La misma Jane Goodall (1984), que ha dedicado su vida al estudio de los chimpancés, reconoció la importancia de Mary Midgley en la historia del estudio del comportamiento de los animales y en el desarrollo de sus derechos. El primer libro de esta última, Best and man: The roots of Human Nature, escrito en 1978 cuando Midgley contaba más de cincuenta años, representa la obra pionera en este sentido, donde la filósofa reflexiona acerca de las similitudes en la conducta animal y la conducta humana.
En esta biografía de Mary Midgley vamos a acercarnos un poco más a la figura de esta importante pensadora, que compartió estudios con algunas de las más prominentes filósofas del siglo XX y que se ha convertido en toda una referencia en la materia.
Breve biografía de Mary Midgley, la filósofa de la ética animal
En sus memorias, The owl of Minerva, publicadas en 2005 (cuando la autora contaba nada menos que con ochenta y seis años), Mary Midgley reconoce que fue la lectura del libro de Konrad Lorenz King’s Salomon Ring lo que la encaminó a estudiar la conducta de los animales. Era la década de 1950, y Midgley ya se había forjado una importante carrera como profesora de filosofía, pero todavía no había escrito ningún libro. A partir de Best and Man, empezaría a destacar como especialista en moral y derechos de los animales.
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Primeros años en la campiña inglesa
En realidad, Midgley adoraba a los animales desde pequeña, y su mundo era un tema que le había atraído desde siempre. Nacida en Dulwich, al este de Londres, en 1919, pronto la familia se traslada a Cambridge y, más tarde, a Greenford, en Middlesex, donde su padre, Tom Scrutton, empezó a ejercer en una rectoría rural.
Mary confiesa en sus memorias que de las casas de Londres y Cambridge guardaba pocos o ningún recuerdo. Pero la casa de Greenford, a la que los Scrutton (apellido de soltera de Mary) se trasladan en 1924, es otro tema. Mary rememora los juegos infantiles en el jardín con su hermano Hugh, y la vida absolutamente campestre que llevaba en aquellos días.
Sin duda, esta vida rural la puso pronto en contacto con los animales, a los que ya hemos comentado que amó desde muy niña. Esto, en combinación con la afición a la ciencia que la madre, Lesley, prodigó a sus hijos, dieron como resultado una niña de carácter inquieto y curioso, siempre dispuesta a explorar y aprender.
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El Cuarteto de Oxford
Los primeros estudios de Mary, según ella misma recuerda en sus memorias, le fueron impartidos por una institutriz, que daba clases a varios niños de la localidad en el comedor de su casa. Más tarde se matriculó en la Downe House School, donde leyó por primera vez a los filósofos griegos, que la impresionan vivamente.
Pero es quizá en su etapa de juventud en el Somerville College (Oxford), donde Mary aprovechó de forma más intensa su etapa de estudiante, pues allí no sólo estudió a los clásicos, sino que, además, devino amiga de otras tres mujeres que, como ella, estaban destinadas a hacerse un hueco en la filosofía inglesa: Iris Murdoch (1919-1999), que además de filósofa fue excelente escritora de novela, Elizabeth Anscombe (1919-2001) y Philippa Foot (1920-2010). Su amistad en esos años de formación fue tan sólida que se las empezó a conocer como El Cuarteto de Oxford.
Las aportaciones que se hicieron entre ellas y la innegable influencia mutua han hecho que, en los últimos años, se hable de estas cuatro filósofas como de una escuela filosófica. ¿Qué tienen en común estas grandes pensadoras? Todas ellas desarrollaron su trabajo principalmente después de la Segunda Guerra Mundial, y además basaron sus obras en la ética y la moral, especialmente en temas que giran alrededor del bien y del mal y del dilema que supone la elección del camino correcto. Sin embargo, y a partir de este punto, cada una de ellas dirigió sus pasos hacia objetivos diferentes. En el caso de Midgley, su rumbo consistió en la ética relacionada con los derechos de los animales y el estudio de su comportamiento.
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La primera de varias obras
En la Universidad de Reading, donde impartió clases tras el fin de la guerra, Mary conoció al que será su marido, el también filósofo Geoffrey Midgley, con el que se casó en 1950. En 1964, la Universidad de Newcastle le ofrece un puesto en el departamento de filosofía, que ella acepta de inmediato. Mary se ha forjado una carrera como docente, pero todavía no ha publicado ningún libro.
Finalmente, en una fecha tan tardía como 1978 (Mary tiene casi sesenta años) ve la luz su primera obra, la ya citada Best and Man que, según ella, será la raíz desde donde emerjan todas las ramas de su filosofía. Una obra que tardó en aparecer pero que, sin embargo, iniciará una etapa muy prolífica para la autora. En 1983 aparece Animals and Why They Matter; al año siguiente, publica Wickedness. A philosophical essay y, en 1994, una de sus obras más conocidas: The Ethical Primate: Humans, Freedom and Morality.
En sus libros y artículos, Midgley realiza una ácida crítica a las grandes pretensiones de la ciencia. Su lenguaje suele ser claro y accesible, puesto que, para ella, la filosofía debía ser, ante todo, algo práctico y que estuviera al alcance de todo el mundo; algo así como un servicio social. Para ello, la filósofa no dudó en participar en programas de televisión y de radio, así como publicar numerosísimos artículos en los que plasma todas sus ideas.
El último libro de Midgley, What is Philosphy For?, vio la luz poco antes de su nonagésimo noveno cumpleaños, lo que nos da una idea de la actividad incansable de esta pensadora y su compromiso con la filosofía y la ética.
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