Reforzamiento diferencial: qué es y cómo se usa en psicología

Un tipo de reforzamiento muy versátil al de ser aplicado en terapia o educación.

Reforzamiento diferencial
Un tipo de reforzamiento muy utilizado para educar.Unsplash.

Dentro de las técnicas de modificación de conducta, encontramos una gran variedad de estrategias para aumentar, reducir o eliminar conductas. Una estrategia clave es el reforzamiento, que engloba todos aquellos procedimientos que aumentan la probabilidad de ocurrencia de una conducta.

En este artículo hablaremos de un tipo de reforzamiento, el reforzamiento diferencial, orientado a eliminar o reducir conductas mientras otras se potencian. Conoceremos los cinco tipos que existen, sus características, cómo se aplican y ejemplos de cada uno de ellos.

Reforzamiento diferencial: ¿qué es?

El reforzamiento diferencial es un tipo de aprendizaje propio de las técnicas de modificación de conducta (psicología conductual), que consiste en reforzar únicamente algunas conductas mientras otras se ponen bajo extinción (se las deja de reforzar para que se extingan), o en reforzar ciertas conductas tras determinados períodos de tiempo, etc.

Como veremos, existen cinco tipos de reforzamiento diferencial, según el objetivo que tengamos, y sus características son muy diversas.

¿Qué es el reforzamiento?

Es importante, para entender el reforzamiento diferencial, que el concepto de reforzamiento quede claro. Reforzar implica administrar un estímulo positivo o retirar uno negativo cuando se realiza cierta acción, lo cual aumenta la probabilidad de ocurrencia de cierta conducta. Por ejemplo, un refuerzo puede ser un halago (refuerzo verbal), una galleta (refuerzo primario), una carícia (refuerzo social), una tarde de cine, más tiempo viendo la televisión, más tiempo con los amigos, etc.

Tipos, con ejemplos

Existen varios tipos de reforzamiento diferencial, según sus características y lo que se intente conseguir:

1. Reforzamiento diferencial de tasa alta (RDA)

En este tipo de reforzamiento se reforzará la respuesta si ha transcurrido menos de cierto tiempo desde la respuesta anterior. Es decir, lo que se busca es que la respuesta aumente su tasa de aparición, y aparezca de forma más seguida.

Ejemplo de RDA

Un ejemplo que ilustre un RDA es una adolescente a la que le cuesta ser asertiva (es decir, le cuesta decir lo que piensa, decir “no”, defender sus derechos, etc.). En este caso, la manera de aplicar un reforzamiento diferencial de tasa alta será reforzar a la adolescente si en “X” período de tiempo ha sido asertiva determinadas veces, es decir, si ha transcurrido poco tiempo entre las conductas asertivas.

Así, en relación a este caso, una conducta asertiva sería por ejemplo decir “no” ante la petición de un favor que no queremos hacer, o decir una opinión personal en contra de lo que piensa la mayoría, con objetivo de defender un interés personal, etc.

RDA de respuesta limitada

El RDA presenta el siguiente subtipo, llamado reforzamiento diferencial de respuesta limitada. En este proceso se refuerza al sujeto si aparece al menos “X” veces la respuesta durante un período de tiempo determinado.

2. Reforzamiento diferencial de tasa baja (RDB)

Este segundo tipo de reforzamiento, es opuesto al RDA. En este caso, la respuesta es reforzada si ha transcurrido un determinado tiempo desde la respuesta anterior. Es decir, lo que se pretende es que la conducta reduzca su frecuencia, disminuya y aparezca de forma más espaciada en el tiempo.

Así, este tipo de reforzamiento está indicado para casos donde el objetivo no sea eliminar la conducta, sino reducir su frecuencia. Puede tratarse de casos donde la conducta en sí no es perjudicial (sino más bien su frecuencia de aparición), o de casos donde simplemente no se pueda eliminar la conducta en su totalidad (o sea difícil conseguir la desaparición absoluta de la conducta).

Ejemplo de RDB

Vamos a ver un ejemplo para ilustrar el RDB: pensemos en un niño con TDAH (Trastorno Por Déficit de Atención con Hiperactividad) que se levanta muchas veces de la mesa, a lo largo de la clase. En este caso, le reforzaríamos cada vez que transcurriera “X” período de tiempo (por ejemplo, 15 minutos) sin que hubiera realizado la acción de levantarse.

