Las enfermedades crónicas son una realidad a que, muchas veces, nos empeñamos en observar solo desde el punto de vista biomédico.
Sin embargo, no podemos olvidar que la experiencia de haber desarrollado una patología de este tipo va mucho más allá de lo que ocurre en los órganos y los tejidos celulares de nuestro cuerpo: existen tanto causas como consecuencias de esta que son de carácter psicológico, comportamental.
Así pues, para que una persona con una enfermedad crónica pueda preservar en la medida de lo posible su calidad de vida y capacidad de vivir de manera autónoma, en muchos casos debe contar con apoyo psicoterapéutico combinado con la asistencia médica. En este artículo veremos por qué.
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¿Cuáles son los beneficios de ir al psicólogo si se tiene una enfermedad crónica?
Bajo el concepto de “enfermedad crónica” es posible encontrar una gran diversidad de patologías. Aunque normalmente solamos asociar este término a alteraciones severas de la salud, no hay que olvidar que existen enfermedades crónicas con síntomas leves o que apenas dañan la calidad de vida de las personas, e incluso existen casos en los que estas desaparecen al cabo de unos meses o años. Técnicamente, una enfermedad crónica no tiene por qué permanecer para siempre, si producir una progresión hacia el empeoramiento.
Ahora bien, a la práctica, las enfermedades crónicas más dañinas y persistentes son las que captan más atención en el ámbito de la salud, como es natural. Y es en este grupo de patologías, entre las que incluso encontramos algunas que van deteriorando cada vez más la salud de la persona hasta producir la muerte, en el que quedan más claros los beneficios de disponer de apoyo en el contexto de la terapia psicológica.
Las ventajas de combinar el tratamiento con la psicoterapia en casos de enfermedades crónicas pueden ser clasificadas en dos categorías principales:
- Intervención sobre las conductas que refuerzan o debilitan la enfermedad
- Intervención en cómo el paciente experimenta la enfermedad
Estos dos grandes focos de intervención psicológica plasman el modo en el que la psicoterapia trabaja tanto sobre parte de las causas o desencadenantes de la enfermedad como sobre sus consecuencias. Por un lado, no hay que olvidar que aquello que participa en el mantenimiento y la evolución de las patologías no solo es de carácter biológico, sino también comportamental (nuestros hábitos de vida y patrones de comportamiento influyen en la patología), y por el otro, la experiencia de tener esa enfermedad puede variar mucho dependiendo de cómo procesemos las emociones y los pensamientos vinculados a esta.
Yendo más allá de esta distinción básica entre áreas de intervención, podemos concretar varios beneficios que la psicoterapia aporta a los pacientes con enfermedades crónicas. Son los siguientes.
1. Permite adoptar un estilo de vida adaptado a la realidad de la enfermedad
Tanto comportarse como si la enfermedad crónica no existiese como asumir que esta anula totalmente a quien la sufre son alternativas dañinas. Por eso, en psicoterapia se “educa” al paciente en patrones de comportamiento asociados a hábitos que ayuden a adaptarse a la enfermedad, sin añadirle ni restarle importancia.
Además, los psicólogos pueden trabajar de manera coordinada con los familiares del paciente para hacer que estos comprendan lo que ocurre y apoyen a la persona a la hora de interiorizar esas rutinas.
2. Ayuda a comprender el origen del malestar
Las enfermedades crónicas, por el hecho de serlo, van asociadas a un grado mayor o menos de malestar, que puede presentarse en muchos grados de intensidad. Sin embargo, el simple hecho de haber desarrollado una de estas patologías no implica comprender bien cuáles son los aspectos de esta que producen un malestar significativo.
En psicoterapia se ayuda al paciente a mirar más allá del concepto abstracto de “enfermedad crónica” y a comprender cuáles son las experiencias concretas que originan el malestar subjetivo. Estos elementos cambian dependiendo de cada persona, y el hecho de ser consciente de ellos mediante procesos de auto-conocimiento apoyados por el psicólogo permite gestionar mejor esas emociones negativas y limitar su poder, sin dejar que desborden totalmente a la persona trabajando en la aceptación.
3. Se interviene sobre el duelo
El hecho de recibir el diagnóstico de una enfermedad crónica puede llegar a suponer un duro golpe emocional. Este va asociado a un sentimiento de pérdida, en este caso de pérdida de la salud o incluso de la propia identidad.
Es por ello que en muchos casos se abordan estos casos tal y como se hace con el duelo psicológico de quienes han perdido a un ser querido. De lo que se trata es de potenciar la capacidad de aceptación y a no permanecer anclados en la nostalgia y en unos estándares de vida en los que todos los referentes acerca de “lo que debería ser” apuntan hacia el pasado.
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4. Permite mantener fuentes de motivación e incentivos
Tan importante como gestionar y limitar el impacto emocional negativo de la enfermedad crónica es ayudar a la persona a encontrar formas de ser feliz, de mantener una vida con la capacidad de ofrecer experiencias ilusionantes. Por eso, en psicoterapia se utilizan técnicas de auto-conocimiento y de desarrollo de la auto-motivación a la hora de detectar intereses compatibles con la patología y que aporten incentivos a medio y largo plazo.
5. Se previene la aparición de trastornos psicológicos
En terapia también se trabaja para que una incorrecta gestión de las emociones lleve a la persona con una enfermedad crónica a desarrollar trastornos como la depresión, la distimia, un trastorno de la conducta alimentaria, etc.
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Referencias bibliográficas:
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- Deter, H.C. (2012). Psychosocial interventions for patients with chronic disease. BioPsychoSocial Medicine, 6: 2.
- Elliot, T.R. & Johnson, M.O. (2008). Counseling Psychology and Chronic Health Conditions: A Call for Action. The Counseling Psychologist, 36(1): pp. 118 - 126.
- White, C.A. (2001). Cognitive behavioral principles in managing chronic disease. Western Journal of Medicine, 175(5): pp. 338 - 342.
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