Los 9 tipos de exclusión social, y cómo afectan a la ciudadanía

Resumen de los diferentes tipos de exclusión social y sus implicaciones en la calidad de vida.

Tipos de exclusión social

A lo largo de la historia, incluso a día de hoy, muchos sectores de la población han experimentado algún tipo de exclusión social.

Vamos a analizar este concepto, definiéndolo, explicando los diferentes tipos de exclusión social que pueden darse e investigando las causas que lo generan.

Definición de exclusión social

La exclusión social consiste en la dificultad o imposibilidad de un sector de una determinada población en acceder o participar en alguna o todas las actividades de dicha sociedad, debido a una carencia de recursos, de capacidades o directamente de derechos, por una determinada condición, que puede ser de índole muy variada según el momento de la historia y de la sociedad.

Durante toda la historia de la humanidad la exclusión social (sin conocerse con ese término, ya que es de origen moderno), ha sido una constante en todas las civilizaciones, en mayor o menor medida, y las causas que lo han motivado han sido muy variadas: diferencia de clases, motivos económicos, enfermedades, cuestiones de honor, raza, religión, color de piel, sexo, orientación sexual…

Son tantas las causas como pueda uno imaginar, porque al fin y al cabo se ha utilizado como una medida de control y sometimiento entre los que ostentaban el poder de la sociedad y los que no, y ese tipo de mecanismos ha estado ligado a nuestra historia desde que el mundo es mundo.

Historia reciente

Obviamente la tendencia, al menos en la sociedad occidental, que es en la que vivimos, es la de reducir esta problemática hasta lograr eliminarla, y es por ello que las naciones modernas constantemente promulgan leyes que velen por la integración del total de la población, la igualdad de derechos y de oportunidades, para que en última instancia la exclusión social desaparezca.

El concepto moderno aparece en nuestra sociedad tras la Segunda Guerra Mundial, y va ganando fuerza lentamente hasta que en la década de los 80 se convierte en una prioridad a nivel legislativo en los países de Europa occidental.

En Francia se crea una renta mínima vital (medida que también ha sido tomada recientemente en España) con el objetivo de que ningún ciudadano se quede atrás por falta de recursos económicos.

En la Comunidad Económica Europea, precursora de la Unión Europea, se presenta una resolución llamada Combatir la exclusión social, primera aparición oficial de este término. Y, a finales de los 90, el gobierno de Reino Unido crea la Unidad para la Exclusión Social.

A pesar de la importancia que ha ganado este término en Europa (aunque ni siquiera en todos los países), en otras sociedades como la estadounidense o la asiática no ha conseguido arraigar. Su acogida tampoco ha sido muy fuerte en los países africanos o de iberoamérica.

Y es que, en todos estos lugares se sigue utilizando el término de pobreza para referirse a toda esta problemática. Incluso dentro de la propia Unión Europea existen sectores que prefieren seguir utilizando el concepto de pobreza y los indicadores relativos a la misma.

De hecho, en 2020 se ha creado la Plataforma europea contra la pobreza, renunciando en parte al término de exclusión social, que se había acuñado y defendido aquí durante décadas. Incluso el programa británico comentado antes, se fue diluyendo poco a poco hasta desaparecer.

Tipos de exclusión social

La tipología que rodea al fenómeno de la exclusión social es bastante amplia. Se englobaría en tres grandes tipos, que a su vez se subdividirían. Vamos a conocerlos en profundidad.

1. Exclusión económica

Obviamente una de las principales causas que generan una brecha en la sociedad es el dinero, o mejor dicho, la falta de este. Esto, a su vez, puede estar ocasionado por una serie de factores diferentes que serían los que estarían generando este tipo de exclusión social.

1.1 Escasez de ingresos

Uno de las problemáticas más frecuentes hoy en día es la precariedad laboral, y es que, si ya es difícil encontrar empleo, muchas veces las opciones disponibles implican condiciones que no cumplen con la legislación, obligando a trabajar horas que no figuran en el contrato (si es que este existe, puesto que en muchas ocasiones ni siquiera se hace a nivel legal y por lo tanto no existen las cotizaciones y coberturas sociales.

Por supuesto, en la mayoría de estos casos los salarios son indignos, por lo que, a pesar de dedicar al trabajo una cantidad ingente de horas, la retribución apenas da para cubrir las necesidades básicas de la vida de la persona.

1.2 Empleo inestable

Otro factor que puede desencadenar la exclusión social es la inestabilidad laboral. Igual de difícil que encontrar un empleo puede resultar el mantenerlo en el tiempo. Y es que, debido a las circunstancias tan duras del mercado actual, lo más común es ofrecer contratos temporales que se van encadenando pero que difícilmente se acaban convirtiendo en un contrato indefinido.

Además, muchas veces estos contratos ni siquiera están destinados a cubrir una jornada completa (al menos sobre el papel), por lo que se uniría al factor anterior y ni siquiera estarían generando un salario suficiente.

