De entre toda la amplia gama de emociones que podemos llegar a experimentar, probablemente la que todos estamos deseando experimentar es la alegría. Se trata de una emoción fundamental cuya presencia no solo nos genera placer sino que parece facilitar nuestra vida en todos los aspectos y dominios y además suele conllevar que todo o al menos algo que nos importa e ilusiona está funcionando tal y como quisiéramos.
Pero lo cierto es que no siempre experimentamos alegría por las mismas cosas o de la misma manera, o en ocasiones esta puede ser superficial o manifestarse pese a ser inexistente, o incluso ser síntoma de que algo funciona de manera incorrecta. Es por ello que podemos hablar de diferentes tipos de alegría, los cuales vamos a ver a lo largo de este artículo.
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¿Qué es la alegría?
La alegría es una de las emociones básicas y más importantes del ser humano, siendo además una de las más gratificantes y apetitivas. Se trata de una sensación que se vincula a la existencia de una serie de activaciones y efectos fisiológicos (destaca entre ellos un aumento de la tasa cardíaca y respiratoria y la secreción de hormonas y endorfinas) y que acontece generalmente en base a una vivencia (sea esta o interna) que el sujeto valora a nivel cognitivo como favorable.
Suele generar manifestaciones conductuales típicas como la sonrisa (siendo la alegría sincera la única emoción que en dicho acto genera la activación de determinados músculos oculares), o las carcajadas. Generalmente aparece asociada y es una de las partes fundamentales de los conceptos que denominamos felicidad, plenitud o bienestar.
Independientemente del bienestar que genera, la alegría es una emoción profundamente adaptativa: facilita la exploración y el contacto con los demás y con el entorno, además de estimular la creatividad y la flexibilidad mental. Se ha observado que acelera el procesamiento de la información y que facilita la búsqueda de metodologías nuevas y más eficaces.
Hace más fácil la socialización y la vida en comunidad y también favorece la repetición de las conductas que han generado dicha sensación. Asimismo la alegría favorece que se observe más el conjunto de la información que cada uno de los elementos que forman parte de la situación, algo que a su vez puede hacer que se pierda la atención a los detalles e incluso cometer más riesgos en la actuación.
De hecho se ha observado que sentir alegría es positivo para la salud, dado que mejora nuestro sistema inmune, se vincula a una mejor recuperación cardiaca tras eventos coronarios y mejora el pronóstico del sujeto en gran cantidad de alteraciones, enfermedades y lesiones. También disminuye o contrarresta las reacciones propias de las emociones negativas, como la ansiedad o la tristeza.
Diferentes tipos de alegría
La mayoría de personas y de manera generalizada solemos pensar en la alegría como en un concepto único y unitario, no siendo habitual que nos paremos a hablar de la posible existencia de tipos de alegría. Sin embargo, sí es posible realizar una breve clasificación en función de su idoneidad en relación a la situación vivida o incluso el nivel de realismo con el cual es experimentada.
1. Alegría auténtica
Entendemos por alegría auténtica o sentida aquel tipo de alegría que es verdaderamente experimentada por quien dice hacerlo, existiendo un estado de ánimo positivo en el que aparece una activación y excitación fisiológicas y una sensación de felicidad, ganas de experimentar y bienestar. Esta sensación aparece de forma natural y se expresa de forma fluida hacia el exterior, siendo producto de una situación o logro considerada positiva por parte del sujeto.
2. Alegría hilarante
La alegría hilarante es aquella que aparece como resultado del sentido del humor o a reacciones fisiológicas que no aparecen necesariamente en una situación de felicidad y bienestar sino tras la captación y procesamiento de estímulos o situaciones generalmente inesperados que nos resultan cómicos. Se trata de uno de los tipos de alegría más frecuentes.
3. Derivada de la hedonía
La alegría puede tener diversos orígenes, y participa de fenómenos tan relevantes como la percepción de felicidad. En lo que a ésta respecta, puede llegarse a ser feliz y a experimentar alegría en base de diferentes aspectos. Uno de ellas se deriva de la experimentación de placer, obtenido a través de la satisfacción de las necesidades y deseos más básicas de la persona, así como de la evitación de lo que genera malestar.
4. Derivada de la eudaimonía
Junto con la hedonía, otra de las causas de la felicidad y de la alegría que de ella suele formar parte es lo que se conoce como eudaimonía: en este caso se experimenta bienestar y alegría derivada del hecho de trabajar en el propio desarrollo y la búsqueda de objetivos y propósitos. Se trata de la alegría que produce la autorrealización.
5. Fingida
Entendemos por alegría fingida a aquel conjunto de muestras de un estado de ánimo positivo, expansivo e incluso feliz que se lleva a cabo intencionadamente y sin que exista realmente una emocionalidad que las justifique, siendo dicha alegría una falsificación generada con algún tipo de finalidad. Así pues estamos en realidad ante alguien que no está sintiendo realmente alegría. Para reconocerla, lo más eficaz es fijarse en si hay discordancias entre los gestos de la boca y los de los ojos al sonreír.
6. Cínica
Se trata de un tipo de alegría muy similar a la fingida y que de hecho podría considerarse un subtipo de esta, la alegría cínica es aquella alegría manifestada como máscara o mecanismo de defensa con el fin de evitar mostrar otra emoción, generalmente negativa.
7. Patológica: estados maníacos e hipomaníacos
Es probable que a nivel general siempre que nos imaginamos la presencia de alegría lo hacemos en un contexto en que esta resulta positiva, mejora nuestro humor y facilita nuestro bienestar, siendo por lo general causada por un evento beneficioso que nos hace surgir dicha emoción.
Sin embargo, también es posible encontrar personas que experimentan un tipo de alegría que no resulta normativa sino patológica, la cual escapa del control de la situación y que puede llegar a desbordar y resultar desadaptativa e incluso peligrosa.
Es lo que ocurre en algunas patologías como los episodios maníacos propios del trastorno bipolar, algunos casos de esquizofrenia y otros trastornos psicóticos o tras la intoxicación por sustancias. Más que de alegría auténtica estaríamos hablando de situaciones de euforia, en las que surge expansividad, logorrea y aumento de la velocidad del pensamiento. En dichas circunstancias es posible perder el control de la situación y padecer una disminución de la capacidad de juicio y análisis de riesgos, hasta el punto en que pueden incluso aparecer delirios de grandeza, irritabilidad y hostilidad para con los demás..
8. Paratímica
Se entiende como tal un tipo de alegría la cual se considera patológica debido a que aparece dicha emoción es una situación que no se corresponde con algo que al sujeto le genere alegría o que aparece en un momento o ante una situación que no debería generarla (no se trata necesariamente que se de en una situación en que socialmente se considera impropia, que también, sino que incluso aparezca la emoción de la alegría a pesar de que lo ocurrido pueda ser en realidad triste para el sujeto en sí) o bien en la que la expresión fisiológica no acompaña a la emoción sentida.
9. Moria: la alegría vacía
Otro tipo de alegría, presente entre otros casos en personas con lesión cerebral, tumores cerebrales, deterioro cognitivo o demencias, es la moria. Se entiende como tal un estado de ánimo positivo y expansivo pero vacío en contenido, que aparece sin que haya un motivo para dicha alegría. Es habitual que las personas con este síntoma muestren ganas de bromear, un comportamiento excéntrico y una jovialidad extrema independientemente del contexto.