Ingerir alimentos y bebidas es extremadamente necesario para nuestra existencia, básicamente porque es la única forma natural que tenemos para obtener los nutrientes que nuestro organismo necesita.
La boca, el esófago, la laringe y otras partes del tubo digestivo superior intervienen cuando comemos con lo cual, en caso de que haya alguna lesión o problema con estas partes, tendremos problemas para deglutir.
La disfagia es un problema a la hora de tragar, ya sea alimentos como líquidos, y puede ser síntoma de muchas enfermedades, lesiones y problemas neurológicos. Pese a que es un síntoma en sí mismo, la afectación sobre la calidad de vida del paciente puede ser muy grave. Conozcamos qué es lo que la puede causar.
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¿Qué es la disfagia?
La disfagia (del griego “dis”, que significa dificultad; y “fagos”, que significa comer) es la dificultad para la deglución, es decir, es el término técnico para hablar de problemas al tragar alimentos y/o líquidos. Este problema suele ir acompañado con dolores a veces muy intensos y suele ser signo de una enfermedad del esófago o de órganos cercanos, además de poder ser debida por reflujo gastroesofágico (acidez).
La disfagia es un cuadro relativamente frecuente que aumenta su prevalencia con la edad y puede afectar gravemente la vida del afectado. No implica solamente un problema de alimentación, sino que además hay alteraciones en cuanto a la salivación, la fonación (el habla) y el uso de medicamentos, problemas todos ellos que se añaden a la reducida autoestima del paciente quien ve que no puede hacer vida normal por problemas al tragar y controlar la boca.
En el diagnóstico se tiene en cuenta si el paciente tiene problemas para tragar alimentos sólidos, líquidos o ambos, y se basa en la historia clínica, interviniendo un amplio abanico de profesionales como digestólogos, neurólogos, cirujanos digestivos y maxilofaciales, neurocirujanos y especialistas en dolor. En caso de que se convierta en un problema crónico puede llevar a serios problemas como deshidratación, desnutrición y pérdida de peso, además de problemas relacionados con las vías aéreas como riesgo de afectación pulmonar, aspiraciones ocasionalmente graves con neumonías y colapsos.
Durante la evaluación es normal que se use una esofagogastroduodenoscopia. También se usan el esofagograma y la esofagoscopia, que suelen ser las herramientas suficientes para confirmar el diagnóstico aunque, también, se usan pruebas neurológicas como los potenciales evocados, la videorradiología, los estudios de presión o de pH esofágicos.
Fases de la deglución
Uno de los motivos por los que la disfagia puede ser tan dolorosa es que es consecuencia de haberse alterado la deglución, un importante y complejo proceso para el bienestar vital y la salud. El dolor o lesión que detrás de este problema puede encontrarse en muchas partes, como la lengua, faringe, mandíbula, orejas y cuello, lugares que o bien se implican directamente sobre el proceso de la deglución o se usan músculos relacionados con ellas.
Son varias las fases por las que es necesario que pase el alimento para que llegue al estómago, y todas ellas implican la activación de distintos músculos y órganos. Este proceso consta de las siguientes tres fases de arriba a abajo:
1. Fase oral
Se da en la boca con la masticación, formándose el bolo alimenticio y pasándolo a la faringe.
2. Fase faríngea
Es necesario el cierre de la nasofaringe con el velo del paladar para que se produzca la deglución; se eleva y cierra la laringe con la epiglotis y el cartílago tiroides. Se abre el esfínter esofágico superior y se contrae el músculo faríngeo, proyectando el bolo al esófago e impidiendo que entre en la vía respiratoria.
3. Fase esofágica
El bolo alimenticio llega al esófago, que lo conduce al estómago por medio de las contracciones peristálticas estomacales y la relajación coordinada del esfínter esofágico inferior.
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Síntomas de la disfagia
En sí misma la disfagia es un síntoma de una enfermedad o lesión subyacente, pero trae consigo distintas molestias y problemas. Entre los principales síntomas asociados a la disfagia podemos encontrar.
- Molestias y dolor al tragar.
- Expulsión de los alimentos por la boca.
- Mayor tiempo de deglución y masticación prolongada.
- Salivación no controlada.
- Dificultades para cerrar la boca del todo.
- Restos de comida en la boca y la lengua.
- Sensación de atasco en la garganta.
- Necesidad de intentar tragar varias veces.
- Atragantamiento.