En la línea de lo que decíamos anteriormente, aquí lo que se persigue es que el niño se levante menos veces a lo largo de la clase. En este ejemplo, el hecho de levantarse en sí no es una conducta inadecuada, pero sí lo es el hecho de hacerlo con mucha frecuencia.

RDB de respuesta limitada

Igual que el RDA, el reforzamiento diferencial de tasa baja presenta también el siguiente subtipo: el RDB de respuesta limitada. En este caso, se permite menos de “X” respuesta en un determinado período de tiempo, y se refuerza si se consigue. Es decir, se refuerza al sujeto por emitir menos de un número determinado de conductas en un espacio de tiempo concreto.

3. Reforzamiento diferencial de otras conductas (RDOC)

El reforzamiento diferencial de otras conductas, a diferencia de los dos anteriores, tiene un objetivo doble y simultáneo: disminuir la ocurrencia de ciertas conductas y aumentar la ocurrencia de otras. Está indicado para aquellos casos donde es necesario sustituir la conducta original por otra más adecuada o funcional.

En este caso, las “otras conductas” al que refiere el propio nombre del reforzamiento, hacen alusión a conductas funcionalmente equivalentes a la conducta que queremos disminuir, pero más adaptativas.

Ejemplo de RDOC

Por ejemplo, este tipo de reforzamiento se podría aplicar con un niño que en lugar de hablar, utiliza los gritos para pedir las cosas; en este caso, reforzaríamos al niño cada vez que pide las cosas bien, cuando las pide hablando y sin levantar la voz, y por contra, no lo reforzaríamos cuando pide las cosas gritando. Así, estaríamos aplicando un reforzamiento diferencial, ya que reforzamos unas conductas y otras no.

4. Reforzamiento diferencial de conductas incompatibles (RDI)

Este tipo de reforzamiento diferencial es muy similar al anterior; en este caso, tenemos una conducta que queremos disminuir o directamente eliminar (conducta inapropiada). ¿Cómo aplicaríamos el procedimiento? No reforzando esa conducta inapropiada, y reforzando las conductas que fueran incompatibles con la conducta inapropiada (siendo estas últimas, conductas apropiadas).

Ejemplo de RDI

Un ejemplo de este tipo de procedimiento sería reforzar a un niño que en lugar de pegar, hace una manualidad. Se trata de conductas que no puede realizar a la vez, porque ambas implican el uso de las manos (es decir, son conductas incompatibles). Además, mientras que la primera (pegar) es inapropiada, la segunda (realizar una manualidad) es apropiada.

Por otro lado, una ventaja que tiene el RDI es que las conductas incompatibles pueden ser más de una (así aumentamos también el repertorio conductual de conductas apropiadas); de esta forma, el objetivo será aumentar la frecuencia de respuestas apropiadas y extinguir las respuestas inadecuadas.

5. Reforzamiento diferencial de omisión (RDO)

En el reforzamiento diferencial de omisión, se refuerza al sujeto si en un determinado intervalo de tiempo no ha aparecido la respuesta. Es decir, se premia la ausencia de la respuesta o la omisión de la misma. El objetivo es que la conducta disminuya en cuanto a su frecuencia de aparición.

Ejemplo de RDO

Para ilustrar este tipo de reforzamiento diferencial, podemos pensar en ciertas conductas agresivas, autolesiones, etc. En este caso, se reforzará la no emisión de dichas conductas (por ejemplo pegar, autolesionarse, insultar, etc.). Es decir, se aplica para aquella conductas inadecuadas que queremos eliminar.

Si la aplicación del RDO resulta efectiva, tendremos un escenario ideal para instaurar una conducta alternativa y adaptativa, ya que la conducta desadaptativa habrá desaparecido.

Referencias bibliográficas:

  • De Vega, M. (1990). Introducción a la Psicología Cognitiva. Alianza Psicología. Madrid.
  • Vallejo, M.A. (2012). Manual de Terapia de Conducta. Tomo I y II. Madrid: Dykinson.

Graduada en Psicología por la Universitat de Barcelona, con Máster en Psicopatología Clínica Infantojuvenil por la Universitat Autònoma de Barcelona. Especializada en Trastornos del Neurodesarrollo. Actualmente trabaja como Psicóloga infantil en la Associació Catalana del Síndrome X Frágil. Autora del libro "Vivir de memoria" (Editorial Círculo Rojo, 2018). Aficionada del deporte y la lectura.

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