¿Cuáles son los orígenes de la agricultura?

Un resumen acerca de lo que se sabe acerca de los orígenes de la agricultura hace miles de años.

Orígenes de la agricultura

La humanidad, tal y como la conocemos hoy en día, no hubiera sido posible si nuestra especie no hubiera hecho la transición de pueblos nómadas cazadores-recolectores a pueblos sedentarios agricultores.

La agricultura ha sido crucial para que los seres humanos pudiéramos sobrevivir sin depender de los elementos. No obstante, es también por culpa de la agricultura que vivimos en sociedades con desigualdades sociales y económicas.

A continuación descubriremos cuáles son los orígenes de la agricultura, cómo se hizo a lo largo de los milenios y cómo ha influido en el desarrollo de las modernas civilizaciones.

¿Cómo fue el origen de la agricultura?

La aparición de la agricultura es considerada uno de los procesos más revolucionarios de la historia de la humanidad. Gracias al cultivo de vegetales para el consumo humano nuestra especie dejó de depender totalmente de los elementos para pasar a controlarlos. Con la agricultura el ser humano ya no estaba sujeto a cuán benigna y generosa fuera la naturaleza, y pasó a, directamente, ejercer control y dominio sobre ella.

Los primeros humanos eran nómadas y subsistían a base de la caza y la recolección de vegetales silvestres. Sobrevivían explotando los recursos de una región, cazando sus animales y recolectando sus frutos. Como en muchos casos los frutos eran tóxicos o no tenían la certeza de que fuera para el consumo humano, los pueblos nómadas preferían directamente cazar animales, por muy poco apetitosos y nutritivos que pudieran ser. Los vegetales comestibles eran un bien escaso en la naturaleza salvaje.

Tras pasar varios días o semanas en una misma zona, los recursos empezaban a escasear. Para evitar morirse de hambre no podían esperar a que esa región se reabasteciera de forma natural por sí sola: había llegado el momento de volver a emigrar. Así pues, los Homo sapiens primigenios estaban en constante movimiento, buscando nuevas regiones donde poder pasar unas cuantas semanas y seguir viviendo, estando siempre bajo la amenaza del hambre crónica.

Como estaban constantemente desplazándose, rara vez se fijaban en cómo cambiaba el entorno con el paso del tiempo. Los primeros pueblos nómadas no tenían tiempo suficiente como para ver cómo una de las pepitas de los frutos que habían comido, al caer al suelo y recibir el agua de las lluvias, germinaba formando un brote que, con el paso de los meses o incluso los años, se transformaría en un árbol frutal. Antes de que ese árbol hubiera crecido el pueblo que lo sembró accidentalmente estaba ya muy lejos, buscando un nuevo lugar donde poder subsistir.

Es por esto que se cree que los seres humanos más primitivos asociaban el crecimiento de vegetales a fuerzas mágicas. Las sociedades de cazadores-recolectores, al no fijarse lo suficiente en cómo las semillas germinaban, no habían relacionado la idea de que de una semilla podía crecer una nueva planta. Seguramente, pensaban que todos los árboles frutales que se encontraban estaban ahí por pura casualidad, habiendo crecido de forma espontánea y gracias a los designios de espíritus del bosque. ¿Cómo surgió?

Normalmente, cuando hablamos de agricultura se entiende por todas las técnicas que impliquen la acción de cultivar plantas más o menos domesticadas, con o sin la ayuda de animales domesticados. La tarea de los agricultores es sembrar, cultivar y cosechar plantas de las cuales obtendrán alimentos, tejidos, madera y remedios naturales. Pese a que esta definición es la más aceptada, no ha impedido que haya amplio debate sobre lo que se debe considerar como las primeras técnicas agricultoras y quienes las realizaron.

Sea como sea, para que la agricultura se asemejara a lo que hoy conocemos fueron necesarios muchos intentos, el uso de la inteligencia, la observación y la paciencia. Tuvieron que pasar muchos años, incluso milenios, para que la especie humana llegara a hacer domésticas variedades de plantas que hoy en día no pueden faltar en ningún hogar, como el maíz, el arroz, el trigo, todo tipo de frutas o el algodón que usamos en muchas prendas.

