​El modelo explicativo del estrés (factores, causas y efectos)

La teoría que descifra las causas y los efectos del estrés.

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A día de hoy todavía no existe consenso para ofrecer una definición concreta y universal del concepto de estrés. Aún así, parece haber cierto acuerdo a la hora de definirlo como el conjunto de cambios psicofisiológicos que se producen en el organismo en respuesta a una situación de sobredemanda, la cual moviliza la activación del organismo.

Si esta situación se perpetúa en el tiempo en exceso, el organismo acaba siendo dañado, puesto que es incapaz de mantener este nivel de activación de forma permanente por el sobreesfuerzo que le supone.

Así, se puede diferenciar entre una respuesta de estrés puntual o positivo (que es adaptativa y permite afrontar las posibles adversidades de la vida cotidiana) y una respuesta de estrés crónica (que es la causante de determinadas alteraciones en el organismo, tanto físicas como psicológicas). Veamos cuáles son los fundamentos de este fenómeno.

Explicando el estrés

Muy diversos han sido los intentos para dar una explicación teórica del concepto de estrés. A continuación se presenta el más aceptado y el que ofrece una explicación más completa en la actualidad: el Modelo Procesual del Estrés.

Este modelo integrador pone de relieve la enorme complejidad del concepto de estrés, defendiendo que son múltiples las variables que se relacionan entre sí en la respuesta que emite el organismo. Tal y como se refleja en las siguientes líneas, se pueden diferenciar hasta siete tipos de factores que inciden en la forma en que emiten las personas este tipo de respuesta.

Factores determinantes en la respuesta del estrés

Estos son las situaciones y variables (contextuales y psicológicas) que pueden causar una respuesta estresante.

1. Demandas psicosociales

Este factor se refiere a los estresores ambientales externos, tanto los naturales (por ejemplo, la temperatura) como los artificiales (contaminación) y también los psicosociales (relaciones interpersonales). Sobre este último fenómeno se ha observado que su asociación a un estatus socioeconómico bajo puede comportar la experiencia de menor apoyo social.

2. Evaluación cognitiva

La valoración cognitiva de la situación que hace la persona también influye en la reacción de estrés. En concreto, habitualmente son cinco aspectos situacionales los que se evalúan cuando una persona se encuentra ante un acontecimiento estresante:

  • El tipo de amenaza que supone la demanda: pérdida, peligro o desafío.
  • La valencia que otorga la persona a la amenaza: la valoración como algo positivo o negativo.
  • La dependencia-independencia de las acciones de la persona para afrontar la demanda.
  • La predictibilidad: si la demanda es esperada o no.
  • La controlabilidad: si la persona percibe o no que puede controlar la demanda.

3. Respuesta fisiológica de estrés

Cuando se da una respuesta de estrés en el organismo ocurren una serie de cambios fisiológicos que permiten que la persona aumente su estado de alerta en reacción al estresor. Veamos algunos ejemplos en la propuesta de Olivares y Méndez.

Cambios fisiológicos Beneficios
Aumento de la frecuencia cardíaca y la presión sanguínea. Se bombea más sangre al cerebro, pulmones, brazos y piernas, aportando más combustible al cerebro.
Aumento de la respiración. La respiración se hace más profunda y rápida para suministrar más oxígeno a los músculos.
Tensión muscular. Los músculos se tensan, preparándose para la acción.
Secreción de glúcidos y lípidos al torrente sanguíneo. Aporta combustible para disponer rápidamente de energía.
Aumento de la transpiración. Refrigera el exceso de calor muscular.
Liberación de factores de coagulación. Coagulación más rápida de las heridas, que produce la pérdida de sangre.
Retardo de la digestión. Mayor suministro de sangre al cerebro y a los músculos.

Por otra parte, de forma simultánea, también ocurren ciertas modificaciones en la persona a nivel emocional. En primer lugar, aparece una sensación de malestar emocional que se denomina distrés, la cual consiste básicamente en un conjunto de emociones de carácter negativo como ansiedadiramiedo, etc.

La expresión emocional ligada a la respuesta de estrés depende de la valoración que hace la persona de la situación. Así, las circunstancias específicas de la situación marcan tanto los pensamientos que se tienen ante la demanda como los sentimientos suscitados posteriormente.

