La piel de gallina es uno de esos fenómenos que nos recuerdan que la separación entre el ser humano y el resto de los animales es, en el fondo, un espejismo, algo artificial. Nuestro organismo está recorrido constantemente por cientos de procesos fisiológicos que regulan el modo en el que reaccionamos a nuestro entorno, en teoría para adaptarnos mejor a sus variaciones.
Ahora bien... en el caso que nos ocupa, ¿por qué se nos pone la piel de gallina y de qué modo se relaciona esto con nuestras emociones? Veámoslo.
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¿Qué es la piel de gallina?
Una definición resumida de lo que es la piel de gallina es la siguiente: se trata de un estado de la piel en la que el vello corporal queda erizado, de modo que al ser este pelo muy fino y corto en los seres humanos, parece que aparezcan diminutas “montañitas” en la superficie de esta. Los pelos se ponen de punta, pero normalmente le prestamos más atención a la parte de la piel que constituye la base de estos.
El enderezamiento del vello cutáneo, conocido como piloerección en contextos más formales o científicos, es realizado por pequeñas fibras musculares vinculadas a la base de cada uno de los pelos.
Además, este fenómeno no acostumbra a darse de manera aislada, sino que está relacionado con cambios en los estados de consciencia y, en concreto, en los estados emocionales. De esta manera, la piel de gallina tiene una dimensión fisiológica y otra dimensión psicológica relacionada con las emociones. A continuación exploraremos con un poco más de detalle lo que sabemos sobre cada una de estas dos facetas del hecho de tener los pelos de punta.
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Los mecanismos fisiológicos de la piloerección
Se sabe que el fenómeno de la piel de gallina, también conocido como horripilación, es un reflejo vestigial que suele tener una función adaptativa en los mamíferos en general, dado que este grupo de animales se caracterizan por tener pelo.
El mecanismo por el cual aparecen estas protuberancias en la piel durante un periodo de tiempo breve es el siguiente.
1. Activación del sistema nervioso simpático
El esta parte del sistema nervioso es el circuito de células nerviosas que interviene cuando ciertos estímulos del entorno nos hacen reaccionar entorno en un estado de activación más intensa de lo normal. Por ejemplo, es el tipo de contextos en los que acostumbran a activarse los patrones de conducta de ataque o de huida.
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2. Estimulación de los músculos piloerectores
Estas fibras musculares minúsculas están conectadas al sistema nervioso simpático y hacen de puente entre este último y el folículo piloso, lugar en el que están insertadas. Al recibir la señal de uno de los nervios, estas fibras musculares lisas se contraen tirando del pelo hacia arriba.
3. Cambio del eje del pelo
En estado normal, por defecto, el vello corporal está dispuesto de manera oblicua. Es decir, cayendo sobre un lado, en vez de estar perpendicular con respecto a la piel. Al quedar tensado por el músculo piloerector, la trayectoria del eje del pelo pasa a enderezarse, de modo que en vez de estar casi pegado a la piel, queda en punta. La tensión que se genera entre la piel que rodea a la base del pelo, por un lado, y las fibras musculares, por el otro, hacen que aparezca una protuberancia en la parte de la piel por la que asoma cada cabello.
Por qué se nos pone la piel de gallina: funciones evolutivas
Tal y como hemos visto, la piel de gallina es algo relacionado con los reflejos vestigiales que nos llegan a través de una línea de ancestros que no pertenecían a nuestra especie y que probablemente tenían el vello corporal mucho más desarrollado que nosotros. Así pues, la piloerección podía constituir la diferencia entre tener más o menos descendencia, o entre sobrevivir o no hacerlo. En concreto, ha constituido una ventaja por los siguientes motivos
1. Ayuda a aislar del frío
La piloerección aparece entre otras situaciones cuando el organismo queda expuesto al frío, de manera que el vello corporal queda más esponjado y crea una capa aislante más ancha entre la piel y el entorno. De esta manera, se conserva mejor el calor corporal.
2. Está asociado a las situaciones de peligro y de reproducción
Otra utilidad de la piel de gallina, al menos en nuestros antepasados y en el resto de mamíferos caracterizados por tener el vello corporal más denso y grueso, es el de facilitarle al organismo una manera de parecer más grande, lo cual es útil en caso de que ronden cerca otros animales potencialmente peligrosos que puedan llegar a dudar sobre si atacar o no.
A un nivel de adaptación social, además, el erizado del pelo es una manera rápida de hacer notar a otros que hay un peligro cerca, ya que afecta a todo el cuerpo y, siempre que se mire en esa dirección, es fácil de ver.
Por otro lado, la excitación sexual también es capaz de producir el erizado del vello, lo cual puede ser asociado a la necesidad de comunicar interés o de hacer notar un cierto estatus. Esto último es algo que en los mamíferos está íntimamente ligado a la reproducción, especialmente en el caso de los machos.
El caso del ser humano
En el caso de los humanos, el abanico de sensaciones que podemos tener es más variado que el de la mayoría de mamíferos, ya que nuestros procesos mentales están muy enriquecidos a partir de la información contextual articulada a partir del pensamiento abstracto.
Por eso, la piel de gallina puede aparecer en muchas situaciones en las que una emoción muy intensa nos invada, como por ejemplo escuchando música, siendo tocados por una persona, o incluso escuchando un discurso o leyendo un libro. En este caso, la utilidad evolutiva pierde su relevancia: el erizado de cabello no tiene una función determinada, simplemente existe como consecuencia de un proceso de evolución natural que ha conducido hasta nosotros (en el caso de nuestra línea evolutiva).