Tradicionalmente se pensaba que la agricultura surgió por mero azar. Los primeros agricultores “inventaron” la agricultura sin saber muy bien qué hacían. En algún momento debieron ver cómo una semilla enterrada accidentalmente se transformaba en un pequeño brote y, después, en una planta con los mismos frutos que los que tenía la planta del fruto al que pertenecía esa pepita y, así, descubrieron de pura casualidad como sembrar, cultivar y cosechar todo tipo de vegetales.

Sin embargo, la comunidad científica se ha mostrado crítica con esta creencia. Las primeras técnicas agrícolas parecen ser demasiado complejas como para considerar que fueron debidas al mero azar. Naturalmente, en todo aprendizaje hay un cierto componente de ensayo y error, sin embargo, averiguar cómo y cuándo plantar distintas variedades de plantas, cuándo regarlas y en qué momento cosecharlas debió ser producto de una extensa y meticulosa observación.

Otra de las ideas controversiales sobre los orígenes de la agricultura es las diferencias de género. Durante mucho tiempo se ha aceptado la idea de que los hombres se iban a cazar y las mujeres recolectaban frutos y cuidaban a los más pequeños. En algún momento, estas mujeres, que tenían directo contacto con los vegetales, observaron cómo las semillas crecían al caer al suelo y pasar unos cuantos días, siendo ellas las descubridoras de la agricultura. Dado que se pone en duda la idea de que hubiera marcadas diferencias de género en cuanto a roles dentro de lso poblados nómadas, esta idea se ha puesto en duda.

Sea como sea, lo que se tiene claro es que los primeros agricultores fueron experimentando con variedades de plantas y la forma en cómo obtener mejores frutos. Debieron ver que las semillas de plantas mejores daban lugar a plantas hijas también buenas y, si las cruzaban con otras variedades, podían obtener nuevos tipos de plantas con más carne, menos cáscara, pepitas más pequeñas, madera de mejor calidad o tejidos más resistentes. Con el nacimiento de la agricultura surgía la selección artificial. Los primeros pueblos agrícolas, sin conocer siquiera qué era la evolución, la ejercieron en sus propios cultivos.

¿Dónde y cuándo surgió la agricultura?

Por sorprendente que pueda parecer la agricultura no surgió en un único lugar. Distintas poblaciones humanas llegaron a desarrollar las primeras técnicas agricultoras por su propia cuenta, compartiendo muchas características sin siquiera saber que en otras partes del mundo se estaba haciendo lo mismo.

Puede que cultivaran cereales y frutos distintos pero en muchos casos las técnicas, las herramientas y la forma en cómo lo hacían era muy parecida. Es como si la agricultura, más que un invento o descubrimiento, fuera un paso natural dentro de la evolución humana, junto con el bipedismo y el desarrollo del lenguaje.

Aunque la cronología sobre la aparición y desarrollo de la agricultura es objeto de debate, más o menos se acepta que los primeros comportamientos agrícolas debieron ocurrir hará unos 30.000 años, aunque debían ser muy rudimentarios y experimentales. Entre 20.000 y 30.000 años atrás personas de diferentes lugares del mundo comenzaron a cuidar y después sembrar plantas silvestres que eran de algún interés para la alimentación, la medicina o la obtención de fibras y madera.

Posteriormente, seleccionaron las semillas de las mejores plantas y, poco a poco, con el paso de las generaciones y aplicando la selección artificial, se empezaron a domesticar especies vegetales. Sin embargo, estas técnicas no eran algo para nada extendido, puesto que la Tierra se encontraba en una glaciación y no sería hasta hace 15.000 años que finalizaría, haciendo que el clima fuera más suave y adecuado para las plantas. Antes del fin de este período no fue posible cultivar intencionalmente plantas que llegaran a tener una mínima oportunidad de sobrevivir a la acción de los elementos.

