Saber qué emoción estás sintiendo en cada momento del día te permite tener mejor control sobre tus reacciones y sobre tus decisiones. Por otro lado, saber cómo manejar esa emoción que estás sintiendo te facilita tener mayor seguridad en ti, porque manejar la emoción implica saber expresarla.
Por tanto, si sabes expresar y descargar adecuadamente tu tensión emocional, queda en ti libre un espacio disponible para sentir bienestar. Ese bienestar te va aportando la seguridad de haber hecho lo adecuado para ti, y el resultado de eso es una mejora directa de la autoestima. Por eso he decidido escribir este artículo para hacer hincapié en la necesidad de saber cómo gestionar tus emociones para que tu autoestima mejore.
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La relaión entre la autoestima y las emociones
Autoestima y emociones no son lo mismo, pero lo cierto es que entre ambos conceptos hay una relación directa, y ambas tienen influencia en tu bienestar general.
Cuando tu autoestima es elevada, sientes tus emociones auténticas y las usas para expresar tu singularidad individual. Es decir, te quieres y te ves a ti misma tal cual eres, te respetas y te valoras con tus cualidades y pones interés en trabajar en tus áreas de mejora personal. También estás satisfecha con tu presente, sientes alegría, y agradeces lo que te rodea y sucede en tu vida, con una actitud de aceptación incuestionable.
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La baja autoestima frena las emociones naturales
Cuando tienes un nivel de autoestima bajo, tu concepto de ti está distorsionado por el dolor de tus experiencias y por el resultado de las mismas, y eso hace que la percepción de tus emociones sea negativa. También hace que intentes evitar sentir o expresar aquellas emociones con las que te sientes incómoda/o o con las que temes ser rechazada/o o no ser valorada/o en tu entorno, como la frustración, la rabia, el enfado, la autocompasión o la tristeza.
Es habitual que, ante esas emociones, si tienes baja autoestima, generes mecanismos de defensa, o incluso uses filtros con los que expresas emociones diferentes a las que sientes, o incluso que te niegues a ti misma/o aquello que verdaderamente estás sintiendo con la experiencia que te ocupa.
Las emociones que no sientes provocan confusión
Eso te provoca confusión interna, y también confunde a las personas que te rodean, por mucho que te conozcan, porque tus emociones no les ayudan a orientarse contigo.
Eso significa que te resulta más difícil identificar lo que necesitas, pues la manera de hacerlo con acierto es a través de tus verdaderas emociones.
El malestar que sientes como consecuencia, es inevitable, porque al no reconocer lo que necesitas, por causa de no sentir o no expresar tus verdaderas emociones, no logras satisfacer tu necesidad, incluso ni tan siquiera llegas a identificarla. Y la no satisfacción de tus necesidades, te mete en un círculo de insatisfacción y frustración personal, que reduce aún más tu nivel de autoestima pues internamente piensas que, o bien no mereces tener lo que necesitas, o no eres capaz de obtenerlo. Y en ambos casos tu malestar está garantizado.
Cómo mejorar la autoestima gestionando las emociones
Sigue estos consejos para reforzar tu autoestima y hacer que sea equilibrada.
1. Usa los filtros de forma consciente
La primera indicación sería comprender que usar filtros para expresar lo que sientes está bien, siempre que seas consciente de ese filtro y lo uses sólo en aquellos momentos en los que sepas que el perjuicio de usarlo es menor que el hecho de no expresarte con autenticidad.
2. Crea permiso interno para tu sentir emocional
No olvides que también es posible que tengas que habilitar permisos internos con los que sentirte libre para sentir lo que sientes. A veces la forma en la que has sido educado, y el aprendizaje que has hecho en tu infancia de qué emociones se podían sentir, y cuáles no, por motivos ajenos a ti, ciertamente, ha hecho que no te permitas expresar lo que sientes de verdad, y eso afecta a todo tu comportamiento emocional.
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3. Sigue los pasos de la gestión emocional
También has de tener en cuenta que la gestión de las emociones conlleva una serie de pasos:
- Identifica lo que sientes: ponerle nombre
- Haz una comprensión de qué es, en qué parte de tu cuerpo lo sientes y, si te produce malestar, en qué intensidad.
- Observa qué tipo de reacciones te provoca eso que sientes, qué cosas te dan ganas de hacer, y si son destructivas hacia ti o hacia otro (juzgar, culpar, aislarte, agredir, dejarte agredir, manipular, etc.).
- Rebaja la tensión con alguna técnica de relajación, o con ejercicio físico
- Busca otro tipo de reacciones. La decisión de cómo actuar está en tus manos, usa tu control mental para modificar la interpretación negativa que probablemente estés haciendo de los hechos.
4. Toma conciencia de tu necesidad y cúbrela
En este punto es muy importante tomar conciencia de lo que necesitarías hacer para que el malestar que te empuja a esas reacciones negativas dejase de existir, porque ahí está la clave de la necesidad de la que te tienes que ocupar, es decir, la necesidad que tienes que satisfacer, para recuperar tu bienestar, y a partir de ahí, darte cuenta que has sido tú y sólo tú el artífice de tu mejoría.
Ana ElÓ AnguÉ
Ana ElÓ AnguÉ
Terapeuta Experta en Gestión Emocional
5. Celebra tu logro
Cuando consigues elegir de forma consciente otra manera de expresar lo que sientes sin herirte ni herir a nadie, de manera que al mirar hacia atrás te sientas orgulloso/a de tus acciones (que no reacciones), y te has ocupado de tu necesidad de manera satisfactoria, sin dejarla en manos de nadie, es cuando puedes apuntártelo como un logro, para que se añada a la cuenta emocional favorable, y tus niveles de autoestima suban.