​Síndrome de Amok: causas, síntomas y tratamiento

Impulso homicida con base cultural. ¿Cómo explicar este curioso trastorno?

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Trastornos como la esquizofrenia, los trastornos de ansiedad, la depresión mayor o el trastorno obsesivo-compulsivo son ampliamente conocidos por la gran mayoría de la población.

Se trata de condiciones que se dan de forma consistente en la gran mayoría de culturas del planeta, variando ocasionalmente sus manifestaciones pero presentando patrones distintivos mayoritarios.

Sin embargo, no todos los trastornos mentales resultan tan comunes. Existen algunos síndromes y trastornos que se considera que aparecen específicamente en determinadas culturas, ligados a sus creencias y estilos de vida. Uno de estos casos es el conocido como síndrome de Amok, o locura homicida.

Un trastorno poco común: explorando el Síndrome de Amok

El síndrome de Amok es un trastorno muy poco común cuya principal característica es la aparición de un brote de furia salvaje que induce al sujeto a un comportamiento asesino, provocando el asesinato o lesiones graves con intención de matar a todas las personas con las que se encuentre el sujeto.

Este brote o episodio surge de forma aparentemente aleatoria, sin que exista ningún fenómeno que provoque el ataque. Dicho episodio suele acabar con la muerte del sujeto, siendo producido bien por el suicidio del sujeto o bien por el hecho de ser abatido con el fin de detener el ataque.

Se ha observado además que en muchos casos los individuos con este síndrome presentan una serie de pródromos o síntomas que indican la posible presencia futura del trastorno. Concretamente resultan comunes la presencia de una depresión moderada, aislamiento y un elevado nivel de fatiga.

En los casos en que el sujeto que presenta el síndrome de Amok sobrevive, se ha observado la presencia de amnesia lacunar (es decir no recuerdan el episodio homicida) y un elevado nivel de fatiga y agotamiento tanto físico como mental.

Se trata de un síndrome tradicionalmente vinculado a la cultura, visualizado y descrito por primera vez en la población malaya. Históricamente también se ha asociado a otras culturas, como en el caso de los guerreros Berserker vikingos, los cuales eran conocidos por entrar en un estado de rabia en batalla durante el cual agredían tanto a enemigos como a aliados con especial ferocidad y resistencia al dolor.

Etiología (causas) del Amok

Las causas de este trastorno no son aún bien conocidas, debido a su poca prevalencia general y al hecho de que una gran parte de afectados acaban muriendo, sea mediante suicidio o siendo abatidos para poner fin a su actuación.

Sin embargo, se señala que para la población malaya este síndrome se consideraba una respuesta a la frustración y a la humillación. Asimismo también las creencias de tipo religioso de esta población, en las que se incluían las ideas de posesión por parte de espíritus, facilita la sugestión y presencia de este tipo de actuaciones, así como de una interpretación mágica del fenómeno.

Se ha detectado asimismo que la presencia de trastornos físicos crónicos es relativamente común en sujetos con síndrome de Amok, y no resulta totalmente descartable que suceda durante un episodio de intoxicación por sustancias. Concretamente se ha observado que en las regiones indonesias donde se detectó este trastorno es común el consumo por parte tanto de adultos como de infantes de Brugmansia suaveolens o floripón, el cual se utiliza como calmante así como para preparar bebidas alucinógenas.

Un trastorno no tan específico de la cultura como se pensaba

Si bien se considera un trastorno ligado a la cultura, el síndrome de Amok se ha visto a lo largo de los últimos tiempos expandido y exportado a un nivel más global, siendo asociado por algunos expertos a múltiples asesinatos en masa producidos recientemente. Sin embargo, no está claro hasta qué punto es debido al intercambio cultural, ya que no se puede separar el aumento del alcance de la globalización de otros factores que también podrían explicar este fenómeno.

Perfil típico del afectado

Se ha mencionado con anterioridad que el síndrome de Amok es un trastorno muy extraño y difícil de ver en la población. Sin embargo, las graves implicaciones y consecuencias de este síndrome han provocado el estudio tanto de este trastorno como de las características de aquellos que lo padecen, con lo que se han visualizado patrones comunes en los sujetos que lo han padecido.

Generalmente, los sujetos en los que surge este síndrome suelen ser varones, normalmente jóvenes, que presentan una personalidad tímida, introvertida y poco expresiva. Suelen ser sujetos que presentan un elevado nivel de inhibición vital y en ocasiones sentimientos de insatisfacción y frustración. Resulta común que a lo largo de su vida se haya vivido algún tipo de experiencia traumática para ellos insoportable.

La presencia de un historial de hostigamiento muy prolongado en el tiempo, como en el caso del bullying, o de violencia dentro de la familia es un elemento frecuente encontrado en los sujetos que han padecido este trastorno, sugiriéndose que el padecimiento del brote puede deberse a secuelas de estos fenómenos que surgen provocando una ira homicida.

