Gran parte de las películas de Hollywood, los cómics de superhéroes y las novelas de fantasía hablan sobre el bien y sobre el mal como si fuesen dos cosas claramente diferenciadas y que existen tal cual en todas las partes del mundo.
Sin embargo, la realidad es bastante más compleja que eso: los límites entre lo que está bien y lo que no lo está muchas veces son confusos. ¿Cómo saber, entonces, cuál es el criterio para saber lo que es correcto? Dar una respuesta esta pregunta ya es complicado de por sí, pero lo es aún más cuando entra en juego algo que se conoce como relativismo moral.
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¿Qué es el relativismo moral?
Lo que llamamos relativismo moral es una teoría ética según la cual no existe ninguna forma universal de saber lo que está bien y lo que no lo está. Eso significa que desde la perspectiva del relativismo moral existen diferentes sistemas morales que son equivalentes, es decir, igual de válidos o no válidos.
No se puede juzgar un sistema moral partiendo de un punto de vista externo a este porque no existe una moral universal (es decir, que sea válida independientemente de la situación, el lugar o el momento).
Desde este punto de vista, lo que conocemos como "el bien" como concepto moral (y por consiguiente, también lo que conocemos como "el mal") son constructos sociales, productos del desarrollo histórico, cultural y tecnológico de las sociedades humanas, y no corresponden a categorías naturales que existan independientemente de nosotros, los seres morales. Por consiguiente, una de las implicaciones más inquietantes y polémicas del relativismo moral es que ningún acto o evento, por cruel y descarnado que nos parezca, es malo en un sentido abstracto y universal, solo lo es bajo premisas y consensos establecidos socialmente.
Por otro lado, no se puede confundir el relativismo moral con el relativismo metodológico. Este concepto está asociado a no dar por sentado que todas las sociedades humanas parten de nuestro sistema de ideas y de valores, y se aplica a las ciencias sociales. Por ello, no tiene implicaciones morales, sino descriptivas. Por ejemplo, puede ser usado para conocer mejor una determinada cultura y poder imponer en ella nuestros valores éticos y nuestra moral.
Ejemplos en la historia de la filosofía
El relativismo moral se ha ido expresando de maneras muy diversas a lo largo de la historia. Estos son algunos ejemplos.
Los sofistas
Uno de los casos más conocidos de relativismo moral lo encontramos en los sofistas de la Antigua Grecia. Este grupo de filósofos entendía que no se puede conocer ninguna verdad objetiva y que tampoco se puede hallar un código ético universalmente válido.
Teniendo eso en cuenta, no sorprende que utilizasen su habilidad discursiva y facilidad de pensamiento para defender unas u otras ideas dependiendo de quién les pagase. La filosofía era entendida pues como un juego de retórica, un conjunto de estrategias para convencer a los demás.
Esta actitud y posición filosófica hicieron que los sofistas se ganasen el desprecio de grandes pensadores como Sócrates o Platón, que consideraban que el relativismo de los sofistas era una especie de oficio mercenario de la intelectualidad.
Friedrich Nietzsche
Nietzsche no se caracterizaba por defender el relativismo moral, pero sí que negó la existencia de un sistema moral universal válido para todos.
De hecho, señaló que el origen de la moral está en la religión, es decir, en una invención colectiva para imaginar algo que está por encima de la naturaleza. Si se descarta que hay algo por encima del funcionamiento del cosmos, es decir, si desaparece la fe, desaparece también la moral, porque no hay un vector que indique la dirección que deben tomar nuestros actos.
Más tarde, muchos otros filósofos de la modernidad cuestionaron el estatus ontológico del bien y del mal, considerando que son tan solo convenciones sociales.
Los postmodernos
Los filósofos postmodernos señalan que no existe una separación entre lo que llamaríamos "hechos objetivos" y el modo en el que los interpretamos, lo que significa que rechazan la idea de un orden objetivo tanto a la hora de describir la realidad como a la hora de establecer un código moral. Por eso defienden que cada concepción del bien y del mal es simplemente un paradigma tan válido como cualquier otro, lo cual es una muestra de relativismo moral.
Esto encaja bien con el tipo de ideas defendidas desde las maneras postmodernas de entender el mundo, según las cuales no existe una narración universal única que sea más válida que el resto, lo cual se plasmaría también en los conceptos de lo bueno y lo malo.
Las facetas del relativismo moral
Este sistema de creencias basadas en lo relativo se expresan a través de tres vertientes.
Descripción
El relativismo moral señala una situación: que hay varios grupos con sistemas morales que se contradicen y que chocan frontalmente. De esta manera, no se entra en justificar uno u otro sistema ético.
Posición metaética
Partiendo del relativismo moral, se puede llegar a afirmar algo que va más allá de la descripción de estos sistemas de moral opuestos entre sí: que por encima de ellos no hay nada, y que por eso mismo ninguna posición moral puede ser objetiva.
Posición normativa
Esta postura se caracteriza por establecer una norma: todos los sistemas morales deben ser tolerados. Irónicamente, se utiliza una norma para tratar de impedir que se regulen comportamientos, por lo cual se suele criticar que en este sistema hay muchas contradicciones.
Referencias bibliográficas:
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- Brogaard, B., (2007), Moral Contextualism and Moral Relativism, The Philosophical Quarterly, 58(232): 385–409.
- Capps, D., M.P. Lynch, y D. Massey, (2009), A Coherent Moral Relativism, Synthese, 166(2): 413–430.
- Margolis, J., (1991). The Truth About Relativism, Oxford: Blackwell.
- Storig, H. J. (1995). Historia Universal de la Filosofía. Madrid: TECNOS.
- Standford Encyclopedia of Philosophy. (2004). Moral Relativism.
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