Ninguna familia es perfecta. Siempre hay algo que nos impide decir con rotundidad que nuestra infancia fue completamente feliz puesto que alguna discusión, comentario inapropiado o tensión emocional enturbió algún que otro día de nuestra niñez.
Esto no quiere decir que todas las familias sean malas, sino que son humanas. No es posible tener una familia perfecta y feliz, y quien diga eso se miente a sí mismo y a los demás. Sin embargo, esto no quiere decir que no haya familias disfuncionales y tóxicas.
Son varias las características que podemos identificar en la familia narcisista. A lo largo de los siguientes párrafos, vamos a ahondar en los roles, el proceso, la estructura y forma de entender las relaciones intrafamiliares de este tipo disfuncional de familia.
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Familias narcisistas: características en común y cómo reconocerlas
En más de una ocasión nuestra familia ha hecho o dicho algo que no nos ha gustado. Todos tenemos alguna espinita clavada, algo que nos hicieron nuestros padres que nos impide hablar de nuestra infancia como un período completamente feliz. Nadie es perfecto y las familias lo son menos, una realidad que no significa que todas ellas sean disfuncionales ni malas, sino que evidencia el hecho de que en todas las familias ocurren cosas buenas y cosas malas, superando la adversidad cuando esta se presenta.
No hay ninguna familia que viva feliz y en paz todos los días de su vida, puesto que en la vida hay altibajos y los núcleos familiares se ven influidos por ellos. Sin embargo, sí que hay familias mejores y peores, y las narcisistas son ejemplo de ello. Son familias donde el daño es muy profundo y frecuente que se caracterizan por la rigidez, la culpabilización, la manipulación emocional y un criticismo despiadado.
Una familia narcisista es aquella en la que las necesidades de los padres se encuentran en el centro y se espera que los niños las satisfagan, patrón inverso al propio de una familia saludable. En vez de ser el padre o la madre quien actúa como un modelo familiar saludable y apoya a los hijos y fomentar su desarrollo, son los propios niños quienes ejercen estos papeles. Todo esto da lugar a un entorno en el que hay negligencia, abusos y negación de los mismos, expectativas poco realistas, falta de empatía y conflictos constantes.
Las características de las familias narcisistas son variadas y en los próximos apartados las veremos ahondando en los roles, los procesos de formación y reglas silenciosas presentes en ellas.
Los roles en la familia narcisista
En la familia narcisista podemos reconocer varios roles llevados a cabo por sus miembros. Cada familiar contribuye a su manera en dotar a la familia de toxicidad y disfuncionalidad, pero lo que hace que esta sea una familia narcisista es sin lugar a dudas la presencia de un narcisista principal quien hace que la familia gire en torno a él.
1. Narcisista principal
Este rol lo suele desempeñar uno de los progenitores, soliendo ser el padre. El narcisista arrastra una herida emocional profunda, cuyo origen se remonta en la infancia, que ha hecho que se desarrolle una personalidad grandiosa, perfeccionista, intolerante con los errores. Como su autoconcepto y autoestima son muy frágiles, el narcisista principal necesita destacar las desgracias y debilidades ajenas para mantener su ego alto.
Añadido a esto, este personaje usa a sus propios hijos y cónyuge como si fueran un tablero de ajedrez, asignándole roles a su conveniencia y, si no se hacen lo que él o ella quiere, surge el conflicto. Es por ello que sus hijos pasan buena parte del tiempo pensando en cómo evitar tales conflictos con su padre o madre y esquivar su despiadada y ácida ira.
El narcisista principal le viene que ni calzado este nombre. Toma como prioridad sus propias necesidades, después las de los demás si supone algún tipo de beneficio. A partir de este tipo de pensamiento va edificando un comportamiento abusivo, negligente y nefasto para la vida en familia y en pareja. Si alguien se atreve a confrontarlo y se rebela contra él o ella, no es capaz de entender semejante ingratitud y descarga su rabia y paranoia contra el disidente.
2. Codependiente
El codependiente podría ser también el cómplice del narcisista. Es el que facilita la conducta del narcisista principal y suele recaer en la figura del cónyuge o uno de los hijos, sobre todo el más mayor. Son aquellas personas que quieren transmitir el mensaje de “no pasa nada”, que todo esto es normal, negando el evidente hecho de que se está en una familia con unas dinámicas tóxicas y abusivas, en muchas ocasiones incurriendo en maltratos verbales, psicológicos y físicos.
El codependiente tiene tan poca autoestima que le lleva a aceptar una supuesta pequeñez frente a la grandiosidad de la que el narcisista principal hace gala, aunque no sea más que fachada. Los codependientes reciben un trato manipulador, alternándose el modo amable con el abuso y la vejación.
3. Monos voladores
Los monos voladores suelen ser los hijos u otros familiares. Son los familiares que asumen el trabajo sucio de la familia narcisista, consistiendo en uno o más familiares que buscan la crítica y el conflicto activamente. Generan y mantienen tensión motivados por el principio del “divide y vencerás”.
