Considerados los fundadores del primer imperio como régimen sometedor de otros pueblos los acadios son una de las culturas más peculiares de toda la historia.
Con capital en Acad, fundada por el rey Sargón, los acadios fueron conquistando prácticamente toda Mesopotamia, dejando una profunda huella en la región y, además, creando algunos de los mitos que son fundamentales en la tradición cristiana.
A continuación descubriremos quiénes fueron los acadios, su historia conocida, su religión y un poco sobre su idioma.
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¿Quiénes fueron los acadios?
Los acadios fueron los habitantes del vasto imperio fundado por Sargón, con capital en la ciudad de Acad. Este pueblo se caracterizó por ser de los primeros en haber fundado un estado que se corresponde con la idea de imperio como régimen que somete cultural, religiosa y económicamente a otros pueblos.
Los acadios constituyeron una de las varias civilizaciones que se desarrollaron en la próspera región del creciente fértil, entre los ríos Tigris y Éufrates, lugar en el que habitaron otros pueblos mesopotámicos como los sumerios, los asirios, los caldeos, los hititas y los amonitas.
Historia del Imperio Acadio
Antes de la aparición de los acadios y su vasto imperio Mesopotamia estaba formada por muchas ciudades-estado, cada una con su propio rey, área de influencia y cultura. Si la cultura y el sistema político de estas ciudades era similar, todas ellas se enfrentaban ocasionalmente para tener más recursos. Aquellas ciudades que lograban ejercer más influencia dentro del mundo mesopotámico eran las que conseguían hacer de su cultura la de mayor prestigio, aunque sin llegar a gobernar directamente toda la región.
Al sur de Mesopotamia vivían los sumerios, mientras que al norte lo ocupaban gentes que hablaban semita, habla que evolucionaría hasta convertirse el árabe, hebreo y arameo. Pese a que la lenguas semíticas y el sumerio ya eran lenguas bastantes distintas por aquella época, hará unos 4.000 años, sus hablantes compartían muchas características culturales, con lo cual se podría más o menos decir que las culturas mesopotámicas constituían, grosso modo, una misma civilización.
Hacia el 2.400 destacó en Sumer el rey Eannatum, gobernante de la ciudad de Lagash, quien había derrotado a los ejércitos de Uruk y Ur. La ciudad de Lagash ejerció un importante poder durante más de un siglo, llegando a dominar un territorio de unos 4.500 kilómetros cuadrados. Su último rey fue Urukagina, que ascendió al trono cerca del 2.350 a.C. Por aquel entonces los semitas crearon un reino poderoso con capital en Ebla, actual Siria. Esta ciudad dominaría muchas ciudades de Anatolia y Alta Mesopotamia. A su vez, la ciudad de Mari empezó a dominar otras ciudades de su entorno, entre ellas Assur.
Volviendo a la ciudad de Lagash parece ser que su rey, Urukagina, fue un personaje ilustrado que trató de reducir el excesivo poder de los sacerdotes, para darle mayor representación y bienestar a su pueblo. Sin embargo, los sacerdotes no estaban dispuestos a perder su influencia y, aprovechando que el pueblo le temía más a los dioses que a su rey, hicieron que el rey perdiera fuerza.
Esto hizo que la próspera ciudad de Lagash acabara debilitándose por sus riñas internas y la ciudad de Umma, su vieja rival, aprovechó la ocasión para vengarse por todas las derrotas y humillaciones que le había hecho pasar esa ciudad. Así pues, el rey de Umma, Lugalzagesi, fue apoderándose de las ciudades de Ur y Uruk, luego atacó Lagash en 2330 y, pronto, este rey tendría el poder de todo el Sumer.
Otra ciudad, Kish, había ido consiguiendo gran esplendor mientras las demás ciudades se debilitaban y batían en sendas guerras. Mientras Lugalzagesi reinaba Uruk y todo el Sumer, el primer ministro del rey de Kish se las ingenió para usurpar el trono. Este nuevo gobernante tomó el nombre de Sargón, que significa “el rey legítimo o verdadero”. Naturalmente, no todo el mundo lo vio como el verdadero rey, así que decidió trasladar la corte a una nueva capital, libre de las influencias de la monarquía anterior.
Esta nueva ciudad sería Agadé, más conocida como Acad, y su fundación sería el momento en el que se sembraría la semilla de lo que posteriormente sería el vasto Imperio Acadio. Así pues, en 2.300 Sargón se enfrentó a Lugalzagesi, derrotándolo y quitándole todo el poder sobre Sumer en muy poco tiempo. Mesopotamia caía en manos del rey de Acad y daba nombre a la nueva cultura de los acadios.
A medida que Sargón iba combatiendo y sometiendo a más ciudades, la capital, Acad, iba creciendo. Algunas ciudades, aprovechando que las ciudades-estado que las habían invadido estaban demasiado ocupadas luchando contra Sargón, lograron la independencia. Pero esta libertad fue temporal: tarde o temprano, los ejércitos acadios se presentaban ante estos recientes estados y los convertía en ciudades tributarias de Acad. Así pues, el imperio acadio iba convirtiéndose en un vasto imperio pluricultural.
Debido a su diversidad cultural y las ganas de homogeneizar las tierras conquistadas de Sargón el Imperio Acadio es considerado el primer imperio histórico en el sentido de un pueblo que dominó militar, cultural y económicamente a otros pueblos. No es el caso de los egipcios de aquella época que, pese a la extensión de su país, eran bastante homogéneos y todavía no habían sometido a otros pueblos imponiéndoles su cultura. Los acadios oprimieron duramente a los pueblos conquistados.