4. Afrontamiento

A nivel práctico, es uno de los elementos más importantes del esquema, puesto que dependerá del estilo de afrontamiento que se ponga en marcha el hecho que se pueda disminuir el malestar tanto cognitivo como emocional producido por el estresor externo.

El estilo de afrontamiento se refiere a la forma general de pensar y actuar de la persona de manera más o menos estable ante las diversas situaciones estresantes de su vida cotidiana. El afrontamiento depende de la creencia que tiene la persona sobre si puede hacer algo o no para cambiar la situación.

Según la propuesta de Lazarus y Folkman, las múltiples formas de afrontamiento pueden incluirse dentro de las siguientes tipologías:


Dimensión Descripción
Confrontación Acciones directas dirigidas hacia la situación, por ejemplo, expresar ira hacia la persona causante del problema.
Alejamiento Tratar de olvidarse del problema, negarse a tomarlo en serio.
Autocontrol Guardar los problemas para un mismo.
Búsqueda de apoyo social Pedir consejo o ayuda a un amigo, hablar con alguien que puede hacer algo en concreto.
Aceptación de la responsabilidad Disculparse, criticarse a sí mismo.
Huida o evitación Esperar al hecho que ocurra un milagro, evitar el contacto con la gente.
Planificación de solución de problemas Establecer un plan de acción y seguirlo.
Reevaluación positiva Asignar un significado más positivo a la situación, por ejemplo: «La experiencia enseña, hay gente buena”, etc.

Estos autores han clasificado estos estilos de afrontamiento en dos categorías: estilo orientado al problema (Confrontación y Planificación de Solución de Problemas) y estilo orientado a la emoción (los seis tipos restantes). En varios estudios se ha observado que personas con mayores índices de depresión, ansiedad y malestar emocional suelen poner en práctica los estilos orientados a la emoción. 

Así, se concluye que, a nivel emocional, estos últimos no devienen formas adaptativas y satisfactorias en el afrontamiento del estrés. Por contra, parece demostrarse que el establecimiento de un plan de acción fundamentado y la realización posterior de todos los pasos que lo componen es una metodología más eficaz de afrontamiento psicológico personal.

5. Características personales

Los expertos han observado que determinados rasgos de personalidad pueden influir en el tipo de reacción que expresa a persona frente al estrés.

Hardiness

Kobasa ha descrito el concepto de Hardiness (“resistencia" o "dureza”) como factor protector ante el estrés. El Hardiness se compone de tres elementos: el compromiso (creer y reconocer los propios valores), el desafío (valorar las situaciones como un desafío en lugar, por ejemplo, de como una amenaza) y el control (sensación de control de la situación).

Sentido de la coherencia

Antonovsky, de forma similar a Kobasa, ha definido este fenómeno como una disposición estable de personalidad que sirve como recurso de afrontamiento al estrés, como factor protector de la persona. Se compone de comprensibilidad (control cognitivo sobre el medio), el manejo (en qué grado la persona considera que dispone de recursos para afrontar la situación) y la significatividad (evaluación de la situación como un reto y de si merece la pena afrontarlo).

Además, se ha podido constatar la relación otros rasgos de personalidad con el tipo de reacción al estrés, como los siguientes:

  • Las personas con tendencia neurótica (ansiosas e inestables emocionalmente) suelen valorar la situación de forma más amenazante que otros colectivos de funcionamiento emocional menos variable.
  • Las personas con nivel elevado de hostilidad tienden a experimentar con una frecuencia muy superior al resto de la población ira y elevada reactividad cardiovascular.
  • Las personas con estilo represor pueden presentar inhibición de su respuesta inmunológica.
  • Las personas optimistas, con alta autoestima, locus de control interno (elevada percepción que tiene la persona sobre la capacidad que tiene la persona de controlar el ambiente) y el Hardiness se asocian a un estilo de afrontament adecuado u “orientado al problema”.

6. Tipo de reacción al estrés

Este concepto ha sido propuesto por un grupo de investigadores (Eysenck, Grossarth y Maticek) que pretendían explicar las causas que producen cardiopatía coronaria y el cáncer

Consiste en una clasificación que diferencia seis tipos de características personales que tienden a asociarse con el desarrollo de ciertas enfermedades físicas. Más concretamente, en la siguiente clasificación se observan los seis tipos y la enfermedad con la cual se relacionan:


TIPO Trastorno o enfermedad
1 Propensión al cáncer: Dependencia conformista, inhibición para establecer intimidad interpersonal.
2 Propensión a la cardiopatía coronaria: Reacciones de ira, agresión de irritación crónica. Hiperexcitación.
3 Histérico: Protección contra 1 y 2. Expresión de respuestas alternas entre 1 y 2.
4 Saludable: Protector ante enfermedades en general. Comportamiento autónomo. Afrontamiento apropiado y realista.
5 Racional/Antiemocional: Propensión a la depresión y al cáncer. Supresión de la expresión emocional.
6 Antisocial: Perfil psicopático. Propensión a la adicción a drogas.

