Hoy en día está en auge la psicología y el cuidado del bienestar personal. Cada vez son más las personas que prueban a pedir ayuda profesional para trabajar en su desarrollo personal y resolver problemas psicológicos.
Un problema habitual tratado en terapia es la baja autoestima. Tener bajos niveles de autoestima condiciona mucho nuestras acciones, las decisiones que tomamos, nuestra manera de relacionarnos con los demás y nuestro bienestar psicológico general.
En consecuencia, la baja autoestima es determinante en cuanto al desarrollo personal. ¿Pero de qué manera en concreto influye la autoestima en el desarrollo personal? En este artículo te describo qué es el desarrollo personal, qué es la autoestima y cómo influye esta última en la primera.
¿Qué es el desarrollo personal?
El desarrollo personal es el crecimiento de nuestras capacidades y habilidades, con el fin de superarnos a nosotros mismos y alcanzar mayor calidad de vida. Entre las destrezas que se buscan mejorar se encuentran las habilidades sociales, las de gestión emocional y la capacidad para tomar decisiones, aumentando así el bienestar psicológico.
El foco del desarrollo personal depende de qué valores tenga la persona, es decir, qué áreas vitales o ideas morales son más importantes para cada persona (la familiar, los amigos, el trabajo/estudios, la espiritualidad, la honestidad, el contacto con la naturaleza…). De esta manera, los objetivos del desarrollo personal son decisiones íntimas.
Cualquier crecimiento es siempre progresivo, y el desarrollo personal no lo es menos. Este proceso necesita paciencia, respeto hacia nuestro propio ritmo y tiempo. De hecho, podemos entender el desarrollo personal como una serie de proyectos de vida, los cuales son deseables pero siempre inalcanzables, ya que siempre vamos a poder seguir desarrollando nuestras habilidades y crecer como personas, no hay un final.
Sin embargo, esto no quiere decir que para desarrollarnos personalmente tengamos que trabajar con el fin de lograr la máxima excelencia y capacidad en todo. El desarrollo personal se convertiría en un camino agotador y tortuoso, y esta no es la idea. Recuerda que el objetivo es mejorar tu calidad de vida, trabajando en valores que te llenan como persona y aprendiendo a sentirte bien contigo mismo/a.
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¿Qué es la autoestima?
Entendemos como autoestima a la valoración subjetiva que hacemos sobre nosotros mismos. Es necesario distinguirlo del término de autoconcepto, el conjunto de creencias que tenemos acerca de nosotros y que conforman la imagen mental de nosotros mismos. La autoestima es precisamente la opinión que tenemos sobre esta imagen mental, y se considera a su vez el componente emocional del autoconcepto.
Esta opinión se desarrolla en base a nuestras propias experiencias: la autoestima depende de los éxitos o fracasos percibidos que hayamos tenido en nuestra vida. Dentro de estas experiencias, se incluyen las interacciones sociales. Por eso, un factor que influye en gran medida es la opinión de los demás entendida a través de comentarios, halagos o insultos, miradas y actos.
La autoestima también depende de nuestras emociones. Cuando nos encontramos de mal humor o con un estado bajo de ánimo, tendemos a valorarnos a nosotros mismos con una perspectiva más pesimista, y viceversa. Un ejemplo muy claro es cuando nos miramos al espejo. ¿Te ha pasado que los días que te levantas con el pie torcido te ves más feo/a? ¿Y, en cambio, los días que estás de mejor humor te ves más atractivo/a?
Al mismo tiempo, la autoestima también funciona como si fueran unas gafas a través de las cuales vemos la vida y nuestros propios actos. En función de nuestro nivel de autoestima, haremos una interpretación del pasado, presente y futuro hacia un sentido más positivo o hacia uno más negativo. De esta manera, las personas con baja autoestima tenderán a pensar que han cometido un error muy grave y lo van a juzgar, y esto les llevará a un estado de hiperalerta continuo sobre qué opinan los demás de cada una de sus acciones.
Como puedes ver, los niveles bajos de autoestima están muy asociados a emociones desagradables, además de ser agotador. Por eso no es de extrañar que la baja autoestima esté también relacionada con trastornos psicológicos. De hecho, suele ser un síntoma común entre muchos trastornos, como la ansiedad social, la depresión o algunos trastornos de personalidad.
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¿Cómo influye la autoestima en el desarrollo personal?
Una vez descritos ambos términos, ya podemos responder a la pregunta de cómo influye la autoestima en el desarrollo personal: en función del nivel de autoestima que tengamos, podremos avanzar más fácilmente o no en nuestro desarrollo personal.
