Cada vez está más claro que, en muchos países, el “edadismo” puede impedir el gozar de una vida adulta plena. Pero ¿qué es el edadismo? Este fenómeno sucede cuando la edad relega a numerosas personas a un segundo lugar, y puede tomar formas muy sutiles que dañan a nuestra sociedad más de lo que creemos.
En el artículo de hoy hablamos del edadismo y de cómo nos afecta socialmente hasta el punto de convertirse en un problema global.
¿Qué es el edadismo y cómo puede dañar a la sociedad?
El fenómeno conocido como “edadismo” está basado en una serie de prejuicios acerca del envejecimiento, y se erige como una de las maneras discriminatorias más sutiles en el mundo actual.
La raíz de estos prejuicios está en la alta consideración que la juventud tiene en nuestra sociedad, que se erige como un valor crucial, y hace que el trato hacia las personas no tan jóvenes sea, a menudo, inadecuado. Todo ello redunda en un empobrecimiento de la salud física y mental de los ancianos y, por tanto, también en su calidad de vida. Diversos estudios han concluido que el edadismo conlleva un aislamiento mayor, soledad, menor seguridad económica y (lo que es más preocupante) un mayor número de fallecimientos prematuros.
En España, según el informe de 2019 de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UPD), el 26,7% de los ancianos siente que han sido discriminados por su edad, ya sea por no ser tomados seriamente o ser, directamente, ignorados.
El edadismo se generaliza y se “normaliza” cada vez más, no sólo en la actitud de los ciudadanos, sino también en instituciones e incluso en la legislación. Todo ello no sólo conlleva un perjuicio moral y social, sino también económico, pues, según un estudio australiano, si el porcentaje de personas mayores de 54 años que pueden acceder al trabajo aumentara un 5%, cada año se generarían nada menos que 48 millones de dólares australianos.
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¿Cuáles son las causas del edadismo?
Ante semejante información, es necesario preguntarse cuáles son las causas del edadismo. A continuación te detallamos algunas de ellas, argumentadas por algunos de los expertos en este ámbito.
Primero, tenemos el “miedo a morir”, que vemos reflejado en la persona mayor. Según esta teoría, los ancianos nos recordarían que la vida es finita, además de poner en evidencia que el envejecimiento nos llega a todos, sin excepción. Y es “lógico” que un mundo como el nuestro, en el que la muerte es un tema absolutamente tabú, dé tanta importancia a la juventud y al vivir sin envejecer.
Por otro lado, el sistema capitalista tiene mucho que ver con este tipo de discriminación, en tanto que da valor al hombre joven sin pareja, puesto que es visto como el mejor garante de producción. Desde la perspectiva del capital, pues, las personas mayores no tienen “nada que aportar”, y se crea así un estereotipo claro que afecta enormemente a este sector de la población.
Algunas maneras de edadismo “sutil”
Por supuesto, este no es un tema sencillo, y las formas en que se puede apreciar este edadismo son variadas; desde el lenguaje (en un nivel micro) hasta la limitación de los mayores en las instituciones sociales (nivel macro). Seguidamente, te exponemos algunas maneras de edadismo “sutil”:
1. El “elderspeak”
Forma parte del micro-edadismo; se trata de una forma de comunicación infantil hacia los ancianos, como hablar más lento o más alto y el uso de términos afectuosos pero no adecuados.
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2. Dificultad para trasladarse
Muy a menudo, las poblaciones no cuentan con infraestructuras adecuadas para los mayores, hecho que limita su traslado y autonomía.
3. Difícil acceso al trabajo
Esta es quizá de las más conocidas. Las prejubilaciones, por ejemplo, son un claro indicio de ello, puesto que los mayores poseen mucha más experiencia y se les discrimina por la edad y por el sueldo alto que esta experiencia conlleva. Otras formas de edadismo en el ámbito laboral es la preferencia de jóvenes a la hora de contratar o la existencia de las jubilaciones obligatorias.
4. Poca visibilidad
Los mayores aparecen escasamente en medios, publicidad o cine. Esto es debido al concepto que nuestra sociedad tiene de la ancianidad: un periodo de la vida poco “estético” y carente de atractivo. Esto es consecuencia, por supuesto, de un mundo que basa sus principios en la imagen.
Ligado a este tema está la idea errónea de que las personas mayores no pueden tener sexo o no pueden enamorarse, puesto que, a su edad, ya “no lo necesitan”.
5. Control excesivo
Está conectado con el infantilismo, pues a menudo las personas mayores son consideradas incapaces de llevar una vida plena y autónoma, a pesar de hallarse en plena posesión de sus facultades, tanto psíquicas como físicas.
6. Ámbito de la salud
El edadismo fomenta la depresión en los ancianos y, por tanto, limita su calidad de vida y acorta su esperanza de vida.
Centro Psicológico Cepsim
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Conclusión
Para concluir, podemos decir que, aunque no lo parezca, el edadismo está presente en nuestra sociedad de maneras muy sutiles que pueden minar la salud psíquica y física de los mayores. La subestimación de sus capacidades y tratarlos como si no fueran capaces de dirigir su vida puede afectar de forma muy negativa en su día a día, incluso llevarles a la depresión y a un fallecimiento prematuro.
Para terminar: hay que tener en cuenta que el edadismo no sólo perjudica a los mayores de ahora, sino que también perjudica a los jóvenes, puesto que serán ancianos algún día. Si el edadismo se perpetúa, los mismos que lo fomentan serán los objetivos en un futuro.