7. Características sociales

Uno de los elementos principales que relaciona las características sociales y la respuesta de estrés es el apoyo social. De manera más concreta, se ha estudiado la evidencia de la influencia de variables de este fenómeno, como por ejemplo la dirección (si es aportado o recibido), la disposición (cantidad y calidad), la descripción/evaluación que realiza la persona del apoyo percibido, el contenido (emocional, instrumental, informativo o valorativo) y las redes sociales como fuente de apoyo social.

Numerosas investigaciones destacan la importancia que tiene el apoyo social en el mantenimiento de una buena salud física y psíquica. Los estudios muestran como el apoyo social favorece la salud inhibiendo el inicio de la enfermedad (reduciendo el impacto del estresor) o facilitando la recuperación de la misma (reforzando la capacidad de la persona para afrontar la enfermedad).Por otra parte, hay que señalar que la ausencia de apoyo social puede tener consecuencias muy negativas, puesto que su carencia deviene un factor de riesgo muy importante para el desarrollo posterior de depresión.

Por ejemplo, las personas casadas que disfrutan de un matrimonio saludable presentan un riesgo bastante menor que las personas solteras, divorciadas o las casadas dentro de un matrimonio conflictivo.

8. Estatus de salud

La mayoría de factores que se han mostrado hasta ahora (la evaluación cognitiva de la situación, el estilo de afrontamiento, las características personales, etc.) también se relacionan con el estatus de salud físico de la persona.

Se ha observado, por ejemplo, que el hecho de valorar muy negativamente el acontecimiento o de aplicar un estilo de afrontamiento erróneo produce una disminución de la respuesta inmunológica del organismo (una reducción de las defensas que dispone el organismo para hacer frente a agentes patógenos externos), aumentando así la vulnerabilidad de sufrir determinadas enfermedades asociadas al sistema inmunológico (cáncer, infecciones, etc.).

A modo de conclusión

Desde el inicio de las investigaciones que han intentado arrojar algo de luz sobre el concepto del estrés y de los factores que lo explican, la ciencia ha conseguido poner de manifiesto la enorme complejidad asociada a este fenómeno. Se descarta, por tanto, la idea de que existe un único elemento que determine la aparición de este tipo de sintomatología tan presente en la sociedad actual.

Por ello, es fundamental desterrar la idea de que el estrés patológico (el estrés puntual, tal como se expone en el artículo no presenta consecuencias psicológicas adversas) se deriva de forma exclusiva del ambiente externo o de situaciones ajenas a la persona.

En definitiva, el propio individuo presenta también un papel muy relevante en el tipo de vivencia y cómo actúa para la superación del estrés cotidiano percibido.

Referencias bibliográficas:

  • Amigo, I, Fernández, C. y Pérez, M. (2009). Manual de psicología de la salud. Madrid: Pirámide.
  • Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F. (2008). Manual de psicopatología. Edición revisada (Vol I y II). Madrid. McGraw Hill.
  • Labrador, F. J. (2008). Técnicas de modificación de conducta. Madrid: Pirámide.
  • Olivares, J. Y Méndez, F. X. (2008). Técnicas de modificación de conducta. Madrid: Biblioteca nueva.

Psicología Infanto-juvenil y adultos

Granollers

Licenciada en Psicología por la Universidad de Barcelona. Especializada en Psicología Clínica mediante la titulación de Posgrado en Actualización en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona y Máster en Psicología General Sanitaria en la UDIMA . Especializada en Psicopedagogía mediante la titulación de Máster en Psicopedagogía Clínica en el Instituto Técnico de Estudios Aplicados. Psicóloga infanto-juvenil, de población adulta y psicopedagoga desde hace más de 10 años. Directora de Elisabet Rodríguez - Psicologia i Psicopedagogia (Granollers) desde 2016.

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