Parece haber siempre una desesperanza en todas las conversaciones sobre violencia. La violencia es un problema multifactorial que tiene raíces biológicas, sociales, culturales, psicológicas, económicas, ambientales y políticas. Así, no hay una solución simple o única al problema de la violencia: esta debe ser abordada desde múltiples niveles de acción y prevención y desde diferentes sectores de la sociedad simultáneamente.
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¿Qué es la violencia intrafamiliar?
La violencia intrafamiliar puede ser de diferentes tipos, unos más visibles que otros, a nivel físico, emocional y/o psicológico. También puede ser dirigida a diversas personas: de hijos a padres, de padres a hijos, en la pareja o hacia personas mayores. Todo tipo de violencia tiene un componente de control y poder. La violencia intrafamiliar tiene un profundo impacto en todos los miembros que componen el sistema familiar, tanto si la violencia va dirigida a ellos como si son testigos de ésta.
Para ofrecer una intervención efectiva contra la violencia y los efectos profundamente perniciosos de ésta en todo el que está cerca, necesariamente hemos de realizar una evaluación exhaustiva al comienzo de la terapia y de forma continuada durante toda la intervención. La violencia intrafamiliar se esconde detrás de la vergüenza, el miedo, la proyección y los límites familiares: no podemos trabajar lo que no nos muestran y comparten, lo que no vemos o no conocemos.
Cuando -como profesionales- sospechamos que hay abuso debemos evaluar las dinámicas de los conflictos familiares; en ocasiones aún preguntando directamente es usual no obtener una visión global del problema. Por esto es muy importante empezar la terapia desde el principio aunque no tengamos información o ésta sea limitada. De esta manera ha de trabajarse en cada caso con una combinación de evaluación y tratamiento simultáneos y continuados, para una efectividad más sólida.
La prevención primaria: el combate contra la violencia intrafamiliar
La prevención primaria, detener la violencia antes de que se lleve a cabo siempre que sea posible, parece en teoría tener una base relativamente sencilla. Sin embargo, en realidad es un proceso complejo. Muchos esfuerzos de prevención de la violencia intrafamiliar se centran en el individuo, educando e informando al maltratador y a la persona en riesgo de ser víctima a la vez que se activan acciones de protección para esta última también.
No obstante, es fundamental recordar que todo trabajo de prevención ha de tener en cuenta un panorama más amplio, que incluye diferentes sistemas: el de la familia, de las diferentes organizaciones de la comunidad más inmediata donde esa familia se desenvuelve, y los sistemas sociales más generales ya establecidos como son el Sistema Nacional de Salud, Servicios Sociales y el Sistema de Educación, por nombrar solo alguno de ellos.
Ningún acto de violencia es causado o prevenido de forma aislada. En los Servicios Sociales ingleses todo trabajo con las familias se asienta en el Marco de Evaluación que tiene en cuenta tres aspectos fundamentales a la hora de evaluar o trazar un plan de acción, bien sea de prevención o intervención:
- Necesidades de Desarrollo del Niño/Adolescente
- Capacidad Parental de los Padres o Cuidadores
- Factores Familiares y Ambientales
La violencia en casa, una lucha global
Lo ideal es que la violencia se afronte siempre desde un esfuerzo conjunto realizado desde diversas intervenciones atajando los diversos factores e implementando una estrategia global de actuación que recoja desde los factores más individuales como por ejemplo la conducta agresiva de un adolescente o el problema de abuso de sustancias de un miembro de la familia, pasando por los aspectos familiares (formas de disciplina en el hogar), culturales (creencias sobre la educación de los hijos) y factores más sociales, como ser parte de una pandilla callejera, ser refugiado o tener un determinado estatus socioeconómico.
A nivel individual, se sabe que la historia personal y los factores biológicos también tienen su influencia en cómo los individuos se comportan y puede aumentar su probabilidad de convertirse en víctima o maltratador. Desde una perspectiva sistémica el individuo se entiende en relación con las personas del entorno y cómo estas relaciones funcionan y dan forma a la experiencia de ese individuo. El entorno más inmediato de un individuo es la familia.
Las relaciones personales, pueden influir en el riesgo de convertirse en víctima o perpetrador de la violencia. Por ejemplo, tener amigos violentos puede influir en que una persona joven se involucre o se convierta en una víctima de la violencia. Desde una perspectiva sistémica se tiene en cuenta la complejidad de las dinámicas familiares de las que el niño/adolescente es parte, así como las dinámicas con otras personas significativas en el entorno del niño/adolescente y la familia.
Diferentes factores sociales influyen en que la violencia se refuerce o se inhiba. Estos incluyen políticas económicas y sociales que mantienen las desigualdades socioeconómicas entre las personas, la disponibilidad de armas, y las normas sociales y culturales que apoyan la violencia como un método habitual para resolver los conflictos. Los contextos comunitarios en los que se producen las relaciones sociales, como escuelas, vecindarios y lugares de trabajo, también influyen en la violencia. Los factores de riesgo pueden incluir aquí el nivel de desempleo, la densidad de población, la movilidad y la existencia de un espacio donde se vende drogas o armas.
Conclusiones
En resumen, la violencia intrafamiliar desde un punto de vista sistémico entiende que la familia es un sistema de relaciones que se desenvuelve no solo en una cultura intrafamiliar única sino que incluye prácticamente todos los sectores de nuestra sociedad, tales como educación, salud, gobierno, aplicación de la ley, religión, familia, medios de comunicación, y otras instituciones y factores asociados p.e, inmigración, que tienen un efecto sobre el desarrollo de cada uno de los miembros de la familia y en la familia como sistema.
Por lo tanto, si todos estos factores están interrelacionados en el individuo y su conducta, tiene sentido que las respuestas más eficaces contra la violencia sean multifactoriales. La violencia intrafamiliar no puede entenderse como aislada, sino como una pieza más dentro del gran rompecabezas que son las relaciones humanas.