Muchas veces podemos encontrarnos en situaciones en las que no nos apetece hacer nada. Por ejemplo, una gran cantidad de pacientes con depresión mayor refieren no querer levantarse de la cama, ni de intentar lograr sus objetivos por muy racionales o incluso sencillos que puedan parecerles. Esta falta de motivación y energía es lo que conocemos como abulia, una forma extrema de apatía.
Pero... ¿a qué se debe este curioso fenómeno psicológico? A continuación veremos qué es lo que produce la abulia y de qué modos nos afecta.
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Abulia: concepto y síntomas
Se entiende como abulia a la pérdida o falta de voluntad para tomar decisiones, focalizarse en objetivos y tener la motivación para cumplirlos. La persona con abulia presenta un bajo nivel de energía vital y un interés prácticamente inexistente en estímulos o actividades que antes le hubieran motivado. Se puede considerar una forma extrema de apatía.
El sujeto abúlico tiende a tener severas dificultades para iniciar y terminar la mayoría de actos y actividades, por lo que es habitual que las posponga. Esto se aplica no solo a aficiones sino también a aspectos laborales y otras responsabilidades e incluso actividades básicas de la vida diaria, como alimentarse. También es frecuente que presente dificultades sociales, al no tener motivación ni voluntad de relacionarse.
Por otro lado, las personas con abulia tienen problemas a la hora de tomar decisiones y de organizar el propio pensamiento debido al estado de abatimiento que supone su estado psicológico, con un pensamiento enlentecido. Los movimientos del sujeto también suelen presentar alteraciones, viéndose reducido el movimiento espontáneo y tardando más en responder a la estimulación. Las personas con abulia se sienten por lo general impotentes e indecisas, en ocasiones sufriendo gran dolor emocional y en otras pudiendo llegar al embotamiento afectivo.
Si bien al principio este término fue concebido como trastorno mental, a día de hoy la abulia es considerada un síntoma o conjunto de síntomas indicativos de diferentes tipos de trastornos tanto mentales como físicos.
Causas
Las causas de la abulia pueden ser muy variadas, según de qué trastorno sea síntoma. A nivel neurológico se ha podido encontrar que puede aparecer en casos de lesiones frontales en el cerebro, en los ganglios basales o en el cingulado anterior, todas ellas zonas relacionadas con la motivación y la iniciación de movimientos. Estas lesiones pueden ser causadas por diferentes trastornos y enfermedades, así como accidentes cerebrovasculares o traumatismos craneoencefálicos.
También puede ser causado por diferentes tipos de infecciones tales como la sífilis si esta acaba afectando al cerebro. Del mismo modo, pueden observarse síntomas semejantes a la abulia en personas anémicas, con falta de diversos nutrientes esenciales.
Además de estas causas biológicas, es posible encontrar estados de abulia en personas que sufren o han sufrido un estrés prolongado a lo largo del tiempo, con un elevado nivel de frustración y sufrimiento que se vive con indefensión y desesperanza.
Trastornos en los que aparece
La abulia como síntoma puede aparecer en una gran cantidad de trastornos y enfermedades. Algunos de los cuales son los siguientes.
1. Demencias
La abulia es un síntoma característico en personas con diferentes demencias tales como el Alzheimer, debido a la progresiva degeneración de estructuras cerebrales que sucede en este tipo de trastornos.
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2. Depresión mayor
Uno de los trastornos mentales en los que con más frecuencia se presenta la abulia es la depresión mayor. El estado de desmotivación, desesperanza y sensación de poco control pueden acabar por generar la falta de ganas de actuar, y muchas veces se dan junto con la ausencia de placer ante actividades placenteras, fenómeno denominado anhedonia.
3. Esquizofrenia
La abulia también puede aparecer en trastorno de tipo psicótico, como ocurre en el caso de la esquizofrenia. En este caso estaríamos ante un síntoma negativo que reduciría la capacidad de funcionamiento vital habitual del sujeto, y es frecuente que aparezca junto a la alogia. Si se considera la existencia de distintos tipos de esquizofrenia, las esquizofrenias de subtipo desorganizado, simple o catatónico son algunos en los que pueden aparecer con más frecuencia y mayor visibilidad. También puede observarse como síntoma residual tras un brote psicótico.
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Tratamientos posibles
Tratar la abulia como síntoma es posible en un gran número de casos, si bien el tratamiento en cuestión va a depender en gran medida de sus causas. Puede realizarse tratamiento tanto a nivel psicológico como farmacológico.
A nivel psicológico se recomienda el uso de diferentes estrategias aplicadas en casos de depresión. Estas estrategias se basan en impulsar la acción y la realización de diferentes actividades que resulten agradables y despierten poco a poco la motivación y el deseo a actuar. Ayudar y motivar a crear y llevar a cabo diferentes acciones y rutinas es fundamental, a la vez que se trabaja en las creencias y pensamientos que pueden haber provocado o mantenido el problema.
Puede ser de utilidad dotar de pautas, herramientas e información a los familiares y entorno cercano del paciente, de manera que contribuyan a establecer y mantener diferentes metas y proposiciones que generen deseo y voluntad de actuar. En algunos casos puede ser de gran utilidad la realización de fisioterapia de cara a provocar un aumento de la actividad motora, así como de deporte que a su vez puede ayudar a generar endorfinas.
A nivel farmacológico resultan especialmente efectivos los antidepresivos, especialmente aquellos que provocan un aumento en el nivel de dopamina. En este sentido otras sustancias estimulantes también pueden ser de utilidad.
Referencias bibliográficas:
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Marin, R. S. & Wilkosz, P. A. (2005). Disorders of diminished motivation. Journal of Head Trauma Rehabilitation, 20(4).
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Santos, J.L. (2012). Psicopatología. Manual CEDE de Preparación PIR, 01. CEDE. Madrid.
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Vijayaraghavan, L.; Krishnamoorthy, E. S.; Brown, R. G. & Trimble, M. R. (2002). Abulia: A Delphi survey of British neurologists and psychiatrists. [Article]. Movement Disorders, 17(5), 1052-1057.
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