La mayor parte de las personas desean vivir. Tanto si están en un momento de tristeza como si se encuentran en un momento vital de máximo esplendor y alegría, casi todo el mundo desea disfrutar de los días que le queden, que se espera sean lo más numerosos y apacibles posible.
Sin embargo, algunas personas se encuentran en una situación en la que el deseo de continuar parece haberse mermado o incluso haber desaparecido. Dicen estar cansados de vivir. Pero, ¿a qué se refiere alguien que dice estar cansado de vivir? ¿de dónde viene este cansancio?
A lo largo de este artículo intentaremos dar algunas respuestas a estas preguntas.
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Cansado de vivir: ¿de qué estamos hablando?
Es posible definir la sensación de estar cansado de vivir como (o cansancio o fatiga vital) como la pérdida de fuerza y energía física, mental y emocional que requiere la voluntad de mantenerse con vida, la cual no es debida a los efectos de una enfermedad y que no es resultado de una experiencia determinada.
Si bien la sensación de agotamiento y hastío y la pérdida de motivación es bastante habitual tras situaciones de gran dolor emocional, el cansancio vital va más allá de ello: supone el cese o disminución del deseo de seguir viviendo, una situación en la que suelen aparecer pensamientos de muerte o la visión de esa como algo apetecible. Se trata de un cansancio y una fatiga que por lo general se mantiene a lo largo del tiempo.
Aunque en algunos casos puede no ser patológica per se (la consideración de lo que significa la vida o la muerte puede variar según la cultura y la visión de cada uno), por norma general se encuentra fuertemente asociada a sintomatología depresiva.
Síntomas
De hecho, el cansancio vital viene ligado a síntomas muy habituales en cuadros y trastornos depresivos, y por lo general esconde detrás algún tipo de síndrome depresivo: la aparición de anhedonia o incapacidad para sentir placer o goce de las actividades que antes nos agradaban y la abulia o falta de voluntad para actuar son elementos habituales tanto del cansancio vital y de los trastornos depresivos, junto a pensamientos de muerte.
Asimismo, uno de los aspectos más relevantes que se asocia al cansancio vital es la desesperanza, en la que no hay expectativa de que el futuro traiga algo mejor o directamente no se considera que tengamos un papel significativo en él.
Resulta más habitual que sentimientos y pensamientos de cansancio vital en personas de edad muy avanzada, aunque ocasionalmente se encuentran casos en individuos jóvenes. A menudo se trata de personas que acumulan pérdidas personales o que ya no tienen algo que les permite sentirse arraigados al mundo, o que sufren por un historial de dolor y sufrimiento del que no son capaces de desembarazarse. En ocasiones se trata de un sentimiento o sensación muy meditado por parte de quien lo manifiesta, no siendo producto de un súbito estallido emocional.
La presencia de cansancio o fatiga vital puede llegar a desembocar en una búsqueda activa del suicidio, siendo un factor de riesgo relevante. Ahora bien, no siempre alguien que dice estar cansado de vivir quiere morir. De hecho, con frecuencia esta situación podría ser revertida si la persona encontrara un rol, un papel o un motivo que le llevara a vincularse y a participar de forma activa con el mundo, o si pudiera cambiar el dolor que padece (sea este físico o mental).
Posibles causas
Tal y como hemos indicado anteriormente, en la mayor parte de los casos pueden hallarse síntomas típicos de los síndromes y trastornos depresivos. Uno de los más habituales es la depresión mayor, en la que la tristeza y la anhedonia son junto a la desesperanza, pasividad y pensamientos de muerte y suicidio (entre otros posibles síntomas) generan un malestar clínicamente significativo a quien lo padece o altera su funcionamiento, durante al menos dos semanas.
