Posiblemente sea la historia de amor más conocida de la historia. El romance de Romeo y Julieta y su trágico final deben a la pluma de William Shakespeare su fama mundial, pero... ¿existieron realmente? ¿Qué hay de realidad y qué hay de mito en esta conocida historia? ¿Se basó el dramaturgo inglés en un hecho histórico, o todo salió de su imaginación?
Pues, aunque parezca mentira, hay de todo un poco. Acompañadnos a descubrir quiénes fueron los Capuleto y los Montesco, y de dónde sacó Shakespeare la inspiración para su obra más famosa.
¿Existieron de verdad Romeo y Julieta?
Muchos son los visitantes que acuden año tras año a la famosa Casa de Julieta, situada en la ciudad de Verona. La mayoría de ellos, sin duda, saben que se trata de un personaje ficticio, salido de la pluma de William Shakespeare. Luego, ¿qué sentido tiene visitar la casa de una persona que nunca existió?
Puede que lo hagan arrastrados por la fuerza de una historia que nunca muere y que rebasa los límites del tiempo. Porque Romeo y Julieta de Shakespeare es, efectivamente, la obra más famosa sobre los amantes, pero no es la única, como veremos a continuación.
Una trágica historia de amor
He aquí la primera sorpresa: la historia de Romeo y Julieta no fue inventada por William Shakespeare. La del poeta inglés fue una más de las muchas versiones que circularon sobre los dos amantes, algunas de ellas muy anteriores en el tiempo.
Pero antes de indagar en estas versiones anteriores, es necesario explicar por encima el argumento que ha pasado a la fama, el que salió de la pluma de Shakespeare. Prácticamente todo el mundo se sabe de memoria la historia de Romeo y Julieta, pero, por si todavía no la conoces, debemos advertirte que en este artículo puedes encontrar spoilers.
Sentado esto, resumiremos diciendo que la historia gira alrededor de Romeo, perteneciente a la familia de los Montesco, y Julieta, de la familia de los Capuleto. Ambas familias viven en Verona y son rivales. A pesar de esta rivalidad, los jóvenes se enamoran y desean casarse, pero el padre de Julieta ya ha proyectado el matrimonio de su hija con otro hombre. Julieta y Romeo se ven a escondidas y, con la ayuda de un fraile, consiguen casarse en secreto.
Los acontecimientos se precipitan y, en venganza por la muerte de su amigo Mercucio, Romeo mata en duelo al primo de Julieta, por lo que debe huir de la ciudad. Entretanto, la joven ha urdido un plan con el fraile: beberá una pócima que la dejará en coma durante cuarenta y dos horas, tiempo suficiente para que la crean muerta. En cuanto Romeo regrese a la ciudad, ella despertará y ambos huirán, libres.
Pero el mensaje con el plan de la joven no llega a Romeo, por lo que el muchacho cree que su esposa ha muerto realmente. Así que, decidido a seguirla, compra un veneno y se lo toma ante la tumba. Cuando Julieta despierta y ve el cadáver de su amado, coge la daga de su esposo y se la hunde en el corazón.
Esa es, a grandes rasgos, la historia que nos presenta Shakespeare en su obra. Sin embargo, existen claros antecedentes de la misma en textos anteriores al del dramaturgo inglés, como veremos a continuación.
Las otras versiones de la leyenda
En verdad, podemos rastrear la historia de Romeo y Julieta hasta la antigüedad griega, lo que nos da una pista sobre la poca autenticidad de los hechos que narra. En el prólogo de la edición de Romeo y Julieta de la colección Austral (editorial Espasa), Ángel-Luis Pujante comenta que Las efesíacas de Jenofonte presenta un argumento parecido: la protagonista de este relato, para conseguir escapar de un hombre que la desea, toma un narcótico que la hace parecer muerta. La droga hace su efecto y la muchacha regresa a los brazos de su amado.
Quizá es de las pocas versiones que tiene un desenlace feliz. Ya en época moderna, encontramos la historia de Mariotto y Gianozza de Siena, narrada por Masuccio Salernitano en su obra Cinquante Novelle (1476). El argumento es extraordinariamente parecido al de William Shakespeare: unos jóvenes que se aman son casados en secreto por un fraile, puesto que sus familias se oponen al enlace. Mariotto, que ha matado a un hombre, debe huir de la ciudad. Para evitar un matrimonio impuesto, la joven Gianozza toma una falsa pócima que la hará parecer muerta. Tras ser depositada en la tumba, el fraile la desentierra, y Gianozza acude a reunirse con su amado. Pero este, enterado de la muerte de su esposa, ha regresado a Siena para llorar ante su tumba. Mariotto es rápidamente arrestado y ejecutado.
