Varios aparatos con los que convivimos, siendo muchos de ellos utilizados con frecuencia en nuestra rutina diaria, como pueden ser los coches o los electrodomésticos, entre otros, emiten unos infrasonidos que han sido denominados como “ruidos negros”.
Los ruidos negros es un término que se refiere a esas vibraciones de ondas infrasónicas, con unos niveles de frecuencias por debajo de los 20 hercios (Hz), siendo apenas perceptibles por el oído humano. Por ello, las personas no somos capaces de oír esos ruidos, aunque sí que podemos percibirlos y su energía es absorbida por nuestro organismo, pudiendo llegar a causarnos daños a nivel de salud.
En las siguientes líneas veremos qué son los ruidos negros y también hablaremos de esas repercusiones que tiene para la salud tanto física como psicológica la exposición prologada a este tipo de vibraciones.
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¿Qué son los ruidos negros?
El concepto “ruidos negros” se refiere a esas vibraciones de ondas infrasónicas, con unos niveles de frecuencias por debajo de los 20 hercios (Hz), siendo apenas perceptibles por el oído humano. Por ello, las personas no somos capaces de oír esos ruidos, aunque sí que podemos percibirlos y su energía es absorbida por nuestro organismo, pudiendo llegar a causarnos daños a nivel de salud, tanto a nivel físico como mental y es que los ruidos negros pueden llegar a causar dilataciones y contracciones en la materia, incluyéndose los distintos tejidos del cuerpo humano.
Hay muchos sonidos a los que estamos expuestos diariamente que no podemos evitar como el ruido del tráfico, el de las obras, la amplia variedad de sonidos que escuchamos por la calle, las conversaciones de las personas con las que nos cruzamos, etc. Pero hay unos ruidos negros, con frecuencias acústicas menores y que perjudican más a nuestra salud, siendo estos los que generan los aparatos de aire acondicionado, los frigoríficos, las vibraciones del tráfico, vibración de los puentes al pasar vehículos, la vibración de máquinas de todo tipo, etc.
Al emitir los sonidos negros unos niveles de frecuencia bajos, es difícil que el oído los perciba y, en caso de lograrlo, es aún más difícil que se escuchen con claridad. Por lo tanto, lo que se percibe es una dolorosa sensación, notándose como una clase de presión, de manera que se notan como algo desagradable y dicha sensación incómoda se produce por el efecto de las ondas ultrasónicas que emiten los ruidos negros en las células del cuerpo humano.
Todas las personas, quien más y quien menos, hemos absorbido esas ondas de infrasonidos que emiten los ruidos negros a los que estamos expuestos diariamente, y es que seguramente la mayoría de nosotros habremos sufrido mareos, la sensación de estar embotados o se nos han taponado los oídos cuando estamos viajando en coche, en un tren o en un avión.
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Consecuencias en la salud de la exposición a los ruidos negros
Roberto Alonso y David Baeza, investigadores de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad CEU San Pablo, han publicado el artículo “Efectos de los infrasonidos sobre la salud: Propuestas para mejorar las condiciones de habitabilidad” en la revista International Journal of Occupational safety and Ergonomics, donde los resultados que han obtenido en su investigación sobre los ruidos negros y sus efectos para la salud, implicando que las vibraciones que emiten tienen efectos nocivos, por lo que es importante tener en cuenta el control de los ruidos negros a la hora de construir nuevas viviendas.
Estos investigadores han explicado cómo se producen esos efectos nocivos a causa de la exposición prolongada a los ruidos negros en nuestro día a día, empezando porque esa frecuencia de vibraciones infrasónicas que causan estos ruidos está estrechamente ligada a la funcionalidad de nuestros órganos, de manera que ese infrasonido producido por los ruidos negros evoca una resonancia biológica en nuestros órganos, como el corazón o los pulmones, y también en el sistema nervioso central (SNC), conduciendo esto al movimiento y la distorsión de las células.
