. Pero como la gran mayoría de antidepresivos tricíclicos, no está exento de reacciones adversas y efectos secundarios.

En este artículo te explicamos qué es y cómo actúa la lofepramina, qué usos médicos tiene, cuáles son sus principales efectos secundarios y contraindicaciones, así como su eficacia clínica en comparación con otros antidepresivos similares.

Lofepramina: características y usos clínicos

La lofepramina es un fármaco que pertenece al grupo de los antidepresivos tricíclicos. Fue desarrollado por Leo Pharmaceuticals, una empresa farmacéutica sueca, y comercializado en los años ochenta como tratamiento para la depresión, bajo los nombres comerciales de Gamanil, Lomont, Tymelyt, entre otros.

Los antidepresivos tricíclicos se han utilizado durante décadas para aliviar las alteraciones del estado de ánimo y los síntomas depresivos, aunque en la actualidad se han sustituido por otra clase de antidepresivos con menos efectos secundarios, como los inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS) y los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN).

Se ha sugerido que la lofepramina podría actuar, en gran parte, como un profármaco (un compuesto inactivo que, una vez metabolizado, se convierte en sustancia activa) de la desipramina, otro fármaco antidepresivo tricíclico que actúa, principalmente, inhibiendo la recaptación de noradrenalina. Como ocurre con la gran mayoría de antidepresivos tricíclicos, la inhibición de la recaptación de monoaminas (serotonina, dopamina, noradrenalina, etc.) es la forma en que ejercen su efecto terapéutico.

La dosis terapéutica inicial de la lofepramina suele ser de 70 mg, dos veces al día. Aunque, por lo general, la dosis se aumenta gradualmente y el paciente puede llegar a tomar entre 140 mg y 210 mg diarios. Este fármaco no tiene un potencial adictivo como otros antidepresivos tricíclicos (p. ej. la amineptina) y no provoca sedación. Al principio del tratamiento con lofepramina puede experimentarse cierto efecto activador, algo que algunos pacientes deprimidos encuentran desagradable.

Mecanismo de acción

La lofepramina es un inhibidor potente y selectivo de la recaptación de noradrenalina y un inhibidor moderado de la recaptación de serotonina. También actúa como antagonista débil de los receptores de acetilcolina (los de tipo muscarínico). Este medicamento tiene menos propiedades anticolinérgicas y antihistamínicas que la amitriptilina, uno de los antidepresivos tricíclicos clásicos.

Como hemos comentado anteriormente, la lofepramina se metaboliza ampliamente en desipramina; sin embargo, es poco probable que este hecho desempeñe un papel sustancial en sus efectos generales, ya que este antidepresivo exhibe una toxicidad más baja y efectos secundarios anticolinérgicos en relación con la desipramina, al tiempo que conserva una eficacia clínica equivalente.

Tras la administración oral, el fármaco se absorbe rápidamente y las concentraciones máximas en plasma de lofepramina y desipramina se alcanzan en 1 hora y en 4 horas, respectivamente. La vida media de eliminación plasmática de este antidepresivo es bastante corta; no obstante, la vida media de eliminación larga de la desipramina (12 a 24 horas) puede conducir a la acumulación del fármaco con la administración repetida, un aspecto a tener en cuenta al iniciar el tratamiento.

Efectos secundarios

Las reacciones adversas más frecuentes tras el uso de antidepresivos tricíclicos incluyen: ansiedad, agitación, insomnio, sensaciones anómalas o parestesia, hipotensión arterial, mareos, irritabilidad y confusión.

Estos síntomas son compartidos por la lofepramina, que además puede provocar los siguientes efectos secundarios propios (cuya frecuencia no se conoce con certeza).

1. Efectos digestivos

Entre los efectos digestivos más habituales están el estreñimiento, la diarrea, sequedad bucal, náuseas, alteraciones en el sentido del gusto o del olfato, y vómitos.

2. Efectos cardiovasculares

Los efectos sobre el corazón tras el consumo de lofepramina pueden incluir: arritmias, cambios en el electrocardiograma (la representación gráfica de la actividad eléctrica del corazón en función del tiempo), un ritmo cardíaco anómalo, bloqueo cardíaco, muerte cardíaca súbita y frecuencia cardíaca alta.

3. Alteraciones sanguíneas

Aunque la frecuencia de estas alteraciones sanguíneas es desconocida, pueden darse recuentos anormales de las células sanguíneas, cambios de azúcar y niveles bajos de sodio en sangre.

4. Efectos mamarios

El consumo continuado de lofepramina puede provocar un aumento de las mamas, incluso en varones. Además, también puede darse una secreción espontánea de leche materna que no está relacionada con la lactancia o el embarazo.

5. Efectos sobre la piel

El uso de lofepramina también puede generar alteraciones cutáneas como: sudoración anormal o excesiva, pérdida de cabello, urticaria, comezón, aumento de la sensibilidad a la luz y erupciones.

6. Alteraciones cognitivas y psiquiátricas

Los efectos mentales incluyen alucinaciones, delirios, migrañas, manía e hipomanía, convulsiones y comportamiento suicida.

7. Otros efectos

Otras reacciones adversas implican: cambios de apetito, visión borrosa, dificultad para vaciar la vejiga, dificultad para hablar (al no poder mover los músculos necesarios para articular palabras), problemas hepáticos, acúfenos (zumbido en los oídos), disfunción sexual (p. ej. impotencia), hinchazón y cambios de peso.

Contraindicaciones

Para usar la lofepramina con precaución se recomienda prestar atención a las siguientes contraindicaciones:

  • Enfermedades cardiovasculares

  • Glaucoma de ángulo estrecho

  • Insuficiencia renal o hepática

  • En el período de recuperación tras un infarto de miocardio

  • En arritmias (especialmente, bloqueo cardíaco)

  • Manía

  • Personas en tratamiento con amiodarona o terfenadina

Eficacia clínica

En los ensayos clínicos realizados se ha observado que la lofepramina es un antidepresivo eficaz, con un inicio de acción de menos de 2 semanas cuando se administra en dosis de hasta 210 mg por día a pacientes con distintos tipos de depresión.

Los estudios controlados con doble ciego han demostrado que su eficacia antidepresiva general es significativamente mayor que el placebo, y comparable a la de la imipramina, amitriptilina, clomipramina, maprotilina y mianserina.

En tres estudios que se llevaron a cabo en 6 semanas, con la participación de pacientes deprimidos, la lofepramina produjo reducciones en las puntuaciones de la escala de depresión de Hamilton de, aproximadamente, el 60%, que fueron similares a las producidas por la imipramina y la amitriptilina, y mayores que las producidas por la clomipramina. Además, los resultados de dos estudios multicéntricos no comparativos realizados en 4 semanas, concluyeron que la lofepramina tiene una eficacia ansiolítica significativa, amén de sus propiedades antidepresivas.

Por último, señalar otro estudio aleatorio con doble ciego de seis semanas en el que se comparó la paroxetina frente a la lofepramina en el tratamiento de 138 pacientes con trastorno depresivo mayor. Los resultados mostraron que la eficacia antidepresiva de la lofepramina fue comparable a la de la paroxetina en el tratamiento de pacientes deprimidos y se obtuvieron mejoras similares en ambos grupos en las puntuaciones medias totales de la escala Montgomery-Asberg para la depresión.

Referencias bibliográficas:

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Psicólogo Sanitario

Psicólogo sanitario por la Universidad del País Vasco y especialista en Neuropsicología. Experto en rehabilitación cognitiva y neuroterapias como biofeedback, neurofeedback y realidad virtual. Redactor de contenidos online sobre psicología y neurociencias.

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