1.3 Falta de empleo

Por supuesto, la dificultad para encontrar un trabajo se puede alargar en el tiempo y la persona puede pasar meses e incluso años sin recibir una retribución, muchas veces con familias a cargo, con obligaciones económicas (alquiler, hipoteca…) y con deudas que aumentan más y más, que a veces hacen insalvable la recuperación y reintegración.

1.4 Imposibilidad de tener recursos

Aunque el estado de bienestar garantiza una serie de coberturas a los ciudadanos en caso de necesidad, como la prestación por desempleo, la renta mínima de inserción o el ingreso mínimo vital, en muchas ocasiones no se puede acceder a ellas por no cumplir las condiciones, por haber agotado los plazos máximos de disfrute o por otros motivos.

Esta falta de respaldo puede ahondar en la mala situación que está pasando el ciudadano y hacer que esta se cronifique, dificultando su recuperación económica y pudiendo desembocar en una exclusión social.

2. Exclusión en lo social

La exclusión también puede venir desde factores meramente sociales, de aquellos que nos hacen relacionarnos con las otras personas del entorno y las dificultades que pueden darse para que esto ocurra.

2.1 Falta de red de apoyo

No todo el mundo cuenta con los factores de protección que suponen las redes familiares y de amistades a la hora de sentirse amparado en caso de necesidad, ya sea de forma puntual o como una necesidad.

Un ejemplo muy habitual es el de las madres solteras, que tienen problemas a la hora de conciliar su vida familiar y laboral, muy especialmente si se encuentran lejos de su lugar de procedencia y por lo tanto no tienen a nadie conocido que pueda hacerse cargo de los pequeños mientras ella trabaja.

En algunas sociedades también se da una falta de apoyo desde los propios servicios sociales, al tener estos unos recursos muy limitados o directamente al no existir, por lo que sería otra causa que facilitaría la exclusión social.

2.2 Autoexclusión

Por diferentes circunstancias puede ser la propia persona la que decida renunciar a su vida en sociedad, evitando cualquier tipo de relación con sus semejantes y viviendo en aislamiento en todos los ámbitos de su vida.

Algunas patologías psicológicas como la fobia social o el trastorno antisocial de la personalidad pueden explicar en algunos casos este tipo de conductas.

2.3 Dificultades de comportamiento

En ocasiones la persona no renuncia a la vida en sociedad, pero tiene serias dificultades para comportarse de una forma socialmente aceptada, ya sea por una carencia de habilidades sociales o por trastornos que pueden generar comportamientos inadecuados, como puede ser el alcoholismo y otras adicciones.

También puede darse por causas culturales, en casos donde el individuo se ha criado bajo unas creencias, unos estándares morales y unas leyes que resultan difíciles de encajar o directamente incompatibles con los de otra sociedad, en la que se encuentra ahora.

3. Exclusión de tipo político

Aunque no es frecuente en nuestra sociedad y en nuestros días, sí que podemos encontrarnos otros lugares en los que la exclusión llega por una falta de derechos políticos.

3.1 Carencia de derechos

A lo largo de la historia se han ido equiparando los derechos de todos los ciudadanos de manera que su voto en las urnas valga exactamente en las urnas independientemente de su sexo, raza, orientación sexual, color de piel, etc. En las sociedades de los países desarrollados todos tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones.

Pero esto no es así en todas partes. En muchos países, a día de hoy, se sigue discriminando y por tanto excluyendo a determinados grupos, muchas veces minorías pero en otras ocasiones directamente a la mitad de la población, por razón de sexo, por poner un ejemplo. La falta de derechos políticos sería, por lo tanto, una vía de exclusión social muy poderosa.

3.2 Falta de representatividad

Finalmente podemos encontrarnos con un problema en la representatividad política. Puede darse el caso de encontrarnos un grupo de personas que comparten una característica común, y cuyas necesidades no se vean reflejadas en los programas políticos de los partidos, o al menos no en los de aquellos que gobiernan.

Referencias bibliográficas:

  • Hills, J., Le Grand, J., Piachaud, D. (2002). Understanding social exclusion. Oxford University Press.
  • Leary, M.R. (1990). Responses to social exclusion: Social anxiety, jealousy, loneliness, depression, and low self-esteem. Journal of Social and Clinical Psychology. Guilford Press.
  • Hernández, M. (2008). Exclusión social y desigualdad. Universidad de Murcia. Editum.
  • Laparra, M., Pérez, B. (2008). Exclusión social en España. Madrid. Fundación Foessa.

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Luis Martínez-Casasola Hernández. (2020, julio 14). Los 9 tipos de exclusión social, y cómo afectan a la ciudadanía. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/social/tipos-exclusion-social

Luis Martínez-Casasola (Madrid, 1988) se licenció en Psicología en la UAM y cuenta con un máster en Psicología Forense por la URJC y el COP de Madrid, así como con una especialización en recursos humanos. Tras varios años de experiencia en la redacción de contenidos web, ahora colabora como divulgador para medios especializados en el ámbito de la Psicología y la salud.

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