Por norma general, los ciclos de sueño de las personas pueden ser divididos en varias fases, concretamente en cinco. Cuatro primeras fases que se caracterizan por presentar diversos patrones de ondas de sueño y la última fase conocida como sueño REM. Esta ocupa entre un 15 y 20% del ciclo natural del sueño y en ella se producen la mayor parte de las ensoñaciones, así como una atonía muscular.
Sin embargo, existen ocasiones en los se produce una alteración en este ciclo, como es en el caso del trastorno de conducta durante el sueño REM. A lo largo de este artículo hablaremos de las características de esta afección, así como de sus síntomas, causas y los tratamientos que pueden paliar los efectos de este trastorno.
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¿Qué es el trastorno de conducta durante el sueño REM?
El trastorno de conducta durante el sueño REM fue descrito por primera vez en el año 1986, por el doctor e investigador Carlos H. Schenck, especialista en trastornos y conductas del sueño. Este lo definió como una parasomnia del sueño REM; es decir, una agrupación de conductas o fenómenos anormales que aparecen durante esta fase del sueño.
Este tipo de trastorno del sueño o parasomnia, se distingue por afectar tanto al desarrollo del sueño como al sistema motor de la persona. Provocando la aparición de episodios de actividad motora intensa la cual afecta a diversos grupos musculares.
Estos movimientos se manifiestan en forma de sacudidas de piernas, patadas, golpes de puños y brazos e incluso manifestaciones verbales como gritos. Los cuales pueden llegar a dañar a la persona que le acompañe en sus horas de sueño.
El paciente puede incluso llegar a salir de la cama, andar o pasear en respuesta a la actividad onírica que está experimentado en ese mismo instante. La violencia de estas actividades motoras encuentra su explicación en el contenido de los sueños, los cuales suelen ser descritos como desagradables, agresivos y virulentos.
La incidencia de este trastorno entre la población es realmente escasa, quedando reducida a tan solo un 0,5% de esta. Sin embargo, en muchas ocasiones esta queda enmascarada por otros síndromes con cuadros clínicos similares. En un gran número de ocasiones se diagnostica erróneamente como un trastorno convulsivo nocturno, consistente en una variedad extraña del síndrome de apneas obstructivas durante el sueño.
Además, este trastorno es mucho más frecuente en hombres, llegando a representar un 90% de los casos de TCR y apareciendo, habitualmente, entre los 50 y los 60 años de edad.
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¿Qué tipos existen?
El trastorno de conducta durante el sueño REM puede manifestarse en dos categorías diferentes: de manera aguda, de manera idiopática o de manera crónica.
El tipo agudo de este trastorno tiende a estar asociado a períodos de abstinencia de alcohol. Sobre todo en aquellas personas con un historial de años de abuso de alcohol. Igualmente, ciertas drogas o medicamentos como los sedantes hipnóticos, los anticolinérgicos o los fármacos bloqueadores liposolubles, también pueden acarrear este tipo de alteración del sueño.
Igualmente, se han podido identificar dos tipos más de TCR. Una de ellas consiste en una forma idiopática del trastorno; es decir, en la cual la TCR consiste en una enfermedad por sí misma no asociada a otras alteraciones o lesiones y que puede llegar a evolucionar a lo largo del tiempo llegando a constituirse como una forma de enfermedad neurodegenerativa.
En cuanto a la tipología crónica del TCR, este es causado o forma parte del cuadro clínico de una serie de enfermedades neurodegenerativas tales como la enfermedad de Parkinson, la demencia por cuerpos de Lewy, la atrofia multisistémica o, en menor medida, en parálisis supranuclear, enfermedad de Alzheimer, degeneración corticobasal y ataxias espinocerebelosas. De la misma manera, puede estar asociado a trastornos como la narcolepsia, lesiones del troncoencéfalo, formaciones tumorales y accidentes cerebrovasculares.
La sintomatología de esta parasomnia
Dentro del cuadro clínico propio del trastorno de conducta durante el sueño, encontramos un estado de falta de atonía muscular que se manifiesta en forma de movimientos bruscos y violentos que aparecen al iniciarse la fase de sueño REM y se mantienen a lo largo de esta. Estos movimientos son una respuesta involuntaria al contenido de las ensoñaciones que vive el paciente, el cual las describe como vívidas, desagradables y agresivas.
En la mayoría de los casos los pacientes describen sus sueños como una experiencia sumamente desagradable en la que se representan todo tipo de peleas, discusiones, persecuciones e incluso accidentes o caídas.
En un porcentaje de los pacientes, concretamente en un 25%, se han podido determinar alteraciones conductuales durante el sueño anteriores a la aparición del trastorno. Entre estas conductas se incluye el sonambulismo, gritos, fasciculaciones y convulsiones de las extremidades.
En el caso de los síntomas conductuales o motores propios de este trastorno se encuentran:
- Hablar.
- Reír.
- Gritar.
- Maldecir o insultar.
- Gesticulaciones.
- Agitación de las extremidades.
- Golpes.
- Patadas.
- Saltos o brincos fuera de la cama.
- Correr.
Debido a la agresividad con la que aparecen estas conductas, es habitual que el paciente acabe por dañar o golpear a la persona que esté a su lado, así como llegar a provocarse autolesiones. Entre los daños que se infligen tanto al acompañante como a uno mismo se encuentran laceraciones, hematomas subdurales e incluso fracturas.
¿Qué se sabe de sus causas?
La información obtenida acerca de las causas del trastorno de conducta durante el sueño REM es bastante escasa. En más de la mitad de los casos, la causa de esta afección está relacionada con la futura aparición de algún tipo de enfermedad neurodegenerativa.
No obstante, recientes estudios realizados con modelos animales apuntan hacia la posibilidad de que exista una disfunción en las estructuras cerebrales del tegmento pontino, el locus coeruleus y el núcleo pedunculopontino; las cuales son las principales encargadas de regular el tono muscular durante el sueño.
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¿Hay un tratamiento?
Por suerte, existe un tratamiento para el trastorno de conducta durante el sueño REM basado en la administración de dosis diarias de clonazepam. Con una dosis de entre 0,5 y 1 mg, administrado antes de dormir, y siempre que así lo indique el médico, es muy probable que la persona experimente un mayor control de las alteraciones del sueño, incluyendo una disminución de la cantidad e intensidad de las conductas agresivas y los sueños de tipo violento.
En pacientes que no responden al clonazepam o que presentan algún tipo de contraindicación, se puede recurrir al uso de melatonina, pramipexol o donepezilo para que los casos descritos como refractarios.
En cuanto al pronóstico de la enfermedad, se espera que con el tratamiento farmacológico se consiga una remisión absoluta de los síntomas. No obstante, no existe una cura definitiva para el TCR, por lo que si se rebaja la dosis o se suspende el tratamiento los síntomas pueden reaparecer incluso con más fuerza.
Es necesario especificar que en aquellos casos que el TCR sea causado por una enfermedad neurodegenerativa, el tratamiento con clonazepam no resulta eficaz, teniendo el paciente que seguir un tratamiento específico para la enfermedad principal.
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