El cortisol es uno de los muchos efectos que encontramos en el cuerpo humano de que mecanismos biológicos tallados durante millones de años de selección natural pueden llegar a suponer problemas de salud en algunas circunstancias.
Y es que si bien en la mayoría de los casos esta hormona contribuye a que sepamos adaptarnos a los retos de la vida, a veces el modo en el que gestionamos nuestro comportamiento y nuestras emociones afecta a estos procesos del organismo haciendo que se interpongan entre nosotros y una buena calidad de vida.
De eso hablaremos en este artículo: de las maneras en las que el cortisol puede llegar a dañar nuestro cuerpo.
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¿Qué es el cortisol?
El cortisol es un tipo de molécula producida por el cuerpo y que tiene efectos tanto físicos en el organismo como psicológicos en el comportamiento y la manera de sentirse de las personas. En concreto, dicha hormona forma parte de un conjunto de sustancias conocidas como corticoesteroides, las cuales son segregadas en altas cantidades por el cuerpo en situaciones en las que se activa una respuesta de estrés a situaciones que suponen un reto para la persona (o que son percibidas como tales).
Es segregada por las glándulas suprarrenales, que están ubicadas encima de los riñones y cuya principal función es liberar cierta clase de hormonas en el torrente sanguíneo principalmente según las órdenes que llegan desde el encéfalo.
Es decir, que el cortisol es uno de los tipos de sustancias generadas por el cuerpo cuya función es “ajustar” el funcionamiento el organismo a contextos potencialmente peligrosos o en los que hay un determinado riesgo a evitar. Y es que el cuerpo humano dispone varios mecanismos para modificar su funcionamiento según las prioridades que se desprenden del entorno, y uno de ellos es la respuesta del estrés.
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¿Cómo puede perjudicar a nuestro cuerpo experimentar altos niveles de cortisol?
El vínculo entre el cortisol y el estrés es tan importante que cuando esta molécula es producida en cantidades muy altas en situaciones de estrés agudo, es capaz de afectar a nuestro hipotálamo hasta el punto de que nuestra capacidad de generar recuerdos a largo plazo queda inhibida. Esto explica que algunas personas, al sufrir experiencias como un accidente de tráfico o la muerte repentina de un ser querido, tengan problemas para recordar lo ocurrido incluso si en ningún momento llegaron a quedar inconscientes.
Pero los efectos del cortisol ligados al mecanismo del estrés no son solo psicológicos, y pueden perjudicar de manera significativa a diversos procesos biológicos de distintas partes del cuerpo, aunque esta clase de fenómenos no sean tan “espectaculares” y muchos no se noten hasta transcurridas varias semanas sufriendo estrés elevado.
Está claro que el cortisol no es en sí mismo algo malo para la salud (difícilmente puede serlo teniendo en cuenta que es uan hormona generada por el cuerpo), pero en determinadas circunstancias en las que los problemas del día a día nos desbordan emocionalmente, al ser segregada en altas cantidades durante mucho tiempo puede contribuir a desgastar nuestra calidad de vida y, a medio y largo plazo, puede dañar el organismo. Aquí veremos las distintas maneras en las que lo hace.
1. Inhibe la reacción inmunitaria
Como el cortisol hace que la prioridad sea la capacidad para reaccionar rápidamente a las situaciones que nos plantean un problema en nuestro entorno, funciones con metas más a medio y largo plazo quedan relegadas. Por eso, mientras esta hormona es segregada en grandes cantidades, nuestro sistema inmunitario pierde efectividad y aumenta nuestra exposición a procesos inflamatorios.
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2. Ralentiza la formación ósea
Como el cortisol hace que los recursos el organismo queden dirigidos a “achicar aguas” en situaciones complicadas, parte de los elementos que irían destinados a formar y mantener tejidos celulares quedan destinados a esta reacción del estrés. Esto es lo que pasa en buena parte con las células óseas, de manera que tras un tiempo de mucho estrés, los huesos se debilitan.
3. Desgasta el rendimiento del sistema nervioso
Como el cortisol nos predispone a tener el cerebro más activado de lo normal, si la situación se prolonga, esto afecta a nuestra capacidad para concentrarnos, a nuestra capacidad para recordar, y además nos expone a los problemas de insomnio, los cuales afectan físicamente al cerebro y favorece la eliminación de conexiones entre neuronas en áreas clave del encéfalo asociadas a funciones ejecutivas.
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4. Predispone a la hiperglucemia
Otra de las características del cortisol es que limita los efectos de la insulina, de modo que contribuye a que la glucosa se vaya acumulando en la sangre.
5. Disminuye la producción de colágeno
El cortisol limita los efectos del cortisol, una proteína muy importante sobre todo en áreas de tejido conectivo del cuerpo. Esto se nota especialmente en el estado de la piel, algo que explica un fenómeno muy visible: quienes han sufrido mucho estrés durante meses o años experimentan un mayor ritmo de envejecimiento reflejado en el estado del cutis.
6. Debilita el tejido muscular
De manera similar a como ocurre con otras células del cuerpo, el cortisol hace que las fibras musculares se debiliten debido a la reorientación de las proteínas hacia otras funciones asociadas a la respuesta de estrés.
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Tomas Santa Cecilia
Tomas Santa Cecilia
Psicologo Consultor: Master en Psicología Cognitivo Conductual
Me llamo Tomás Santa Cecilia y soy psicólogo especializado en el modelo cognitivo-conductual. Atiendo a particulares y a empresas de manera presencial en Madrid y mediante sesiones online por videollamada.