Son expertos en crear bandos, generando situaciones de dos o más contra uno. Los implicados en estos conflictos cambian con el paso del tiempo y tras cada crisis, escogidos por estos monos voladores tanto por cuenta propia como guiados por el narcisista principal. Se podría decir que son pequeños narcisistas, aprendices del maestro el narcisista principal.
4. Niño dorado
Su nombre lo dice todo. El niño dorado es el favorito, el idealizado por el padre o madre narcisista, hecho a imagen y semejanza de los anhelos que tiene su progenitor. Cumple con todo lo que el narcisista le pide, mostrando obediencia ciega lo cual le supone el aislamiento de los demás miembros de la familia, quienes lo ven como el niñito mimado. Sin embargo, también lleva una pesada carga sobre sus espaldas, dado que el más mínimo fracaso, decepción o ápice de pensamiento crítico lo convertirá del favorito al chivo expiatorio.
5. Chivo expiatorio
En las familias narcisistas es fundamental la presencia de alguien que ejerza de chivo expiatorio. El sistema patológico elige quien será quien ejerza este rol en función de lo diferente que sea con respecto al grupo o cómo se aleje de lo visto como “el miembro ideal” de la familia. Puede que sea una persona rebelde, crítica con la familia, o empática hacia aquellas personas víctimas del narcisista principal. Esto hace que sean señalados como los culpables de los problemas, siendo víctimas también del narcisista y sus monos voladores.
6. Hijo neutral
El niño neutral pretende actuar como un muro de contención entre los narcisistas patológicos y el resto de la familia. Quiere conseguir que se calmen las cosas y opta por no tomar partido entre unos y otros. Pese a su neutralidad, en un entorno naturalmente patológico y disfuncional como es el de una familia narcisista, no tomar partido es malsano añadido además de que no se puede disfrutar de una buena salud mental intentando contener una insoportable realidad como es la del maltrato psicológico familiar.
7. Hijo perdido
El niño perdido es el hijo invisible, no visto ni tomado en cuenta por sus propios padres. Su estrategia para sobrevivir al narcisismo familiar es la de no hacer ruido, no hacerse notar ni plantear demandas puesto que a pesar de ser ignorado, en este tipo de familias parece que sale más a cuenta que te ignoren que no que se ceben contigo.
Pero pese aplicar una defensa para pasar desapercibido frente a sus propios padres y evitar ser víctima de los ataques del narcisista principal, esto hace que también sean los que más sufren el drama de la negligencia emocional.
Procesos de formación y mantenimiento de la familia narcisista
Cada familia es un mundo y esto también se aplica para las familias narcisistas, no obstante, sí que es cierto que podemos identificar una serie de procesos compartidos entre este tipo de grupos que hace que se conviertan en patológicos, además de mantener los estilos patológicos en las relaciones interpersonales.
1. Parentificación
La parentificación es la inversión de roles entre padres e hijos. Uno de los hijos, normalmente el más mayor, es elegido para realizar tareas que no tocan para su edad, entre ellas las de cuidar de los hermanos, cocinar, ser confidente e, incluso, traer dinero a casa.
La parentificación supone una grave limitación de las libertades y derechos de los niños y adolescentes que trae consigo un gran daño a nivel psicológico, puesto que el joven se siente frustrado al no poder comportarse como un niño de su edad. Puede que se sienta especial o más importante durante un tiempo, pero de mayor sufrirá las consecuencias, entre ellas el creer que el amor deben ganárselo trabajando.
2. Luz de gas
La luz de gas es un comportamiento tristemente frecuente. Consiste en hacer dudar a otra persona de sus propias percepciones de la realidad, conseguir hacer que piense que tiene un trastorno mental o algún tipo de disfunción cognitiva, mostrándole una realidad retorcida o distorsionada en función de lo que el narcisista principal quiera conseguir. Es, sin lugar a dudas, una muestra de abuso psicológico.
3. Proyección
La proyección consiste en ver en otras personas pensamientos, sentimientos, actitudes y creencias que en realidad son de uno mismo, pero que no se está dispuesto en aceptar ni reconocer. La proyección es típica en el narcisista, puesto que no hay nada que distorsione la percepción de uno mismo que la propia vanidad.
4. Difamación
Las campañas de difamación son comunes en las familias narcisistas, constantes cuya única variable es la víctima y el motivo por el que se la difama. Chismorreos, mentiras, comentarios peyorativos… comportamientos propios de un patio de recreo con adolescentes malcriados pero perpetrados por padres hijos.
La razón detrás puede ser muy diversa, pero suele ser común la venganza por haberse sentido ofendido o miedo a que la víctima desenmascare algún error que cometió el narcisista principal y que eche a bajo su poder manipulador.
