La psicología es una ciencia compleja, en la cual existen muy diversos paradigmas los cuales estudian la psique desde perspectivas diversas.
En la actualidad, una de las mejor valoradas y que cuenta con mayor evidencia empírica es la cognitivo-conductual, la cual ha ido generando una gran cantidad de técnicas en su uso terapéutico.
La aplicación de las terapias de esta corriente teórica tiene una serie de grandes ventajas, pero también presenta algunas limitaciones e inconvenientes en comparación con las de otros paradigmas. A lo largo de este artículo vamos a comentar algunas de las principales ventajas y desventajas de la terapia cognitivo-conductual, con el fin de aprender de ellos y valorar cómo pueden mejorarse y en qué sentido puede aprender de otras corrientes y desarrollos.
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La terapia cognitivo-conductual: una definición básica
Se conoce como terapia cognitivo-conductual al tipo de terapia y conjunto de técnicas que parten del modelo cognitivo-conductual. Este tipo de terapia se basa en la identificación y posterior trabajo de las creencias y pensamientos disfuncionales que generan sufrimiento o disfuncionalidad al paciente, así como a su manera de relacionarse emocionalmente con ellos.
Se parte del modelo cognitivo-conductual, el cual es heredero de la perspectiva conductista al cual se incorporan los avances del cognitivismo. Dicho modelo parte de una metodología estricta y basada en el método científico, investigando en base a la observación empírica y la experimentación y partiendo de la verificación y falsación de los hipótesis experimentales. Se pretende evaluar de manera científica y objetiva la conducta humana y los procesos mentales que la rigen, operativizando y haciendo medibles constructos abstractos como los propios de la cognición y la emoción.
El principal trabajo se lleva a cabo con las cogniciones y con las conductas que se llevan a cabo, con un enfoque en el que se pretende enseñar al paciente a modificar sus expectativas, creencias y miedos así como en alterar los patrones de conducta disfuncionales que se llevan a cabo a causa de estos. Se trabaja a través del aprendizaje y la modificación de cogniciones y conductas, pudiendo tener el terapeuta diferentes grados de directividad en la terapia pese a que su papel es el de guía o apoyo en el proceso de cambio.
Principales ventajas
La terapia cognitivo-conductual es una de las más valoradas a nivel científico, y se trata sin duda alguna de la corriente teórica que en mayor grado se enseña a nivel universitario.
Una gran mayoría de los psicólogos actuales siguen o han partido inicialmente del enfoque cognitivo-conductual para desarrollarse profesionalmente. Y ello se debe a que esta terapia ofrece una gran cantidad de ventajas respecto a otros enfoques, entre las que podemos mencionar las que siguen.
1. Basado en el método científico
Una de las más destacadas virtudes de la terapia cognitivo conductual se encuentra en que el modelo del que emplea una metodología experimental que permite el análisis objetivo de los resultados de la terapia, de manera que se encuentra muy asociada al método científico.
Es posible elaborar hipótesis basadas en informaciones previas para posteriormente comprobarlas experimentalmente e incluso replicar sus resultados. Dicho de otra manera, establece una metodología que permite que la psicología avance como ciencia.
2. Evidencia empírica de su gran efectividad
La terapia cognitivo-conductual es el tipo terapia que presenta mayor evidencia empírica en lo que respecta a la efectividad de las técnicas y subtipos de terapia que utiliza, en base a la reducción de la sintomatología de los diferentes trastornos a tratar.
3. Flexibilidad
La terapia cognitivo-conductual tiene como otra de sus grandes ventajas el hecho de ser extremadamente versátil. Y es que a menudo podemos encontrar como los especialistas en este tipo de terapia aceptan e integran técnicas procedentes de otros enfoques, como la terapia psicodinámica, la humanista o la gestalt.
Asimismo, evoluciona incorporando nuevas maneras de actuar o relacionarse con el paciente (como el constructivismo) así como nuevas teorías y técnicas (como las contextuales).
4. Sujeto como agente activo
En algunos paradigmas de la psicología el sujeto es visto como un agente pasivo, alguien que reacciona al medio de forma prácticamente automática.
El enfoque cognitivo-conductual fue uno de los primeros en que empezó a verse que es la acción del propio sujeto el que puede llevar a la superación o a la reducción de los síntomas: la terapia pretende dar instrumentos al sujeto para que por sí mismo pueda hacer frente o modificar aquello que genera malestar.
5. Valora el papel de lo cognitivo en la conducta
Nuestros pensamientos, creencias, perspectivas y capacidades, así como la manera en que procesamos la información del entorno, resultan analizables y trabajables desde el paradigma cognitivo-conductual. Es importante el hecho de que se trabaje no solo el contenido sino el cómo se llega a él y las estructuras y esquemas mentales que influyen en su aparición.
6. Altamente sistematizada
Además de adscribirse al método científico, otra de las grandes ventajas de esta terapia es su elevado grado de sistematización.
Aunque depende de la técnica en cuestión puede existir mayor grado de libertad, por lo general las técnicas empleadas por la terapia cognitivo-conductual tienen unas bases, estructura y una forma de proceder bastante claras (si bien el terapeuta deberá adaptarse a las respuestas que dé el paciente).