En otras palabras, el efecto nocivo de los ruidos negros está en que las frecuencias que estos emiten interfieren con las frecuencias de los órganos internos que tenemos, como el corazón, los pulmones y el cerebro. Además, nuestro cerebro puede llegar a procesar esas ondas infrasónicas que emiten los ruidos negros como patógenos, de manera que este tratará de defenderse de ellas, por lo que podría activarse una respuesta de estrés o una reacción inflamatoria ante ello y también enviaría una señal para que las glándulas suprarrenales liberen catecolaminas en respuesta a ese estrés.
Cuando una persona se encuentra expuesta a unas altas intensidades de esas ondas infrasónicas puede sufrir diversas complicaciones, tanto a nivel físico como psicológico, siendo estas tales como la fatiga, desorientación, pánico, ansiedad, ilusiones ópticas, alteraciones a nivel cardíaco, náuseas, vómitos espasmos intestinales e incluso una pérdida del conocimiento.
El principal problema que encontramos cuando estamos expuestos a altas intensidades de esas ondas infrasónicas que emiten los ruidos negros durante un tiempo prolongado, es que en muchas ocasiones no nos damos cuenta de que estamos expuestos a ellas debido a que nuestro oído no es capaz de percibirla. En otras palabras, no somos capaces de establecer una relación directa entre los efectos nocivos para nuestra salud que estamos sufriendo a causa de esas ondas con el origen.
Por todo ellos, en los edificios modernos proponen estos investigadores que se tengan en cuenta los niveles de exposición a estos ruidos negros, de manera que a la hora de construir se debe tener cuidado dónde se van a colocar los equipos de climatización, colocación de las habitaciones lo más lejos posible de los diferentes puntos de emisión de esas ondas infrasónicas y de posibles ruidos, etc.
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Repercusión de la pandemia por coronavirus la exposición a los ruidos negros
Desde el comienzo de la pandemia causada por el coronavirus a principios del año 2020, por el confinamiento y las distintas olas en las que ha aumentado considerablemente el número de contagios, entre otras repercusiones, una de ellas ha sido el aumento de las horas que pasamos en casa y también del porcentaje de trabajadores que han pasado de trabajar fuera da teletrabajar desde su casa. Esto ha propiciado que nuestros oídos se hayan acostumbrado a percibir menos ruidos; nos hemos vuelto más sensibles y también estamos más expuestos a los ruidos negros.
Dicha exposición prolongada al estar confinados en casa y/o teletrabajando ha causado que estemos continuamente expuestos a todo tipo de ruidos negros emitidos por el frigorífico, los equipos de ventilación, la vibración de la caldera de la calefacción o de la lavadora, entre otros, sumando esto a una mayor sensibilidad que se ha dado a causa de estar menos expuestos al ambiente exterior, por lo que hasta el más mínimo ruido que oigamos en casa podría llegar volverse insoportable para nosotros.
Por ello, intentar trabajar desde casa o estudiar mientras estamos expuestos a toda clase de ruidos negros se ha vuelto una situación muy frecuente en la rutina diaria de muchas personas a raíz de la pandemia, por lo que esto puede generar bastante frustración para muchas personas. Entonces muchas de ellas están comenzando a optar por buscar paz y descanso en todos los sentidos, incluida una menor exposición a los ruidos negros, movilizándose a lugares donde se encuentren rodeados de naturaleza en sus días de descanso laboral y vacaciones, produciéndoles un sinfín de beneficios para la salud.
También podemos estar expuestos a multitud de ruidos si vivimos en una casa que se encuentre cerca de una carretera muy transitada por vehículos o de una vía de trenes, por lo que además de escuchar el sonido que emiten los coches, camiones, autobuses, motocicletas y/o los trenes, estaremos expuestos a los ruidos negros causados por esos infrasonidos que pueden impactar en las paredes de nuestras viviendas y por ello afectar a nuestra salud, destacando las serias repercusiones negativas en nuestro sistema nervioso central (SNS) y con ello las afecciones a nuestra salud mental.