Como podéis ver, el parecido de la historia es increíble. Mucho más parecida es la de Giulietta e Romeo de Luigi da Porto, escrita en 1524 y cuyo título ya es, de por sí, bastante explícito. Da Porto introduce algunas innovaciones en el relato, como el nombre de las familias rivales, que extrae directamente de la Divina Comedia de Dante Alighieri. Más tarde, Matteo Bandello escribirá su versión, titulada también Romeo e Giulietta (aquí, curiosamente, con el orden de los nombres ya invertido), que verá la luz en 1554. La historia, la misma. En 1562, la narración se convierte en poema de la mano de Arthur Brooke (posiblemente, la fuente directa de William Shakespeare), pero también tendrá tiempo de pasar por España, donde el mismísimo Lope de Vega escribirá su propia versión de la historia, Castelvines y Monteses (1647).
Como podemos ver, el recorrido de Romeo y Julieta es largo. Para nuestra mentalidad actual, esta sucesión de obras con un mismo argumento es un plagio flagrante; pero no era así para la época. El concepto de “plagio” es relativamente moderno, y con anterioridad al siglo XIX los autores y artistas se “copiaban” unos a otros sin ningún tipo de problema. Así, tomaban ideas de otros, las reelaboraban e introducían elementos nuevos, más acordes con la realidad del público que iba a disfrutar de la obra o, simplemente, más acordes con los gustos del autor.
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Los Cappelletti y los Montecchi de Dante
Esta lista de obras basadas en la historia de Romeo y Julieta nos sirve para entender que Shakespeare no partió de cero, pero indudablemente no esclarece para nada el enigma de si Romeo y Julieta existieron realmente. ¿Quizá se basaron los primeros autores en personajes reales?
Ya hemos dicho que Luigi da Porto toma de la Divina Comedia de Dante Alighieri los nombres de las familias rivales de la historia. Efectivamente; en el Canto VI del Purgatorio aparecen nombrados los Cappelletti y los Montecchi. La mención es muy breve y no se da más información al respecto. ¿Quiénes eran estas familias? ¿Por qué las cita Dante en su Purgatorio? ¿Existieron realmente?
Parece ser que los Cappelletti eran una familia originaria de Cremona y pertenecían a los gibelinos, la facción política de la época de Dante que apoyaba al emperador del Sacro Imperio en su disputa con el Pontificado. Por otro lado, los Montecchi provendrían de Verona y serían güelfos, es decir, darían su apoyo político al Papa. Esta sería, pues, una de las posibles explicaciones sobre la rivalidad entre ambas familias. Pero hay un detalle que no acaba de encajar: de las dos, solo una de las familias era de Verona, la ciudad donde se sitúa la tragedia. ¿Quizá Luigi da Porto, al ver ambos nombres citados en la misma frase, supuso que residían en la misma localidad?
La enigmática “Posada del Cappello”
Ahora nos debemos trasladar al siglo XVIII, época en que los europeos de buena familia realizaban lo que se conocía como el “Grand Tour”, que no era otra cosa que un recorrido por los lugares más interesantes de Italia. El viaje fue muy popular entre los artistas del Romanticismo (Goethe fue uno de sus más ilusionados viajeros), y atrajo a multitud de jóvenes inquietos a las ciudades más importantes y bellas de Italia. Verona, por supuesto, era una de ellas.
Entre los viajeros del Grand Tour empezó a correr la voz de que una casa de la ciudad, conocida como Posada del Cappello, había sido el hogar de la famosísima Julieta. El rumor estaba fundado, probablemente, en el nombre de la casa, “Cappello”, en el que los viajeros quisieron ver un eco del apellido “Capuleto”, la familia a la que Julieta había pertenecido según Shakespeare y Da Porto, entre otros. Así que, poco a poco, la posada se empezó a llenar de románticos apasionados que deseaban pernoctar en la casa “donde había vivido Julieta”.
Pero ¿era en realidad esa casa el hogar de los Capuleto? ¿Tenía alguna relación el nombre de la posada con el apellido de la heroína shakesperiana? Pues, en realidad… no. La posada recibía el nombre de la familia que la regentaba, los Cappello, y está documentada desde el siglo XIV. Estos Cappello no son los Cappelletti que cita Dante ni tenían nada que ver con ellos. Sin embargo, la fama que la “Casa de Julieta” había contraído durante el siglo XVIII siguió durante el siglo siguiente y llegó a las puertas del XX, hasta el punto de que, en 1905, el Ayuntamiento de Verona compró el edificio. En 1973, y tras una serie de reformas (en las que se “potenció” el estilo gótico del mismo), Verona abrió “la Casa de Julieta” para el gran público.
Una historia sin fin
Por tanto, si nos ceñimos a la (escasa) documentación histórica que poseemos, tenemos que concluir que no, que Romeo y Julieta nunca existieron, y que sus familias respectivas (los Capuleto y los Montesco) se basan confusamente en dos familias citadas por Dante y de las que apenas se conoce nada.
La historia de amor de los jóvenes hunde sus raíces en una tradición antigua de relatos medievales, que fueron pasando de boca en boca hasta que, finalmente, fueron plasmados por escrito por los distintos autores que hemos citado anteriormente. Y la historia no murió con William Shakespeare, puesto que encontramos múltiples versiones para cine e incluso musicales y óperas, que no hacen sino ampliar los horizontes de la famosa historia. Una historia trágica; bella, si se quiere, pero que nunca fue real.
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