- Deglución fraccionada: tener que dividir el bolo en varias partes para poderlo tragar.
- Voz húmeda.
- Bronquitis o neumonías de repetición.
Clasificación de las disfagias
Las disfagias se pueden clasificar en función de dos criterios: distribución y progresión.
Según su distribución
Dentro de las disfagias según su distribución, es decir, en qué parte del tubo digestivo superior está el problema, encontramos:
1. Disfagia orofaríngea
Hay problemas a nivel cervical para pasar el alimento desde la boca y faringe hasta el esófago.
2. Disfagia esofágica
Hay dificultades para pasar el alimento a través del esófago.
Según su progresión
Dentro de las disfagias según su progresión también encontramos dos tipos:
1. Lógica
La disfagia lógica es permanente y progresiva. Primero hay problemas con los alimentos sólidos, siguiendo con los más blandos y después con los líquidos.
2. Ilógica
La disfagia ilógica se caracteriza por ser intermitente o discontinua, con problemas para tragar alimentos pero de forma muy errática. Se puede dar tanto con alimentos sólidos como líquidos.
Causas
Pueden ser muchas las causas que provoquen problemas para deglutir. Normalmente, la disfagia se presenta como un síntoma de otra condición, por lo que su etiología es muy amplia y variada, yendo desde causas neurológicas hasta enfermedades orgánicas y lesiones locales. Entre las causas detrás de este problema podemos encontrar las siguientes, agrupadas en tipologías:
Problemas neurológicos:
- Accidentes cerebrovasculares
- Esclerosis múltiple
- Esclerosis Lateral Amiotrófica
- Enfermedad de Parkinson
- Corea de Huntington
- Tumores del sistema nervioso
- Neoplasias
- Acalasias
Problemas musculares:
- Miastenia grave
- Polimiositis
- Dermatomiositis
- Conectivopatías
Daños locales obstructivos:
- Fibrosis post-irradiación
- Tumores en la boca, faringe, laringe o tiroides
- Procesos inflamatorios: amigdalitis, faringitis...
- Divertículos de Zenker
Trastornos funcionales:
- Alteraciones motoras del esfínter esofágico superior
- Incoordinación motora faringoesofágica
- Hipomotilidad faríngea
- Enfermedad por reflujo gastroesofágica
- Bocio
- Infecciones
- Enfermedad de Chagas
- Síndrome de Plummer-Vinson
Tratamiento
Como la disfagia es un síntoma no hay tratamientos curativos específicos para esta dolencia y el tratamiento se orienta a curar el problema que la provoca. Los tratamientos para la disfagia son normalmente de tipo paliativo, intentando mejorar la deglución del paciente o evitándola según sea el problema en cuestión. En las disfagias asociadas a enfermedades neurodegenerativas o sistémicas es esperable que el problema vaya a peor, siendo necesario intervenciones quirúrgicas como gastrostomía para nutrir al paciente.
En caso de que lo que la cause sea una infección, inflamación o la presencia de algún tumor, el tratamiento irá enfocado directamente a eliminar estos problemas usando fármacos e intervenciones quirúrgicas. Una vez hecha la intervención se estudiará en qué medida la deglución del paciente ha mejorado tras la eliminación de aquello que la provocaba. Después de ello se intenta mejorar la vida con la ayuda de logopedas y fonoaudiólogos que entrenarán su aparato bucofonador.
Si el problema se debe a alguna alteración neurológica, como irritaciones médicas o lesiones traumáticas de la sensibilidad de la cara y orofaringe se suele intervenir por medio de fármacos como pregabalina, lacosamida, eslicarbazepina o topiramato, para reducir la frecuencia y la intensidad de los paroxismos que acompañan a las neuralgias asociadas a estos problemas.
Para evitar que empeore y mejorar la calidad de vida del paciente, otras opciones son:
- Adaptar la textura de los alimentos y líquidos usando espesantes o trituración.
- Dilatar la zona con estrechamiento o reducir la presión del esfínter esofágico inferior mediante una esofagomiotomía.
- Paralizar la musculatura implicada usando toxina botulínica.
- Usar una sonda nasogástrica para introducir los alimentos y bebidas.
- Realizar una gastrostomía: sonda directa al estómago a través de la pared anterior del abdomen e introduciendo los alimentos directamente.
- Evitar que consuma comida picante, bebidas excitantes y alcohol.
Referencias bibliográficas:
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