​Tipos de feminismo y sus distintas corrientes de pensamiento

¿Qué clases de feminismo existen y qué ideas defiende cada corriente?

El feminismo es un conjunto de movimientos sociales y políticos muy variados. En parte por su larga trayectoria histórica y en parte por la diversidad de tradiciones ideológicas que hay en este, hay muchos tipos de feminismo, algunos de los cuales no solo proponen estrategias diferentes de perseguir sus metas, sino que además tienen diferentes objetivos.

A continuación veremos las distintas corrientes principales del feminismo.

Principales tipos de feminismo

Esta clasificación de corrientes de feminismo debe ser entendida como una simplificación, ya que hay muchos tipos de feminismo y aquí solo aparecen las principales ramas.

1. Primera ola de feminismo

La primera ola del feminismo, aparecida entre finales del siglo XIX y principios del XX, se centraba en la búsqueda de una igualdad formal entre hombres y mujeres. Es decir, se luchaba por el derecho al voto femenino, la no discriminación de la mujer en las leyes y la posibilidad de que también ellas pudiesen acceder a la propiedad en vez de ser simples administradoras de la economía doméstica.

El tipo de feminismo de esta época es fundamentalmente liberal, y se basaba en los principios de la Ilustración. Era un movimiento que partía de la idea de que no existía ninguna razón válida para romper el principio de igualdad defendido por los intelectuales de la Ilustración y discriminar a las mujeres.

Así pues, la perspectiva de análisis de la realidad propia de la primera ola del feminismo partía del individualismo: los problemas de la mujer no eran visto como algo social, sino como ataques hacia su individualidad y su capacidad para acumular propiedad privada.

2. Segunda ola del feminismo

A partir de la segunda ola del feminismo, que se produjo entre los años 60 y los 90, la cantidad de tipos de feminismo se diversifica más al adoptar influencias de la filosofía posmoderna y por alejarse del individualismo del feminismo liberal.

En este nuevo feminismo se considera que el problema de fondo del cual se quiere terminar de raíz (de ahí la denominación "radical") es un fenómeno social e histórico, esto es, algo que debe ser atacado desde una óptica colectivista. Eso hace que a la influencia de las ideas posmodernas se una la dialéctica heredada del marxismo.

En esta generación del feminismo aparecen dos ramas principales: el feminismo de la diferencia y el de la igualdad. Ambos, sin embargo, se agrupan en una categoría que se conoce como feminismo radical, desde el cual se interpreta que la naturaleza de la discriminación hacia la mujer no depende de formas jurídicas concretas sino que parte de un sistema histórico de opresión económica, política y cultural llamada patriarcado.

2.1. Feminismo de la igualdad

Desde el feminismo de la igualdad se marca como objetivo que las mujeres puedan llegar a acceder al mismo estatus que ocupan solo los hombres, entre otras cosas. Además, se entiende que el género es un constructo social que históricamente ha servido para vehicular la opresión hacia las mujeres a través de los roles de género asignados artificialmente al nacer.

Por consiguiente, el feminismo de la igualdad pone énfasis en la idea de que hombres y mujeres son esencialmente seres humanos, más allá de los géneros impuestos. Sin embargo, eso no significa que a la práctica el objetivo inmediato del feminismo de la igualdad sea la igualdad en sí misma; como se entiende que se parte de un desequilibrio entre sexos, se puede llegar a defender la discriminación positiva en algunos ámbitos, por ejemplo, como medida temporal. Por ejemplo, se puede exigir un mínimo de representación femenina en los parlamentos.

Históricamente, el feminismo de la igualdad ha sido muy influido por el marxismo, ya que a diferencia del feminismo de la diferencia se centra en aspectos materiales de las necesidades humanas más básicas a la vez que parte de un análisis centrado en los fenómenos sociales.

2.2. Feminismo de la diferencia

Desde el feminismo de la diferencia se marca el objetivo de terminar con la opresión hacia las mujeres sin tomar como referencia el estatus masculino. Desde este tipo de feminismo se defiende la idea de reivindicar los valores femeninos (revisados para que no estén dictados desde una óptica masculina) y su diferencia con los masculinos.

Así pues, se marca distancias con respecto a la idea del feminismo entendido como un movimiento que conduce hacia la igualdad, ya que se da por supuesto que lo femenino necesita tener su propio espacio para desarrollarse y para perdurar. Esto ha hecho que tanto desde dentro de los feminismos como desde fuera de ellos se haya criticado duramente al feminismo de la diferencia por ser esencialista y defender fundamentalmente conceptos y no personas.

3. Tercera ola del feminismo

La tercera ola del feminismo arranca en los años 90 y prosigue hasta la actualidad. Si en la primera ola del feminismo ya se había introducido un matiz identitario e interpretativo en el feminismo, aquí este énfasis puesto en las subjetividades se extiende mucho más, dando cabida a identidades quee****r, al feminismo musulmán y a muchas otras variantes. La idea es cuestionar la perspectiva de la mujer blanca occidental y heterosexual como pilar del feminismo.

En esta generación hay un tipo de feminismo que destaca por su diferencia de los anteriores: el transfeminismo.

3.1. Transfeminismo

Se trata de uno de los tipos de feminismo que bebe más de una de las críticas al binarismo de género más radicales: la teoría queer. Según esta, tanto el género como aquello que se considera que es el sexo biológico de las personas son constructos sociales.

Por consiguiente, las personas con características físicas asociadas a lo femenino dejan de ser el principal sujeto que debe emanciparse mediante el feminismo, sino que el empoderamiento debe ser alcanzado por todo tipo de minorías, incluyendo personas que experimentan su género de forma diferente a la tradicional y que por ello son discriminadas: transexuales con y sin disforia de género, genderfluid, etc.

De este modo, el feminismo que está presente en el transfeminismo ya no tiene el sexo biológico de las personas como un criterio que demarca quién es oprimido y quién no lo es, y además incorpora matrices identitarias que no tienen nada que ver con el género, como la raza y la religión.

Referencias bibliográficas:

  • Bocchetti, Alessandra (1996). Lo que quiere una mujer. Madrid: Ediciones Cátedra.

  • Molina Petit, C. (1994). Dialéctica feminista de la Ilustración. Barcelona: Anthropos.

  • Varela, N. (2005). Feminismo para principiantes. Barcelona: Ediciones B.

Psicólogo

Licenciado en Sociología por la Universitat Autónoma de Barcelona. Graduado en Psicología por la Universitat de Barcelona. Posgrado en comunicación política y Máster en Psicología social.

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