El Discurso del Rey y los efectos de la Terapia Psicoanalítica

Una reflexión sobre las implicaciones psicoanalíticas de la película El Discurso del Rey.

El Discurso del Rey y los efectos de la Terapia Psicoanalítica

El cine y el psicoanálisis tienen una relación interminable de encuentros y desencuentros. Por un lado, ambos buscan encontrarse con la verdad, aunque siempre a medias, y por otro lado mientras que el cine dicta historias y crea avatares del deseo, el psicoanálisis más bien señala la imposibilidad de una historia concluyente, la búsqueda del objeto perdido e inasequible.

Sin embargo, el valor del cine dentro del psicoanálisis es indiscutible, ya que en las temáticas manifiestas de las películas se logra descubrir un contenido latente, creando una vía paralela para el reconocimiento del inconsciente.

En este caso, analizaremos la película El Discurso del Rey desde una mirada psicoanalítica. Esta obra nos acerca de manera más íntima al personaje histórico el rey Jorge VI del Reino Unido. En un primer momento pareciera que la película se direcciona hacía un contexto monárquico, histórico y familiar; no obstante, el motivo latente es mostrar los pasos de un proceso terapéutico, el alivio o reducción del síntoma y el camino a la cura. Por medio de este análisis veremos algunos elementos fundamentales para la efectividad de la terapia psicoanalítica.

El Discurso del Rey y sus implicaciones en el psicoanálisis

La película muestra la historia del Duque de York (Bertie) quien se ve obligado a ser rey después de la muerte de su padre y la abdicación al trono por parte de su hermano. El dilema se encuentra que desde su niñez Bertie sufre de una pesada tartamudez que no le permite hablar de manera fluida y por lo tanto perjudica su papel como rey en un período complicado de la historia. Esto lo lleva a buscar desesperadamente una solución para su problema y luego de mucha búsqueda llega donde el logopeda/analista Lionel, quien le mostrará un abordaje más profundo de su síntoma.

Encuadre

En un primer momento, vemos que el contacto inicial lo hace la esposa después de una larga búsqueda sin éxito para solucionar el problema de su marido. La desesperación los lleva a la puerta de Lionel, un terapeuta con un estilo bastante peculiar. Sin embargo, para lograr empezar un tratamiento es esencial que la motivación de Bertie vaya más allá de simplemente complacer a su esposa.

En la sesión inicial, Bertie se encuentra muy resistente y quiere ser él la persona que dirija el proceso diciéndole a Lionel cómo van a trabajar; no obstante, rápidamente Lionel logra establecer el encuadre, partiendo de la frase: “mi castillo, mis reglas”, estableciendo desde el inicio que él será quien dentro de las sesiones fijará los parámetros. El encuadre se establece cuando Lionel le dice al rey que se reunirán en su consultorio y no en otro lado, que durante la cita no puede fumar y que la única forma como lo va a llamar es Bertie y no como alguien de la realeza. Además, Lionel establece el número de sesión por semana y los honorarios.

Alianza terapéutica

Es justamente el encuadre, y estas variables constantes, lo que permitirá la alianza terapéutica entre paciente y el analista. La alianza terapéutica implica alguna clase de relación, en la cual los aspectos sanos del Yo del paciente forman una asociación con el terapeuta que, como dos contrincantes, luchan contra los elementos neuróticos del paciente.

Sin embargo, existen algunos elementos del Yo del paciente que se oponen al proceso terapéutico. Por un lado, el paciente desea aliviar su sufrimiento neurótico y su incapacidad, pero, por otro lado, no quiere renunciar a su neurosis ya que representa su mejor intento adaptativo de resolver un conflicto psíquico.

Resistencia

El deseo de mantener la neurosis se llama resistencia y puede ser tanto a nivel consciente como inconsciente. En el caso de Bertie vemos que, después del contacto inicial, él sale muy enojado de la sesión diciendo que el trabajo de Lionel es una gran estafa. En este caso, la alianza terapéutica no solo se ve afectada por el trastorno del lenguaje, sino principalmente por la falta de confianza que siente Bertie en las técnicas poco convencionales que utiliza su terapeuta y consecuentemente, se interrumpe los procesos transferenciales.

No obstante, astutamente Lionel logra disminuir la resistencia inconsciente a través de la música, poniéndole pausa a los pensamientos de Bertie y logrando que grabe un discurso. Cuando Bertie escucha la grabación vuelve a Lionel de manera voluntaria y dispuesto a empezar un proceso con él, se puede decir entonces que el tratamiento verdaderamente comienza a partir de este punto cuando existe un deseo real por parte del paciente.

El terapeuta en el lugar del supuesto saber

En este momento, Bertie coloca a Lionel, como diría Lacan, en el lugar del Supuesto Saber, que es el elemento que permite comenzar un tratamiento. Este Supuesto Saber es lo que viene a complementar ese vacío que el síntoma general, ¿qué significa esto que me pasa? Y pone al sujeto a trabajar para encontrar esa respuesta. El paciente llega a consulta por un motivo manifiesto, pero dentro del modelo psicoanalítico se creé que ese motivo guarda una respuesta al síntoma y es precisamente esto lo que permite que se instaure la transferencia y que el analista llegue al lugar más íntimo del sujeto, es decir al lugar de la falta. No obstante, observamos en la película que Lionel no apresura el proceso; por el contrario, respeta la autonomía de Bertie y el tiempo del tratamiento.

Autonomía

La autonomía es un principio que hace referencia a que los psicólogos no deben de tomar o interferir en las decisiones de sus pacientes porque los consideran agentes libres. Bertie regresa a terapia, pero le dice a Lionel que sólo quiere trabajar la mecánica del habla y no tonterías personales. Logue no está de acuerdo con esto porque considera que solo aliviará el problema de manera superficial, sin embargo, respeta su decisión y empieza una terapia basada solo en ejercicios físicos. Es más tarde en la película cuando vemos que Bertie empieza a confiar más en Lionel y gracias a esto es capaz de compartirle algo sobre su historia personal.

El discurso y el síntoma

El no-discurso se considera un obstáculo clínico, ya que ocasiona el cierre del inconsciente e interviene con los procesos transferenciales. Como diría Lacan, “el inconsciente está estructurado como un lenguaje”, y es por eso que el psicoanálisis se mueve en el campo de la lingüística, en la relación entre significado y significante y en la cadena que se establece a partir de la misma. El síntoma viene a esconder una verdad desconocida y a través del discurso el sujeto dice más de lo que sabe y va organizando de manera inconsciente aquello que no fue simbolizado en un primer momento. Además, observamos la relación mente-cuerpo, este ordenamiento también tiene un efecto directo en la tartamudez.

Emma R. Zarak

Emma R. Zarak

Psicóloga Clínica / Psicoterapeuta

Profesional verificado
Ciudad de México
Terapia online

Al final de la película, Bertie logra dar el discurso final con una mejoría notoria. Como podemos ver, el síntoma no desaparece por completo, sino que se reviste de una manera más adaptativa.

Psicóloga

Ciudad de México
Terapia online

Emma R Zarak es Licenciada en Psicología por la Universidad Santa María la Antigua y está especializada en Psicología Clínica de Niños y Adolescentes. Es actual doctoranda en la Clínica Psicoanalítica del Centro ELEIA en Ciudad de México, y adicionalmente cuenta con un doble bachillerato en Psicología y Sociología de la Universidad de Georgetown. Ofrece servicios a niños, adolescentes y adultos.

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