En el prólogo del libro Sanford Meisner on Acting, el actor y director Sidney Pollack recoge algunas de sus experiencias con el prestigioso profesor de actuación teatral. En 1952, Pollack tenía 18 años y acaba de entrar en la Neighborhood Playhouse de Nueva York, la escuela de interpretación donde Meisner ejercía de profesor. Según las palabras del propio Pollack, Sandy (así era como llamaban a Sanford), era “terriblemente preciso”, y sus clases tenían una intensidad tal que él no estaba preparado para ello cuando acudió la primera vez.
Pollack recuerda cómo Sanford Meisner tenía la inquietante habilidad de leer los pensamientos y las emociones de sus alumnos. Cuando un alumno, sorprendido, le preguntó cómo lo hacía, él simplemente respondió que eran veinticinco años de entrenamiento en la profesión. Y en efecto, así era. Meisner, junto a otros grandes como Lee Strasberg y Stella Adler, llevaban más de dos décadas cambiando el panorama teatral de los Estados Unidos.
¿Qué es la técnica Meisner de actuación?
Sanford Meisner fue el creador de una técnica de enseñanza de interpretación teatral conocida como el método o la técnica Meisner. Esta línea de enseñanza revolucionó los conceptos de actuación, aunque, estrictamente, no era una técnica del todo nueva. Como veremos a continuación, Stanford tomó sus ideas de Konstantin Stanislavski (1863-1938), un prestigioso profesor de teatro de origen ruso que sentó las primeras bases de la renovación. Una renovación que, mucho más tarde, figuras como Meisner y Adler seguirían.
¿En qué se basa, pues, la técnica de actuación Meisner? En este artículo intentaremos ofrecer un resumen claro de sus características principales y una breve biografía del hombre que la hizo posible.
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El sueño de ser actor
Sanford Meisner nació el 31 de agosto de 1905 en el Greenpoint de Nueva York, hijo de un matrimonio de origen húngaro-judío. Al poco de nacer Sanford, la familia se mudó al barrio del Bronx, donde nació el segundo hijo de la pareja, Jacob. Este hermano tendrá gran importancia en la trayectoria vital de Sanford, como veremos a continuación.
En 1908, la salud de Sanford (que cuenta con tres años) no es demasiado buena, y sus padres deciden trasladarse un tiempo a Catskill Mountains, donde creen que el aire es más puro. Sin embargo, es en esta zona natural donde se desencadena la tragedia. El pequeño Jacob, que es entonces sólo un bebé, es alimentado accidentalmente con leche de vaca sin pasteurizar, lo que le transmite la tuberculosis bovina que llevará a la muerte con sólo tres añitos.
En el libro citado en la introducción, Meisner recuerda el episodio con amargura. La muerte de su hermano cava una profunda herida en su corazón; no solo por la pérdida en sí, sino por el sentimiento de culpa que ya nunca le abandonaría. Sus propios padres, con un criterio más que dudoso, alimentan este sentimiento al decirle que, si no fuera por él (puesto que el viaje a Catskill era para mejorar la salud de Sanford), Jacob seguiría vivo.
Torturado por la culpa, el pequeño Stanford se evade de la existencia con la música. Es habitual encontrarle tocando el piano que la familia tiene en casa; incluso, años más tarde, cuando su padre lo saca del conservatorio donde ha iniciado estudios musicales y lo pone a trabajar en el negocio familiar, el joven Sanford sobrevive emocionalmente recordando en su mente las melodías que ha estudiado.
A pesar de ello, el auténtico sueño de Meisner es ser actor. A los diecinueve años le llega la gran oportunidad: el Theatre Guild se encontraba realizando entrevistas para contratar a actores adolescentes. Sin dudarlo, Sanford se presenta al cásting, y resulta elegido para un pequeño papel en la obra They Knew What They Wanted. Si ya tenía claro que su vocación era ser actor, a partir de esta experiencia pondrá todos sus esfuerzos en conseguirlo.
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El Group Theatre (1931-1940) y las teorías de interpretación teatral
La noticia cayó como una losa sobre sus padres. En Sanford Meisner on acting, Meisner recuerda el silencio que se hizo en la cena cuando soltó su intención de dedicarse a la interpretación. Pero ya nada iba a detenerle.
