¿Qué ocurre cuando cometemos un error? ¿Durante cuánto tiempo nos criticamos? ¿Cuánto tiempo nos quedamos enganchados a esa sensación de culpa o vergüenza?
A lo largo de nuestra vida nuestras acciones tienen consecuencias agradables y desagradables para nosotros y para los demás; con estas últimas tendemos a quedarnos estancados, dándole vueltas a todo lo que hemos hecho mal, criticándonos a nosotros mismos y con el sentimiento de culpa presente cada vez más grande.
En estos casos es importante aprender a ser autocompasivos.
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Los elementos del ser autocompasivo
Ser autocompasivo implica ser capaz de ser amable y comprenderse a uno mismo, sobre todo en los casos que comentábamos anteriormente donde he cometido algún fallo o error. Esto no implica que nos autocompadezcamos o victimicemos, ya que, el ser compasivos con nosotros mismos, debe incluir el que hagamos un aprendizaje al respecto y que seamos proactivos con nuestra circunstancia.
Según Kristin Neff, la autocompasión está compuesta por:
- Auto-bondad: ser amables con nosotros mismos en casos en los que hemos cometido errores o en los que estamos sufriendo, en lugar de, hacer uso de la autocrítica y el castigo.
- Humanidad común: comprender y aceptar que el fracaso y el dolor forma parte de ser humano, que es una experiencia que compartimos y que no nos aísla del resto de la sociedad.
- Conciencia plena: dirigida sobre todo a emociones desagradables, sin sobredimensionarlas, entendiendo que forman parte de la vida y sintiéndolas en la medida de lo que está ocurriendo.
A estos tres puntos que forman parte de la autocompasión según Kristin Neff, yo les añadiría, como comentaba anteriormente, el aprendizaje. Para no convertir ese ser amable con nosotros mismos en situaciones de fallo o sufrimiento en ser autoindulgentes o autocompadecernos, es importante que, además de entender que estas experiencias forman parte del ser humano, también hagamos un aprendizaje o vista global de la situación para crecer como individuos.
Ser compasivos con nosotros tiene beneficios a nivel personal y social. Esto es debido a que el ser autocompasivos e intentar comprendernos fomenta que podamos ser más empáticos con las personas de nuestro entorno, la calma que conseguimos con nosotros mismos favorece que seamos personas más pacientes con los demás y potencia el crecimiento personal al ser capaz de ver la realidad de una forma menos dramática y realizar aprendizajes al respecto y con ello la autoestima.
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¿Qué hacer?
Para comenzar a lograr el objetivo de ser autocompasivo te propongo que comiences probando los siguientes ejercicios:
1. Toma consciencia de tu diálogo interno
Para empezar a ver si estás siendo muy autocrítico y en qué situación te encuentras contigo mismo comienza por identificar cómo dialogas contigo mismo en las situaciones estresantes, fallos o errores del día a día.
Puedes escribir frases que te sueles decir en esos momentos y analizarlas a posteriori. ¿Le hablarías así a algún amigo? Una vez hayas hecho este punto puedes comenzar por cambiar ese diálogo enfocándolo desde una perspectiva más amable y respetuosa contigo mismo. Por ejemplo: si comienzo con un nuevo trabajo y cometo un error puedo cambiar el “no sirvo para nada” o el “nunca lo voy a poder hacer bien” por un “ahora mismo no tengo mucha experiencia, pero poco a poco puedo ir mejorando mi rendimiento”.
2. Autoconocimiento
Pasar tiempo a solas y conocernos a nosotros mismos facilita que seamos más conscientes de nuestras emociones y que seamos capaces de vivirlas sin sobredimensionarlas más fácilmente. Pasa tiempo contigo, no ignores lo que sientes y reflexiona sobre ello.
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3. Observa la situación como un espectador
Intenta cambiar el foco y ver la situación desde fuera. Esto nos ayuda a ver diferentes puntos de vista y si somos especialmente críticos con nosotros el imaginar a otra persona en la situación que nos hayamos nos permite sentir compasión por esa persona y comenzar a tratarnos como trataríamos a un amigo que estuviera en la situación en la que actualmente nos encontramos.
Regina López Riego
Regina López Riego
Psicóloga General Sanitaria
4. Perdónate
Por último, si sientes que llevas contigo una piedra de culpa que no puedes quitarte, que siempre te acompaña y que no te permite ser amable contigo mismo, deberías realizar un perdón dirigido hacia ti. A veces puede resultar muy complicado hacerlo nosotros solos, y quizás si estás en esta situación lo mejor que puedes hacer es buscar un profesional que te inspire confianza y empezar a trabajar en ti y en tu bienestar.