La pirámide de la violencia machista

Esta representación gráfica muestra diferentes capas de visibilidad de la violencia machista.

Pirámide de la violencia machista
Un resumen de lo que expresa esta pirámide de la violencia.

A raíz del aumento de la concienciación sobre los temas relacionados con la discriminación de la mujer, en los últimos años, han surgido algunas teorías que explican las formas en las que se ejerce la violencia machista.

En este artículo veremos una de las que más se ha popularizado últimamente, la pirámide de la violencia machista, a veces llamada iceberg de la violencia de género. También encontrarás un resumen sobre lo que propone y sus limitaciones y problemas.

¿Qué es la pirámide de la violencia machista?

Las dinámicas sociales son siempre complicadas de entender, y por eso, a la hora de comprender su naturaleza, muchas veces se recurre a las representaciones gráficas que lo simplifican. Este es un ejemplo de cómo mediante una figura triangular se intenta plasmar los diferentes niveles de agresiones y violencias.

La pirámide de la violencia machista, a veces llamada simplemente pirámide de la violencia, es una representación gráfica en la que se establece una relación entre la extrema violencia física y otras formas de violencia más sutiles, de carácter más simbólico y estructural (es decir, que involucra el funcionamiento de toda la sociedad).

Además, normalmente se aplica a la explicación de la violencia machista contra la mujer, aunque a veces también es adaptado para incluir violencias y agresiones que tengan que ver con la discriminación por identidad de género y orientación sexual, o incluso con el racismo y la xenofobia.

Se trata de un concepto muy difundido a partir de un gráfico en el que se ve un triángulo con varios niveles escalonados, en cuya parte inferior se encuentran fenómenos abstractos y sociales que propician las dinámicas desiguales y la imposición de poder de unos sobre otros, y en las superiores se encuentra la expresión definitiva y concreta de ese poder sobre el otro: la violencia física y el asesinato.

Los niveles de violencia

En resumen, estos son los niveles de violencia presentados en la pirámide, ordenados de abajo hacia arriba. Sin embargo, como hay variantes de esta representación gráfica, algunos elementos intermedios pueden aparecer en categorías diferentes a las que aparecen aquí. Por ejemplo, las bromas sexistas pueden aparecer tanto en el nivel de micromachismos como en el de expresiones verbales dañinas.

1. Actitudes y creencias

En este nivel quedan representadas creencias que legitimen ciertas formas de desigualdad y discriminación a costa de los derechos de algunos colectivos.

2. Microagresiones o micromachismos

Se trata de acciones (incluyendo el habla) que dan por buena la situación de inferioridad de las mujeres o de alguna minoría históricamente discriminada.

3. Expresiones verbales dañinas

Se trata de verbalizaciones en las que ya hay una intención de denigrar o dañar a alguien por su condición social. También incluye amenazas, difamación, insultos

4. Agresiones físicas

Como su nombre indica, en esta parte de la pirámide de la violencia figuran los ataques que comprometen la integridad física de las personas. Puede darse mediante golpes y palizas, hasta violaciones.

5. Asesinato

En la última categoría, la persona atacada queda anulada definitivamente mediante el asesinato; quien perpetra el ataque la mata.

Sus influencias: el iceberg de lo inconsciente y el triángulo de la violencia

La pirámide de la violencia machista no forma parte de una teoría sociológica o psicológica desarrollada con detalle por investigadores, sino que forma parte más bien de los memes difundidos por internet y las piezas de propaganda para concienciar. Por consiguiente, no está incluida en una teoría científica, sino que representa una teoría en el sentido más amplio y general de la palabra: explicaciones a un fenómeno que no tienen por qué estar contrastadas empíricamente ni tener un respaldo teórico fuerte.

Quizás por ello, la pirámide de la violencia machista toma prestados elementos explicativos que ya existían antes.

Por ejemplo, Amnistía Internacional publicó una variante de la pirámide titulada “El iceberg de la violencia de género” en formato infografía, en la que se establece una división entre la parte visible y la parte invisible de este fenómeno, por un lado, y las formas explícitas y las sutiles, por el otro. Esta representación hace pensar necesariamente en las instancias psicológicas propuestas por Sigmund Freud, si bien en este caso todos los elementos forman parte del ámbito social, y no de lo que hipotéticamente ocurre en la mente de cada individuo.

Por otro lado, otra influencia de la pirámide de la violencia es el triángulo de la violencia del sociólogo Johan Galtung. Este investigador estableció una relación entre la violencia directa, la violencia cultural, y la violencia estructural. Veamos en qué consiste cada una.

Iceberg violencia de género

Violencia directa

Este tipo de violencia genera un daño objetivable en uno o varios individuos. Es decir, fácilmente visible en actos específicos, y señala inequívocamente la existencia de un conflicto.

Violencia cultural

Es perteneciente a las propensiones psicológicas y actitudinales de las personas, que son diseminadas socialmente y reproducidas en una cultura determinada.

Violencia estructural

La violencia estructural es la que se explica no mediante constructos psicológicos, sino a través de dinámicas sociales, políticas y económicas. Es decir, disposiciones materiales que generan desequilibrios y asimetrías de poder. Por ejemplo, un parlamento en el que prácticamente no estén representadas las mujeres puede ser definida por algunos teóricos como violencia estructural.

Problemas y limitaciones

El principal problema de la pirámide de la violencia es la ambigüedad, dado que normalmente se presenta simplemente en forma de infografía sin más explicaciones.

Eso hace que en ocasiones pueda ser entendida como una manera de clasificar formas de violencia yendo de las más concretas a las más abstractas, y otras, como un modelo que explica cómo la violencia sube en intensidad. En este último caso, se establece una relación causal de las capas más bajas hacia las más altas, relación que no cuenta con estudios científicos que la respalden.

Por otro lado, la definición de violencia como algo tan difuso que está repartido por toda la sociedad genera muchos problemas para delimitar el alcance de estos fenómenos.

Referencias bibliográficas:

  • Calderón Concha, P. (2008). Teoría de Conflictos de Johan Galtung. Revista de Paz y Conflictos. ISSN: 1988-7221
  • Mármol, C. (2016). Hasta nunca: un relato sobre el iceberg de la violencia. 20 Minutos. Consultado el 28/03/2019.

Psicólogo | Director Editorial de Psicología y Mente

Adrián Triglia (Barcelona, 1988) es Graduado en Psicología por la Universitat de Barcelona y licenciado en Publicidad por la misma institución.

Es cofundador y Redactor Jefe de la web Psicología y Mente, la mayor comunidad en el ámbito de la psicología y las neurociencias.

Autor de dos libros de divulgación científica:

Psicólogo/a

¿Eres psicólogo?

Date de alta en nuestro directorio de profesionales

Artículos relacionados

Artículos nuevos

Quizás te interese