La beca que recibió para estudiar en el Theatre Guild le permite realizar sus primeros estudios teatrales, además de propiciar un reencuentro con Lee Strasberg (1901-1982), con quien había coincidido en la Chrystie Street Settlement House y que será alguien crucial en su desarrollo como actor. Strasberg definió su propia técnica de interpretación teatral, conocida como El Método, que basaba sus teorías en las de Stanislavski, el gran y verdadero padre de la renovación de los escenarios.
En 1931, Strasberg y otros dos actores habían fundado el Group Theatre, un proyecto teatral que iba a revolucionar los escenarios de Estados Unidos. Meisner se suma encantado a la empresa. La primera obra del grupo, The House of Connelly de Paul Green (1931) fue un éxito total de crítica. Le siguieron muchas producciones más, algunas de ellas bastante polémicas: Night over Taos (1932), Men in White (1933) o Big Night (1933).
El Group Theatre sólo duró nueve años, en parte por las desavenencias que pronto separaron a algunos miembros del grupo. En 1934, Stella Adler (1901-1992), que se convirtió más tarde en una de las profesoras de interpretación más prestigiosas (con alumnos como Robert de Niro, Warren Beatty o Marlon Brando), regresó de estudiar con Stanislavski en París. Las ideas que trajo del gran maestro ruso no coincidían con las de Strasberg. Mientras que este último abogaba más por una interpretación basada en la “memoria emocional” (es decir, la rememoración de vivencias personales para dar vida al personaje), Adler se inclinaba por el uso de la imaginación que propugnaba Stanislavski.
Las diferencias de opinión sobre los métodos interpretativos dieron lugar a la escisión del grupo en 1940. Meisner, que se había alineado con las teorías de Stella Adler, siguió ejerciendo de profesor de interpretación en la Neighborhood Playhouse de Nueva York, que ya no abandonaría hasta su jubilación.
Surge la técnica Meisner de actuación
De Stella Adler y, por tanto, de Konstantin Stanislavski, Meisner adquirió la convicción de que la imaginación era un elemento indispensable para construir una actuación creíble. Esto pasaba por la desinhibición de los impulsos y, en consecuencia, vivir el momento.
En una entrevista a Steven Ditmyer, alumno de Sanford, el director repetía una de las afirmaciones preferidas de Meisner: “Actuar es hacer”. En otras palabras, el actor no debe fingir porque, en el momento en que lo hace, la actuación es impostada. Por el contrario, para realizar una correcta interpretación es necesario conectar con lo que estás haciendo; imbuirse del personaje y de lo que está viviendo y sintiendo en ese momento.
Por tanto, la buena interpretación no surge del cerebro, sino de los impulsos, de la parte menos racional del ser humano. En el momento en que te paras a pensar “racionalmente” qué está sintiendo y haciendo el personaje, tu interpretación está condenada al fracaso. En cambio, si te dejas ir y actúas como de verdad actuarías si aquello te sucediera a ti, estás dejando fluir la interpretación de forma natural y, por tanto, esta será creíble. A grandes rasgos, esto es en lo que se basa la técnica Meisner de actuación.
Como podemos ver, es radicalmente opuesta a lo que abogaba Strasberg, al sostener que el actor debía evocar sus propios recuerdos. Al abstraerte en tu memoria, estás pensando y, según Meisner, el pensar arruina la actuación. La técnica Meisner de actuación sigue estando vigente en la actualidad. Su creador la concibió como un plan de estudios de dos años: en el primer curso, se practican las herramientas de las que dispone el actor y se le enseña a conectar con sus impulsos. El objetivo es que el actor o actriz consiga desarrollarse adecuadamente en un escenario fruto de la imaginación. Más tarde, durante el segundo año, se ponen en práctica estas técnicas a través de diversas y variadas interpretaciones (textos clásicos, monólogos, improvisaciones…).
La técnica de Meisner ha demostrado ser altamente efectiva, y son muchos los actores que han pasado por sus clases; entre ellos, auténticas estrellas del cine clásico como Gregory Peck o Joanne Woodward. En el reportaje que sobre Sanford Meisner se realizó en 1990 (ver bibliografía), la actriz Suzanne Pleshette (1937-2008) comentó que Meisner no era el “padre” de nadie. Su enseñanza preparaba a los alumnos para afrontar el mundo exterior y, desde luego, todos los que estudiaban con él salían absolutamente preparados para ello.
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