Hará entre unos 10.000 y 12.000 años, en el Neolítico ya se cultivaban plantas que se podrían considerar domesticadas. El ser humano disfrutaba de cultivos muy productivos, dejando de depender de lo generosa que fuera la naturaleza y dejando atrás la constante amenaza del hambre. Es por esta época en la que podemos identificar cuatro regiones con desarrolladas técnicas agrícolas: el Creciente Fértil, actuales Irán, Irak, Siria, Palestina, Israel, Egipto, Líbano y Turquía; China, Nueva Guinea y Mesoamérica, principalmente México y Centroamérica.

Unos 2.000 o 4.000 años más tarde la domesticación de los cultivos ya era un fenómeno mundial. Son ocho las nuevas regiones en las que se aplicaban técnicas agrícolas: Sahel Africano, Etiopía, África Occidental, Sur de Asia, Sudeste Asiático, Sudeste de Norte América, los Andes Centrales (Perú, Bolivia, Ecuador y Norte de Chile y Argentina) y la Amazonía (Colombia, Brasil, Ecuador y Perú).

Consecuencias históricas de la agricultura

La agricultura dio paso a la ganadería. Gracias a poder cultivar vegetales el ser humano no únicamente obtenía una fuente de alimentos más o menos estable para su consumo humano sino que, además, podía seleccionar variedades más adecuadas para el consumo animal. Aplicando los mismos procesos de domesticación en animales, se consiguieron variedades de gallinas, cerdos, perros, vacas y cabras de utilidad para las personas. Algunos de estos animales se fueron volviendo más grandes, con mejor carne, mejor leche o, como en el caso del perro, eran más fieles, usándolos para la caza.

Tras todos estos procesos, el ser humano fue adquiriendo la idea de que quien trabaja sobre un trozo de tierra es su propietario, y todo lo que obtenga de ella es suyo. La agricultura no únicamente se asocia con un nuevo sistema de producción y un incremento de la supervivencia sino que, también, con la idea de propiedad. Los frutos de la tierra son para quien los ha cultivado, sus familiares y otros miembros del poblado, no para los que son ajenos a él. Surge la idea de pertenencia a un territorio, además de la noción psicológica del endogrupo y el exogrupo.

El poder y la influencia en el poblado ya no depende únicamente de la fuerza de los hombres o las mujeres. Ahora, quien tiene más influencia es quien ha cultivado una tierra que le ha dado muchos frutos. Cuando más alimentos se producen menos hambre se pasa y, además, más fácil es intercambiar otros productos, ya sean alimentos, joyas o herramientas, con otros agricultores. Surge el intercambio, la riqueza y, a su vez, van surgiendo las primeras clases y estamentos, en definitiva, surgen las desigualdades sociales.

Como se han sedentarizado y cultivan la tierra, hay una mejora de las condiciones de vida. Una mejor alimentación implica una mayor esperanza de vida y menor mortalidad infantil, haciendo que los poblados tengan cada vez más habitantes. A mayor tamaño más complejas son las interacciones sociales y, para evitar que reine la anarquía, surgen los primeros gobiernos. Esto, poco a poco, dará lugar a complejas civilizaciones, como fueron China, Mesopotamia, Egipto o la India. En definitiva, sin la agricultura la humanidad no sería como la conocemos hoy en día.

Referencias bibliográficas:.

  • Tayles, N., Domett, K., & Nelsen, K. (2000). Agriculture and dental caries? The case of rice in prehistoric Southeast Asia. World Archaeology, 32(1): pp. 68- 83.
  • Bar-Yosef, O. y Meadows, R. H (1995). The origins of agriculture in the Near East. In T. D. Price and A. Gebauer (eds) Last Hunters – First Farmers: New Perspectives on the Prehistoric Transition to Agriculture: pp. 39 - 94.

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Postgrado de Actualización de Psicopatología Clínica en la UB.

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