Lunes: la agenda escolar, preparar las mochilas, el jabón para la ropa, el cumpleaños de tu cuñado. Martes: la mayor tiene piscina, el pequeño tenis. Encaja la cita en la peluquería y el médico. La lista sigue, enredándose en la cabeza como un hilo interminable de recordatorios que nadie más parece notar. Tiene un nombre: la carga mental. Aunque muchas tareas del hogar se reparten, el peso de planificarlas sigue recayendo mayoritariamente en las mujeres, afectando su bienestar y generando burnout parental. Un estudio reciente revela que ellas asumen más del 70 % de esta carga. ¿Cómo afecta esto a las relaciones y a la salud mental? En Psicología y Mente hemos hablado con expertos y testimonios.
La psicóloga perinatal y terapeuta de pareja Iliana París describe la carga mental como "la cantidad de esfuerzos mentales que realizamos para gestionar y acabar una tarea". Se expresa sobre todo en las pequeñas cosas que no se nombran. "¿Por qué? Porque se entiende que están dentro de la esfera de los cuidados y, por tanto, vinculadas a los roles femeninos", explica. Un estudio reciente, publicado en 2024 en Archives of Women's Mental Health, proporciona datos reveladores. Investigadores de la Universidad del Sur de California pidieron a 322 madres en relaciones heterosexuales con niños pequeños que evaluaran 30 tareas comunes, como cocinar, limpiar, lavar la ropa, hacer las compras y coordinar citas médicas y actividades extracurriculares. Los resultados mostraron que, aunque la carga física de estas tareas se repartía más equitativamente entre hombres y mujeres, "las madres asumen desproporcionadamente la carga cognitiva de recordar, anticipar y delegar estas tareas". La conclusión: las mujeres soportan un 72,57 % de la carga mental, frente al 27,43 % que recae sobre sus parejas.
Marc, un padre de 35 años de Barcelona con dos hijos, un niño de un año y una niña de cuatro, ha decidido ser consciente y corresponsable en la crianza. Aunque al nacer su primera hija se encontraba en un buen momento profesional, eligió voluntariamente un trabajo menos exigente para pasar más tiempo con la bebé. Aun así, Marc reconoce que su pareja sigue llevando la carga mental de pensar en todo. "Mentalmente, yo me olvido de las tareas y responsabilidades asumidas por ella. Soy más capaz, por educación y por sistema, de olvidarme de lo que no me pertenece", explica y confiesa: "Ella, en cambio, no hace las tareas que yo tengo asignadas, pero sí que sigue ocupándose mentalmente de ellas, lo que le representa carga mental".
Sara, madre de dos niños de nueve y seis años, explica cómo la carga mental recae sobre ella a pesar de que su pareja asuma tareas físicas: "Aunque ellos hagan tareas, la carga mental nos la llevamos nosotras porque tenemos que decirles qué hacer". Aunque al principio su pareja asumió tareas como ir al supermercado, le costó comprender que no solo debía realizar las compras, sino también pensarlas.
Rosa González González es abogada de familia y corrobora que "muchos procesos de ruptura vienen porque con la llegada de un bebé las mujeres consideran que la carga mental está desequilibrada". "Ellas renuncian a sus hobbies, por ejemplo, y ellos no", explica la abogada. Además, subraya la importancia de que las mujeres, después del parto, no solo tengan un reparto equitativo de responsabilidades, sino también espacio para su autocuidado, que sigue siendo invisibilizado. "No se trata solo de que la mujer pueda criar o cuidar, tenemos que pensar que la mujer debe recuperarse de un parto", afirma.
Sara admite que durante su baja por maternidad asumió toda la carga porque decidió tomarse una excedencia, lo que generó conflictos cuando volvió al trabajo: "A muchas mujeres nos cuesta darle la vuelta a esas dinámicas". Admite que tiene tendencia a sobrecargarse, mientras que su pareja tiende a desentenderse. Para reajustarse, muchas veces necesitan crear un conflicto.
Efectos y consejos para sobrellevar la carga mental
Según la psicóloga Iliana París, si no se expresa o descarga la carga mental, a largo plazo puede provocar varios efectos negativos. "Crea insatisfacción, estrés crónico y una sensación de estar en una rueda de hámster, con una lista que nunca se acaba", explica. Esto se ve particularmente en momentos como la Navidad, donde "hay una serie de mujeres agotadas por los regalos y las cenas" y el autocuidado va quedando al final de la lista, lo que provoca "cansancio, culpa, vacío" y, en ocasiones, burnout parental. Esto último puede manifestarse en "expresiones desmedidas de tristeza o rabia, reproches y resentimiento", llegando a la sensación de que "tienen a cargo un niño más".
Negociación y aprender a delegar, resume París, porque a menudo, comenta, la carga mental también viene autoimpuesta: "Hay un nivel de autoexigencia y perfeccionismo de las madres hoy en día que a veces no permite ceder el control al otro. Eso hace que la pareja se sienta juzgada y que perciba que haga lo que haga, no lo va a hacer bien", explica la psicóloga. "Lo que ocurre con delegar -manifiesta Sara- es que tienes que estar dispuesta a que muchas cosas no te gusten. A mí me gustaría comer más verdura, pero como cocina él, no me puedo quejar", resume.
Como parte de su trabajo, la abogada Rosa González suele asignar un ejercicio a sus clientas para ayudarles a visualizar su carga mental. Les pide que tomen un folio en blanco y enumeren todas las cosas de las que se ocupan, por meses. Una de sus clientas describió estas tareas como "aquellas pequeñas cosas invisibles" que, aunque parecen simples, acumulan un gran peso, explica González, que ha trabajado para regular estas cuestiones en los acuerdos de separaciones. La abogada destaca que, a pesar de todo, la carga mental masculina es cada vez más aceptada socialmente, lo que, por lo menos, permite a las mujeres sentirse menos culpables. Aunasí, el peso más grande sigue siendo el de "aquellas pequeñas cosas invisibles" o que simplemente, no se quieren ver. Nombrarlo, y hacerlo visible es el primer paso.
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