Un nivel bajo de autoestima implica tener una percepción subjetiva de inutilidad, incapacidad o falta de habilidades. Esta imagen provoca en la persona miedo a hacer cualquier cosa fuera de su zona de confort, ya que teme fallar de nuevo. Si tenemos miedo al fracaso y, por tanto, a probar nuevas actividades, es posible que el miedo nos bloquee y no nos permita poner en práctica habilidades aprendidas de forma teórica en terapia.
No solo eso, sino que a veces la autoestima baja no nos permite disfrutar de nuestros logros conseguidos, ya que con esas gafas puestas infravaloramos el logro o no lo atribuimos a nuestras propias capacidades (porque creemos que no las tenemos) sino que ha sido suerte.
Sin embargo, recordemos que la autoestima es una visión muy subjetiva de los hechos, de manera que tener una baja autoestima no es sinónimo de una falta de habilidades. Puede que nos hayamos quedado con una conclusión obsoleta de una experiencia que pasó hace años en la que sí que fracasamos. No obstante, lo más probable es que durante este tiempo ya hayamos tenido un desarrollo personal que nos haya permitido aprender a afrontar la misma situación de otra manera, pero ya no queremos probar por miedo.
Si este es tu caso y te sientes identificado/a con lo descrito en el artículo, te animo precisamente a buscar una manera de empezar tu desarrollo personal. La baja autoestima genera un sentimiento de insatisfacción vital y de rechazo hacia uno mismo/a. Por eso, puede ser una buena razón para querer crecer como persona y entrenar nuevas habilidades, independientemente de si tu percepción de ti mismo/a es acertada o está distorsionada por el pesimismo.
¿Cómo trabajar tanto el desarrollo personal como la autoestima?
Por suerte para ti, el trabajo del desarrollo personal es una buena manera de mejorar la autoestima, precisamente. De modo que si acudes a terapia por un motivo u otro, las estrategias para abarcar los dos términos son los mismos. Ten paciencia durante todo el proceso, ya que el desarrollo personal requiere bastante tiempo y la autoestima es una opinión que te has formado durante toda tu vida, así que es algo difícil de cambiar, y menos rápidamente. Te dejo aquí los pasos que puedes dar para empezar a trabajarlos.
1. Identifica en qué valores personales quieres profundizar
Ya hemos mencionado antes que las áreas vitales o ideas morales en las que vas a trabajar dependen de tu propia forma de ser y es una decisión completamente personal. Por eso, el primer paso para buscar el bienestar psicológico es decidir en qué áreas vas a centrarte para desarrollar tus habilidades. Recuerda no escoger tantos que no puedas abarcarlos. Si te resulta complicado identificar cuáles son más importantes para ti, dale a todos un valor numérico que indique cómo de relevante son y ordénalos en función de esos números.
2. Define metas concretas
Una vez realizado ese paso, concrétalos aún más: establece objetivos o metas dentro de cada una de ellas. Recuerda que el desarrollo personal es un camino sin fin, de manera que es relevante definir objetivos a lo largo de todo el camino, tanto a corto como largo plazo, para que te vayan marcando el camino. De esta manera, conseguirás no exasperar por ver un final inalcanzable y te sentirás más competente cada vez que cumplas uno de ellos.
Para hacerlos concretos, pregúntate cuándo vas a hacerlo, de qué manera, con quién, cuántas veces… Recuerda ir poco a poco y no establecer metas demasiado altas que te puedan frustrar. Si es posible, prevé posibles problemas que puedan surgir y haz un plan para afrontarlos. Si te resulta demasiado difícil un objetivo, sepáralo en metas más pequeñas para afrontarlas mejor.
3. Remodélate
Ha llegado la hora de salir de tu zona de confort y llevar a la práctica todo lo que has planeado. De esta manera, podrás empezar a aprender habilidades nuevas y ver cómo de efectivo/a eres. Para ello, pregúntate qué te ha estado frenando hasta ahora. Supera ese miedo, cambia lo que no te gusta y sal del modo automático.
Si tu satisfacción vital no aumenta, reevalúa los valores que has escogido, puede que no sean los que más encajen contigo o no haya pasado el suficiente tiempo. Y, sobre todo, ten en mente que has empezado el trabajo del desarrollo personal y la mejora de autoestima para mejorar tu calidad de vida y bienestar psicológico, así que lo más importante es que disfrutes del camino.