Aumento de la prevalencia

En los últimos tiempos se ha detectado un aumento de la prevalencia del síndrome de Amok. Esto es debido al conocido efecto llamada, a través del cual la observación de determinados casos y sus consecuencias pueden provocar que otras personas imiten la actuación de estos sujetos. 

Así, se produce un aprendizaje de una forma de conducta que es posible que los sujetos no tuvieran con anterioridad, pudiendo estos valorar y desear el nivel de captación de atención social que observan para ellos mismos. El mismo fenómeno se ha observado en casos de violencia de génerosuicidios, vandalismo e incluso homicidios o terrorismo.

Crímenes aparentemente asociados al síndrome de Amok

El síndrome de Amok es un trastorno extremadamente raro y poco habitual, pero el hecho de que puede provocar el cometimiento de asesinatos en masa ha promovido que muchas masacres conocidas sean vinculadas a este síndrome

Algunos conocidos casos que se han asociado a este trastorno son los siguientes:

1. Masacre de Columbine

El 20 de abril de 1999 se produjo esta conocida matanza. En ella, dos estudiantes asaltaron las instalaciones del Columbine High Scool, acabando con la vida de 15 personas e hiriendo a otras veinticuatro antes de que ambos perpetradores se suicidaran.

2. Masacre de Virginia Tech

Otra masacre o asesinato masivo que se ha vinculado al síndrome de Amok. En este caso ocurrido en 2007 el sujeto implicado asesinó a treinta y dos personas antes de suicidarse.

3. Masacre en la Escuela Primaria Sandy Hook.

En este conocido caso producido el año 2012 un adolescente quitó la vida a un total de veinte niños y siete adultos, poco antes de suicidarse.

4. Tiroteo de Munich

En Julio de este mismo año 2016 un joven sin aparente vinculación a organizaciones terroristas llevé a cabo una masacre donde perdieron la vida nueve personas y resultaron heridas otras veintisiete. El perpetrador del acto acabaría con su vida poco después.

Precaución a la hora de vincular crímenes de sangre a este síndrome

Hay que tener en cuenta que en muchos de los casos citados la persona tenía una intencionalidad y planificación previa antes de realizar su ataque. La definición del trastorno no indica que se trate de un hecho premeditado, de modo que resulta discutible que estas masacres sean debidas a la presencia de un síndrome de Amok. A pesar de ello, a juicio de numerosos profesionales las características de estos comportamientos homicidas resultan vinculables a este trastorno.

La asociación de este trastorno con el crimen violento ha hecho que se considere que algunas matanzas y asesinatos cometidos sin que haya motivos aparentes se hayan considerado debidas al síndrome de Amok, tal como las vistas anteriormente. Sin embargo hay que tener en cuenta que la mayor parte de los crímenes son cometidos por personas sin ninguna patología mental, tengan o no su actuación un objetivo claro para los demás, con lo que debe tratarse el tema con precaución y no pecar de reduccionista considerando que todo crimen de sangre aparentemente injustificado se deba al Amok o a otros síndromes o enfermedades mentales.

Los asesinatos, muchas en la mayoría de los casos, se explican no ya por situaciones vinculadas con los trastornos mentales, los delirios y las alucinaciones, sino por contextos en los que un conflicto ha ido escalando poco a poco, situaciones en las que hay crimen organizado, o bien a causa de alguna clase de adoctrinamiento ideológico y discriminador.

Tratamiento

Debido a que se trata de un fenómeno extremadamente poco prevalente y que además se caracteriza por ser súbito e inesperado, los únicos tratamientos inmediatos se basan en la contención física del paciente mientras dure el episodio. Es importante hacerlo teniendo en cuenta que el único objetivo es que nadie reciba daño, así que castigos o cualquier acto de venganza, por supuesto, están de más.

Sin embargo, es en el trabajo preventivo donde podría encontrarse una mayor eficacia y pudiendo evitar las masacres. El tratamiento de posibles condiciones psicológicas y sociales que puedan derivar en brotes de este tipo puede resultar esencial. Así, la fidelización con el seguimiento de tratamientos psicológicos y farmacológicos es importante.

Referencias bibliográficas:

  • Organización Mundial de la Salud. (1992). Clasificación Internacional de Enfermedades- Décima Revisión. Madrid: OMS.
  • Sofsky, W. (2004). Tiempos de horror. Amok, violencia, guerra. Madrid: Editorial Siglo XXI.
  • Westermeyer, J. (1972). A comparison of Amok and other homicide in Laos. American Journal of Psychiatry, 129: 703-709.

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Oscar Castillero Mimenza. (2016, noviembre 15). ​Síndrome de Amok: causas, síntomas y tratamiento. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/clinica/sindrome-de-amok

Psicólogo en Barcelona | Redactor especializado en Psicología Clínica

Barcelona

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Máster en Psicopedagogía con especialización en Orientación en Educación Secundaria. Cursando el Máster en Psicología General Sanitaria por la UB.

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