¿Habías escuchado alguna vez el concepto homofobia? A pesar de que desde los años 70 se han llevado a cabo multitud de estudios con aspectos que podrían estar relacionados, es un tema en el que apenas ahora se empieza a incidir. Posiblemente, este creciente interés puede estar muy relacionado con la mayor consciencia sobre las desigualdades sociales y de género.
Es probable que este concepto te resulte totalmente nuevo. Por ello, en este artículo explicaremos qué es la femefobia, cómo se manifiesta y en qué situaciones podemos encontrarla o sufrirla. Además, también hablaremos de las posibles consecuencias y de qué está en nuestras manos para poder prevenirla.
¿Qué es la femefobia?
Se define el concepto femefobia como el rechazo, la devaluación y el desprecio hacia la feminidad desde un punto de vista cultural. Asimismo, se incluye la devaluación del impacto que la feminidad padece en las experiencias de discriminación de las minorías sexuales y de género.
Si bien puede resultarnos evidente que la antifeminidad ha tenido, y tiene, una gran relevancia en la ejecución y las experiencias de discriminación, son muy pocos los estudios científicos realizados hasta el momento que hayan centrado sus recursos e investigaciones en demostrar dicho impacto.
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¿Cómo podemos identificarla? Características
Puesto que es un concepto que, lamentablemente, no es ampliamente conocido y reconocido a nivel social, es realmente importante contribuir a la expansión y toma de consciencia del término y, sobre todo, de la realidad que implica. A continuación se exponen algunas de las principales características que pueden ayudarnos con su identificación.
Devaluación de la feminidad
Cualquier aspecto relacionado con lo femenino o la feminidad se considera inferior en comparación a lo masculino. En este sentido se pueden incluir tanto aspectos estéticos como conductuales o comportamentales.
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Ridiculización de la feminidad
En la línea de lo expuesto anteriormente, al considerarse inferior la feminidad se convierte también en objeto de mofas, chistes, burlas… Con esto se pretende perpetuar la idea de que los aspectos que rodean la feminidad son menos importantes, triviales e insustanciales.
Derecho masculino
Se considera que el género masculino dispone de una especie de derecho que les da acceso a los espacios y los cuerpos femeninos en todas sus expresiones. Sin duda, esto supone un grave impacto social puesto que supone la perpetuación de la cosificación, objetificación y explotación de la feminidad.
Determinismo biológico
En los estudios realizados, se ha observado que la femefobia puede llegar a utilizarse como herramienta para justificar el determinismo biológico. Es decir, se deficiente que la feminidad es algo asociado a lo femenino y que lleva consigo de forma inherente la debilidad. Se usa como discurso defensor de las diferencias naturales, biológicas, de género.
Perpetuación de roles de género
La femefobia implica la necesidad de una observación y de un refuerzo constante de las normas sociales, las expectativas y los roles que históricamente se han asociado a cada género. Las personas con comportamientos que se alejen de lo considerado aceptable o esperable pueden ser gravemente castigadas.
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Impacto en la sexualidad
Se pretende establecer, mediante la femefobia, una especie de regularización de la sexualidad. Para ello, se recurre a lenguaje coercitivo y vejatorio. Se fomenta la ridiculización de ciertos aspectos relacionados con la sexualidad femenina y se culpabiliza a las víctimas en lugar de reconocerlas como tal.
¿Dónde podemos encontrarla o sufrirla?
Lamentablemente, podemos sufrir femefobia en prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida diaria. Es relativamente fácil observarla a nivel social, en nuestro día a día, si analizamos la comunicación en los medios, las redes sociales, la publicidad…
Es cierto que, para muchas personas, puede ser realmente complejo identificar esta situación problemática porque debemos entender que la femefobia está presente desde la crianza. Ya en los inicios del desarrollo se transmiten los roles de género y se refuerzan los estereotipos asociados a cada uno de ellos.
¿Qué aporta la evidencia científica?
A pesar de que, tal y como se ha comentado anteriormente, son pocos los estudios realizados hasta el momento, sí disponemos de cierta evidencia científica. La femefobia se ha incluido como objeto de estudio especialmente en el marco del impacto que puede tener sobre determinados colectivos.
Es importante resaltar que hay una parte de la sociedad que, desgraciadamente, se ve altamente afectada por la femefobia. Estamos hablando del colectivo LGBTQ+. Son varios los que apuntan que la femefobia supone uno de los factores más potentes a la hora de predecir, en hombres heterosexuales, los comportamientos clasificados como anti-gay.
En este sentido, los estudios señalan que ante la percepción u observación de determinados comportamientos considerados femeninos en hombres se produce una elevada incomodidad en los hombres heterosexuales participantes que les impulsa a tener conductas discriminatorias.
¿Qué consecuencias tiene?
Teniendo presente todo lo que se ha expuesto hasta el momento, es fácil deducir que la femefobia puede generar graves impactos en la salud mental, emocional e incluso física de las personas que la padecen.
Además de toda la sintomatología de salud mental que pueda derivarse (trastornos de ansiedad, del estado de ánimo, problemas de autoestima, etc.), pueden padecerse también otras dificultade. A nivel social, como la estigmatización y el aislamiento a consecuencia de la discriminación. Esto puede, sin duda, afectar a otros ámbitos como el laboral y el académico.
¿Cómo prevenirla?
El paso más importante y básico cuando hablamos de prevención es la toma de consciencia. Si no se le otorga la importancia a la situación que realmente tiene y se aprecia su grave y demoledor impacto, es muy difícil poder prevenirla. Es necesario que cada persona empiece por observar qué cambios puede implementar a nivel individual.
Una vez establecida la base, es elemental que, a nivel colectivo, se desarrollen leyes, normativas, políticas y, en general, legislación que permita proteger a las personas contra la discriminación. En este sentido, es fundamental el impacto de los grupos organizados que llevan a cabo activismo visibilizando y concienciando sobre la problemática.