La comunicación es un elemento clave del proceso terapéutico: de él depende que los síntomas sean explorados adecuadamente, que la hipótesis sobre la causa del problema se ajuste a la realidad, y que el paciente entienda lo que le pasa y adopte las medidas de mejora de la salud y en prevención adecuadas.
Sin embargo, saber comunicar correctamente en el contexto de la terapia es tan complejo como valioso, en parte porque no se basa en aprendizajes teóricos sino en “soft skills” y habilidades puestas en práctica. Pero incluso en los casos en los que el profesional se encuentra con serios problemas para gestionar bien la comunicación con los pacientes, siempre es posible aprender y dar con las dinámicas adecuadas para “conectar” con quien busca ayuda médica o psicológica.
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Claves para mejorar las dinámicas de comunicación con el paciente en terapia
Estas estrategias y consejos son útiles en cualquier forma de intervención terapéutica, pero especialmente en el caso de la psicoterapia, donde buena parte de los servicios ofrecidos están ligados a la emisión y recepción e ideas y al establecimiento de un clima de confianza en el que expresarse con honestidad sobre el problema a tratar. En cualquier caso, son recomendaciones generales que deben ser adaptados a cada situación y contexto, ya que una de las claves de la comunicación es precisamente la flexibilidad, como veremos.
1. Deja clara la confidencialidad de la información vertida en las sesiones
Más allá de las regulaciones por ley y la entrega de información por escrito, es importante eliminar todas las dudas y posibles motivos de preocupación con las que el paciente pueda llegar a la consulta en lo relativo a su privacidad. De este modo, su aproximación a la terapia será más favorable desde el principio.
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2. Utiliza el humor en momentos estratégicos
El humor es una muy buena manera de descargar tensiones, y ayuda a hacer que el o la paciente no asuma que por el hecho de que el tema tratado (la salud) es serio, toda la conversación debe ser muy seria también. Además, es una muestra de trato humano que hace que los pacientes adopten una actitud más activa e involucrada en la conversación, de modo que no se limite a responder escuetamente a las preguntas que se le hacen y se atreva a expresas sus propias observaciones y preocupaciones.
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3. Utiliza el lenguaje no verbal para establecer el tono que quieres crear
Mediante el lenguaje no verbal es posible contribuir a marcar los ritmos del diálogo y generar un ambiente con una determinada carga emocional. Esto pasa también por saber analizar los gestos, posturas y elementos del paralenguaje del paciente, para comprender cómo se siente. En este sentido, una de las estrategias más usadas es imitar ligeramente la postura y movimientos para que este haga lo mismo con nosotros y se cree una de las primeras formas de conexión entre ambos y, poco a poco, ir conduciéndolo hacia el estilo de lenguaje no verbal que nos interesa.
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4. No olvides que el contexto afecta al significado de las palabras
Algunos profesionales caen en el error de asumir que el contexto únicamente influye en las emociones, en cómo se sienten el terapeuta y el paciente. Por ejemplo, los colores que predominan en las paredes de la consulta pueden influir en el estado de ánimo, y del mismo modo, no es lo mismo hablar en una habitación amplia y con iluminación natural que en otra estrecha y sin ventanas, en la que la voz resuena por las paredes.
Sin embargo, lo cierto es que el contexto también influye en el aspecto cognitivo, y concretamente, en el modo en el que las ideas y expresiones del otro son interpretadas. Una misma frase puede ser entendida como un motivo para alegrarse o como una burla dependiendo del momento y el lugar en el que se dice. Tener esto en cuenta es clave, sobre todo porque los pacientes con determinados trastornos o problemas están especialmente predispuestos a adoptar una perspectiva muy pesimista al analizar lo que se les dice.
5. La fluidez debe predominar sobre el perfeccionismo
No merece la pena intentar hacerlo todo perfecto al comunicarse con el paciente; intentarlo tan solo nos llevará al estrés y al nerviosismo, a causa de que internaremos sobreanalizar cada palabra que digamos. Por suerte, del mismo modo en el que el contexto modifica la interpretación de lo que el otro dice, las acciones realizadas a posteriori también harán que el paciente “reescriba” su interpretación de los hechos, de modo que disculparse, rectificar o hacer aclaraciones justo después de que notemos que nos hemos explicado mal servirá para remediar la situación en la mayoría de los casos.
Por ello, prioriza siempre el objetivo de dar lugar a conversaciones fluidas y en caso de equivocarte, simplemente rectifica en el momento. A fin de cuentas, aunque no pensemos den ello día a día nos exponemos a múltiples errores de este tipo, hasta el punto de que muchas veces ni los reconocemos como tales y asumimos que forman parte de la naturaleza de la comunicación en tiempo real.
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6. Utiliza los silencios en favor de la sesión de terapia
Dar lugar a conversaciones fluidas no significa evitar a toda costa los silencios. Al contrario, en el contexto de la terapia, estos deben estar presentes, dado que la información que se maneja es importante y a la vez es posible que varios de los temas que surgen sean personales y requieran de un esfuerzo de honestidad. Además, normalmente los pacientes aprenden rápidamente que en terapia es normal que los silencios sean algo más largos que en cualquier conversación cotidiana, y al o sentirse presionados para responder rápidamente, lo aceptan de buen grado y dejan de pensar en ello.
En cualquier caso, no olvides que los silencios no solo son la ausencia de palabras a causa de una limitación (por ejemplo, la falta de tiempo para saber qué decir a continuación): también pueden ser creados deliberadamente como herramienta comunicativa. Sirven, entre otras cosas, para poner énfasis en las ideas más importantes que se trabajarán en la sesión, y también para dotar a las sesiones de un ritmo determinado en ciertos momentos (pueden incluso ser integrados en estrategias para promover la relajación y la apertura al intercambio comunicativo).
7. Las malas noticias deben ser comunicadas de forma clara desde el principio
No hay que caer en alargarse demasiado en las explicaciones de algo ansiógeno que creemos que afectará mucho al paciente; hacer esto contribuirá que no lo entienda o que olvide aspectos fundamentales, porque si las emociones le desbordan en un momento en el que aún no se le ha dicho lo importante, es posible que no esté en condiciones de entenderlo o prestarle atención.
8. Utiliza los ejemplos (que pueden estar basados en ti)
Es muy común que los conceptos usados por los profesionales en psicoterapia sean tan complejos que el paciente no los entienda. Por eso son valiosos los ejemplos: además de servir para ilustrar lo que se quiere decir, ofrecen una estructura narrativa de planteamiento, nudo y desenlace que facilita su memorización. Además, si están basados en ti (o en una versión ficticia de ti) pueden ayudar a crear rapport terapéutico.
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