Además de la depresión mayor, otro trastorno que puede estar profundamente vinculado a la aparición de este cansancio vital es la distimia, también conocida como trastorno depresivo persistente. La continuidad de los síntomas (menos severos que los de la depresión mayor pero que permanecen casi todos días durante al menos dos años), puede conllevar un hastío y un cansancio vital persistente y prolongado en el tiempo.
Y es que aún si no llegan a cumplir con los criterios diagnósticos de estos u otros trastornos depresivos, la sintomatología puede existir de manera subsindrómica. La mayoría de personas cansadas de vivir presentan una profunda sensación de desesperanza y desarraigo. Muchas de ellas se sienten desvinculadas del mundo o consideran que su papel ya ha pasado y no encuentran un motivo que les ancle a la vida, a lo que se une la desesperanza y la no visualización de la posibilidad de que dicho motivo exista.
Algunas personas se han encontrado en dicha situación debido a la vivencia de situaciones traumáticas (como ocurrió en el caso de la joven adolescente neerlandesa que en 2019 falleció tras haber dejado de dejar de comer y beber, producto de su deseo de dejar de vivir tras haber padecido múltiples agresiones sexuales desde los once años edad).
Otras se encuentran en un momento vital delicado en que han perdido capacidades y han visto cómo todo o gran parte de su entorno (familia de origen, pareja, amistades y en ocasiones incluso descendencia) fallecía, perdiendo la mayor parte de lo que les hacía sentirse parte de este mundo.
Otra de las causas más habituales del surgimiento de cansancio vital es el sufrimiento continuado, la presencia de una enfermedad terminal sin expectativa de recuperación o la progresiva pérdida de capacidades. Ejemplos de ello se encuentran en cánceres y demencias, en los que la expectativa de un proceso doloroso y sin opciones de mejora o la pérdida de habilidades y capacidades provocada por la degeneración puede llevar a que quienes se encuentran en dicha situación se replanteen si quieren seguir viviendo.
¿Qué hacer?
El cansancio vital es un problema severo dado que genera un gran sufrimiento a quien lo padece. Tratarlo puede ser muy complejo, y puede llevarse a cabo desde un enfoque multidisciplinar. En muchos casos el tratamiento puede ser el de la depresión mayor o la distimia.
1. Tratamiento psicológico
A nivel psicológico se tendrían que trabajar aspectos como las creencias de la persona, el significado de la vida y de la muerte, las expectativas vitales o la visión de futuro.
En caso de encontrarnos ante elementos disfuncionales, es posible emplear técnicas como la reestructuración cognitiva para modificar sesgos cognitivos y creencias desadaptativas que puedan estar en la base del cansancio vital. También resulta de ayuda contribuir a formarse objetivos, tanto a corto como a largo plazo, que resulten significativos y relevantes para el individuo. De este modo, se plantea la necesidad de trabajar sobre el proyecto vital del individuo, así como sus valores, deseos y planes de futuro.
Asimismo cabrá trabajar situaciones como la soledad o la presencia de enfermedades a la hora ayudar a analizar la situación personal y tomar decisiones en caso de necesidad. A nivel farmacológico puede ser de ayuda la administración de antidepresivos con el fin de disminuir sentimientos de tristeza y anhedonia.
2. Intervención en el contexto social
Otro tipo de actuaciones tienen que ver con el contexto sociocultural y político, trabajando algunas de las problemáticas socioculturales que provocan que estos aparezcan y que causan desesperanza y que una gran parte de las personas cansadas de vivir lo estén: la falta de visibilidad social de poblaciones como la población anciana, la soledad, la falta de un rol o un papel que cumplir o la perpetuación de un modelo social líquido, con pocos referentes y valores poco estable.
Es necesario instaurar nuevas políticas que permitan dar visibilidad a partes de la sociedad invisibilizadas, como diferentes minorías o los miembros de la cada vez más prevalente tercera edad. Educar en valores más estables y generar referentes en los distintos momentos vitales puede ser de gran utilidad, así como proporcionar roles y papeles deseables que cumplir en las distintas edades.
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