7. Permite adquirir competencias y habilidades
La terapia cognitivo-conductual se basa en gran medida en el aprendizaje como medio para generar, modificar o eliminar conductas o productos mentales desadaptativos. Asimismo, su actuación hace que el sujeto adquiera capacidades que anteriormente no poseía o que podrían beneficiarse de un cambio o un entrenamiento, de una manera que no solo puede ayudar a solventar un problema actual sino también favorecer y optimizar la adecuación y adaptación al medio.
8. Efectiva en una gran cantidad de condiciones
Otra de las grandes ventajas de este tipo de terapia es su amplia aplicabilidad en la mayoría de trastornos mentales existentes, e incluso en situaciones no patológicas. Así, se puede trabajar en problemas como ansiedad, depresión, problemas obsesivos, trastornos de la conducta alimentaria o trastornos sexuales, entre otros muchos.
Desventajas y limitaciones del modelo cognitivo-conductual
El modelo de terapia cognitivo-conductual, tal y como hemos visto, resulta de gran utilidad y permite el tratamiento de gran cantidad de alteraciones mentales. Sin embargo, presenta una serie de limitaciones que cabe tener en cuenta. Entre ellas podemos destacar las siguientes.
1. Focalización en el síntoma actual
La terapia cognitivo-conductual se centra en gran medida en trabajar las dificultades y el conjunto de síntomas que se encuentran presentes en la actualidad. Es decir trabaja desde el presente y en lo que ahora nos ocurre. Si bien el pasado se tiene en cuenta y se explora de cara a explicar la situación actual, a nivel de terapia no suelen tratarse de manera directa las causas que empezaron el problema que hoy aflige al sujeto.
Y en muchas ocasiones se requiere trabajar los elementos que originaron en primer lugar el malestar, pues de otro modo el malestar puede llegar a aparecer bajo otra forma.
2. Excesivamente cognitivista
Si bien una de las ventajas de esta terapia se encuentra en que trabaja en profundidad aspectos tan relevantes como las creencias, expectativas y procesos de pensamiento, factores de gran relevancia a la hora de explicar nuestras conductas, lo cierto es que en ocasiones la terapia cognitivo-conductual puede pecar de reduccionismo y de valorar en menor medida aspectos como la emoción y la motivación.
No es que no trabajen elementos emocionales, pero el trabajo en este ámbito se hace desde una perspectiva racional y no tan emocional o vivencial.
3. Efectivas, pero.. ¿por qué?
Las terapias cognitivo-conductuales gozan de una gran efectividad y los diversos estudios realizados suelen dar fe de ello.
Sin embargo, ofrecen poca información respecto al motivo por el que son efectivos o por qué en ocasiones puede llegar a fracasar. Se ha observado qué técnicas funcionan mejor, pero se ha prestado poca atención al porqué.
4. Focalización en el individuo: poca valoración del contexto
La terapia cognitivo-conductual tiene presente que el entorno es un factor relevante en el origen, mantenimiento e incluso tratamiento de los trastornos mentales, pero tiende a centrarse en exclusiva en el sujeto que tiene el problema o la dificultad y deja de lado la mayoría de elementos contextuales que afectan a las problemáticas en cuestión.
Esta limitación parece estar solventándose con la aplicación de las terapias de tercera generación, que poco a poco gozan de cada vez mayor popularidad.
5. Relación terapéutica aséptica e instrumental
En la terapia cognitivo-conductual se tiene en cuenta el elevado valor de la relación terapéutica, pero históricamente ha tendido a verse como una vía a través de la que aplicar las técnicas. En los últimos años sin embargo, y especialmente en las terapias contextuales, se trabaja cada vez más en la relación terapéutica como un elemento per se terapéutico, probablemente uno de los más (si no el que más) relevancia tiene para predecir el éxito de la terapia.
Algunos pacientes indican también que este tipo de técnicas, aunque efectivas, son frías y no valoran ni terminan de comprender el sufrimiento que padecen, algo que dificulta que confíen en ellas y que estas tengan éxito.
6. Posible rigidez como consecuencia
La terapia cognitivo-conductual clásica se centra en combatir, cambiar o modificar los pensamientos, creencias y conductas que generan sufrimiento al sujeto.
Se tiene una estrategia de oposición al sufrimiento, que en principio puede parecer positiva pero que sin embargo puede empujar al paciente a una conducta cada vez más rígida dirigida a evitar el dolor y que conlleve un patrón conductual poco adaptativo, lo que a su vez puede ser el origen de nuevos sufrimientos.
Referencias bibliográficas:
-
Caballo, V.E. (1998). Manual de técnicas de terapia y modificación de conducta. Siglo XXI.
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Caro, I. (2009). Manual teórico-práctico de Psicoterapias Cognitivas. Biblioteca de Psicología Desclée de Brouwer.
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Vila, J. & Fernández, M.C. (2004). Tratamientos psicológicos. La perspectiva experimental. Madrid: Pirámide.
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