5. Idealización y devaluación
En las familias narcisistas son comunes las situaciones de competencia insana. Los padres o hijos narcisistas buscan dividir y confrontar a sus hijos, hermanos y demás miembros de la familia para así controlarlos mejor. Una de las mejores estrategias para ello es idealizar a unos y devaluar a otros, o lo que es lo mismo, favorecer a unos y destrozar a otros.
Por un lado tenemos que exageran las bondades de unos hijos, presumiendo de ellos delante de los demás retoños, mientras que por el otro aplican tácticas de devaluación como criticar, culpar, humillar y avergonzar a aquellos hijos que se les ha cogido manía y se han convertido en los chivos expiatorios. Sea como sea, en ambos casos el narcisista es incapaz de ver de forma objetiva cómo es la persona a la que están idealizando y cómo es la que están devaluando.
¿Cómo reconocer a una familia narcisista?
Por último vamos a ver una serie de reglas y comportamientos que regulan el funcionamiento de la familia narcisista, los cuales nos pueden servir para reconocer a este tipo de núcleos familiares.
Las reglas silenciosas que vienen a continuación son el resultado del arduo trabajo realizado por la educadora y periodista Julie L. Hall, autora del libro “The Narcissist in Your Life: Recognizing the Patterns and Learning to Break Free”, un libro que ha ayudado a miles de personas a liberarse de sus entornos familiares narcisistas.
1. Aceptación condicional
Para lograr la aceptación de sus padres, los niños deben cumplir con lo que los adultos les ordenan, cumpliendo con la narrativa familiar y el sistema de valores. Cualquier aspecto que difiera de lo que se espera de ellos, por muy nimio que sea, es rechazado e, incluso, patologizado.
2. Sumisión
Los narcisistas principales esperan que el resto de la familia se someta a sus designios, sin importar si sus solicitudes son totalmente arbitrarias, crueles y despectivas hacia la salud mental y física de las personas a las que le está pidiendo el favor.
3. Siempre hay chivo expiatorio
Todas las familias narcisistas tienen un chivo expiatorio. Cuando el padre pierde su trabajo, la madre quema la comida, un hermanito pequeño rompe un juguete… sea cual sea lo que haya pasado, alguien debe pagar el pato, aunque no tenga nada que ver en lo más remoto. El chivo expiatorio debe soportar la carga de los demás, sus frustraciones e infelicidad, así como el autodesprecio proyectado del narcisista principal.
4. Accidentes vistos como debilidades
El más mínimo error, por muy accidental e inconsciente que haya sido, es visto como una debilidad que hará que el narcisista principal trate a quien lo haya cometido de forma vergonzosa y humillante, incluso por varios años.
5. Parcialidad absoluta
En estas familias es casi imposible mantener una postura neutral puesto que todos sus miembros se ven inmersos en dinámicas de “o estás conmigo o estás contra mí”. Si no estás del lado del narcisista dominante él siempre te lo echará en cara.
Intentar no tomar partido siendo adulto en este tipo de familias es complicado, pero posible, lo que no lo es tanto es cuando se es un niño y se tiene que tomar partido hacia uno de los dos padres, un hermano u otros miembros de la familia.
6. Nunca hay suficiente amor y respeto para todos
El amor y el respeto son recursos limitados en las familias narcisistas. Los padres narcisistas solo invierten este tipo de recursos en su hijo favorito o a quien consideren digno de amor y respeto. No hay término medio: si respetan a un hijo le faltan el respeto a los demás.
7. Represión de emociones
Las emociones son vistas como un signo de debilidad y son reprimidas en las familias narcisistas. A pesar de que los sentimientos nos hacen humanos, ayudándonos a conectar y adaptarnos al contexto social, en este tipo de familias son considerados una muestra de egoísmo y egocentrismo.
Esto, sin embargo, es distinto cuando las expresa el narcisista principal, la única persona considerada por sí mismo como digna de manifestar sus inquietudes, emociones y opiniones, aunque esto suponga faltarle al respeto a sus familiares.
8. Explosiones de ira del narcisista principal
Los miembros de la familia tienen que tragar y aguantar las explosiones de ira del narcisista principal, caracterizadas por ser irracionales e injustificadas. Se comporta de forma déspota con sus hijos, independientemente de la edad que estos tengan o de su grado de comprensión de lo que el narcisista les atribuye haber hecho. Estos ataques intensos de ira desproporcionada son preocupantes, posible síntoma de trastorno mental.
9. Negación constante de los abusos
En las familias narcisistas, a pesar de disponer de un amplio historial de momentos llenos de tensión y abusos, estos son sistemáticamente negados, especialmente por el narcisista dominante. Es habitual que incluso llegue a sostener que realmente su familia es sana y funcional, el ejemplo de familia perfecta, a pesar de los evidentes problemas que hay en ella materializados en:
- Incidentes abusivos
- Miedo constante
- Maltratos hacia el chivo expiatorio
- Negligencia
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