Nos encontramos con una persona que no se atreve a expresarse o hablar en público y que mantiene inhibida la expresión de sus pensamientos. Esta persona sufre por ello y encuentra dificultades a la hora de relacionarse y defender su postura. ¿Por qué le cuesta tanto? Algunos interpretan que esta persona es tremendamente tímida, mientras que otros consideran que tiene fobia social. Pero, ¿qué diferencias hay entre una cosa y otra?
Con este fin vamos a realizar una breve definición de cada uno de los dos conceptos, para posteriormente centrarnos en las diferencias entre timidez y fobia social.
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¿Qué entendemos por timidez?
La timidez es una característica de personalidad presente en una gran cantidad de personas en la que el sujeto que la posee tiene dificultad en expresarse en público y vincularse con sus semejantes, cosa que les supone un cierto esfuerzo y les suele generar ansiedad.
Este tipo de personas tienden a ser calladas no porque no tengan qué decir sino porque les causa temor hacerlo debido a la posibilidad de ser juzgadas negativamente.
No se trata de que la persona tímida sea introvertida (de hecho personas tímidas pueden en realidad ser muy extravertidas), sino que por temor tienen a extremar la prudencia respecto a qué dicen y a quién, y no se atreven a exponer sus puntos de vista con firmeza. Estas personas pueden sentirse inseguras e incómodas en situaciones sociales, y por lo general no suelen tratar con grandes grupos de personas desconocidas.
Una persona tímida puede sufrir por dicha timidez al provocarle cierto aislamiento y limitación de la vida social. Sin embargo la timidez no es considerada una patología a menos que se lleve al extremo y se eviten activamente situaciones sociales o se generen síntomas como crisis de ansiedad de tener.
La fobia social
La fobia social o trastorno de ansiedad social es un trastorno vinculado a la ansiedad en el que el sujeto que lo padece tiene un miedo irracional y persistente a exponerse en situaciones sociales o ante determinadas personas, debido al miedo a ser juzgados o realizar alguna actuación que les ponga en ridículo.
La persona intenta en la medida de lo posible evitar las situaciones sociales y siente un elevado nivel de ansiedad si se ve obligado a participar en dichas situaciones, pudiendo llegar a experimentar crisis de ansiedad. La persona reconoce que su miedo es irracional, y no es debido a otros trastornos o al consumo de sustancias.
Este trastorno puede presentarse de manera generalizada o bien circunscribiendo el pánico a situaciones concretas como realizar una exposición o un tipo determinado de actividad en público.
Diferencias entre timidez y fobia social
Como podemos ver por las definiciones de timidez y de fobia social, ambos conceptos se asemejan en el núcleo del concepto: en los dos casos la persona padece un miedo a ser juzgada socialmente por sus actos o palabras, inhibiendo su interacción con sus semejantes en algún grado y provocando esto una limitación más o menos severa de la expresión y de la vinculación social.
De hecho, en ocasiones se considera que la fobia social es el extremo patológico de la timidez, y no es extraño que personalidades con un elevado nivel de timidez en la infancia puedan desarrollar en el futuro fobia social (si bien no tiene porqué ocurrir).
A pesar de las semejanzas antes mencionadas, podemos encontrar diversas diferencias entre timidez y fobia social, siendo algunas de las principales las siguientes.
1. La no evitación de la interacción social
En primer lugar, la timidez es una característica de personalidad más o menos estable a lo largo de la vida, si bien puede reducirse según varíe la experiencia vital del sujeto. Pero a pesar de que puede producir algunas limitaciones no es considerada un trastorno.
La fobia social implica la presencia de un elevado nivel de miedo a confrontar situaciones sociales que provocan su evitación de manera continuada y persistente. Sin embargo la persona tímida sí es capaz de llevar a cabo una interacción en situaciones sociales y aunque no se sienta segura en dichos contextos no los evita de manera tan activa. Por ejemplo, el tímido tal vez vaya a una fiesta aunque no hable mucho, pero el fóbico lo evitará si puede hacerlo.
2. El miedo generalizado
Otro punto en que se diferencian ambos conceptos es que mientras la persona tímida suele sentirse incómoda ante situaciones o personas concretas, en la fobia social el miedo y la tiende a ser más generalizado (aún si estamos hablando de una fobia circunscrita).
3. Diferencias fisiológicas
Un tercer punto de contraste es la presencia de sintomatología a nivel fisiológico. Una persona tímida puede sufrir sonrojos, sudoración, molestias gastrointestinales y cierto nerviosismo al exponerse, pero en general no se generan grandes alteraciones. Sin embargo en el caso de la fobia social pueden llegarse a experimentar taquicardias, dificultades respiratorias y crisis de ansiedad severas no sólo al enfrentarse a la situación, sino también al imaginarla anticipadamente.
4. La intensidad de la limitación
Por último, la persona tímida puede sufrir en un momento determinado a causa de la percepción de incapacidad para relacionarse o defender su punto de vista, pero en el caso de una fobia social el miedo y la preocupación son más continuados y limitadores de su calidad de vida.
Así, alguien tímido puede preferir cruzar por una calle en vez de por la que hay a unos pocos metros para no encontrarse con alguien determinado, mientras que una persona con fobia social es capaz de no salir de casa al saber que a esa hora una persona que le gusta vuelve del trabajo y podría encontrársela por casualidad.
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