Al sur, los gobernantes de las ciudades de Sumer fueron destituidos y sustituidos por brutales guerreros de origen acadio, lo cual, naturalmente, no despertó simpatías hacia el rey conquistador Sargón. Igualmente, el monarca supo cómo sofocar las revueltas y prosiguió en su intención de uniformizar el imperio, haciendo del acadio la lengua oficial del país, especialmente en los asuntos más importantes, y tomando medidas para fomentarlo. Su intención era desplazar el idioma que, hasta aquel entonces, había sido el vehículo de cultura y prestigio: el sumerio.
Hacia el 2280 Sargón de Acad fallece. Inmediatamente, Sumer y los pueblos de los montes Zagros trataron de liberarse del yugo acadio aprovechando la muerte del tirano, sin embargo, el nuevo rey, Rimush, hijo mayor de Sargón, con la ayuda de su hermano Manishtusu sofocó las revueltas. En 2252 Naram-Sin, nieto de Sargón, ocupa el trono de Acad y logra sofocar varias revueltas internas, además de continuar con la tradición familiar de expandir el imperio y someter a nuevos pueblos.
Así pues, Naram-Sin destituyó en 2200 el floreciente reino de Ebla y, para consolidar su poder, se proclamó dios además de organizar un cuerpo de nobles-funcionarios que supervisaba a los reyes locales y se cercioraba de que las ciudades sospechosas de traición fueran debidamente reprendidas. La cultura floreció en la corte durante su reinado, habiendo escribas que desarrollaron y superaron las tradiciones sumerias y, aunque el idioma sumerio seguía teniendo influencia, el acadio lo había conseguido desplazar en la administración y las relaciones comerciales.
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Su mitología
La cultura acadia se alimentó mucho de la sumeria a la hora de configurar sus mitos. La cosmovisión acadia es especialmente interesante puesto, especialmente en el mundo cristiano, son varios los mitos actuales que eran creídos en el antiguo Imperio Acadio.
El diluvio universal
Los eventos históricos de los acadios los conocemos gracias a que, a partir del año 2.800 a.C., los sumerios empezaron a usar de forma sistemática la escritura con fines históricos y literarios. Este hecho sorprendió tanto a sumerios como a los acadios siglos después, a quienes les extrañó la total ausencia de registros anteriores a esa época y, antes de imaginarse que la escritura no existía antes de esa fecha o que eran pocos los sabios alfabetizados, decidieron darle una explicación mitológica.
Así pues conjeturaron que la falta de registros escritos debía haber sido causado por un gran Diluvio Universal, ocurrido antes del 2.800 y que había destruido toda fuente escrita anterior. Tanto sumerios como acadios ubicaron todas sus leyendas en la época anterior a este diluvio.
De acuerdo con su cosmovisión el mundo había sido creado en tan solo siete días. Fueron siete días porque los astrónomos identificaron siete cuerpos celestes principales, aparte de las estrellas: el Sol, la Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno. Estos astros formaron parte del panteón sumerio y acadio, y se creía que influían sobre el destino de los hombres.
El destino de las personas dependía del astro que dominaba el cielo el día y la hora de su nacimiento. Cada día se nombraba según el astro que dominaba su primera hora, y así surgió la división del tiempo en semanas de siete días.
A raíz de la creencia del Diluvio Universal, la lista de reyes sumerios fueron completadas con diez monarcas anteriores a este evento, a quienes se les atribuía reinados de decenas de miles de años. El último y más famoso de estos reyes fue Gilgamesh, rey de Uruk.
La leyenda de este Gilgamesh se basa en el Gilgamesh histórico, quien reinó en torno al 2.700, pero se le atribuía haber nacido varios siglos antes, sobrevivió al Diluvio que había sido causado por los dioses, muy enojados. Al morir su amigo se puso a buscar el secreto de la vida eterna, pasando una larga serie de peripecias
Otro de los supervivientes de este diluvio mitológico fue Utnapishtim quien construyó un barco en el que se salvó junto con su familia. Tras el diluvio los dioses no tenían hombres que se ofrecieran para sacrificios sagrados y los alimentaran, con lo que Utnapishtim sacrificó animales como ofrenda. En agradecimiento los dioses le otorgaron el don de la inmortalidad.
Utnapishtim se encontró con Gilgamesh, aún buscando el secreto de la vida eterna. Le indicó que debía buscar una planta mágica. Gilgamesh la encontró pero, cuando se disponía a comérsela, una serpiente se la robó y la comió, motivo por el cual las serpientes rejuvenecen cuando mudan la piel.
La torre de Babel
La llegada de los acadios conquistadores en las ciudades de Sumer, en el que el sumerio era el idioma de cultura, causó gran confusión. En primer lugar porque el pueblo no entendía muy bien por qué estaba siendo cruelmente invadido, y en segundo era porque los conquistadores hablaban de forma muy extraña, casi ininteligible. Es probable que las personas más humildes de las ciudades conquistadas, cuya visión del mundo se reducía a su entorno más inmediato, ni siquiera entendieran por qué de repente habían aparecido hombres de habla desconocida, idioma que ahora les obligaban a aprender.
Dada la crueldad de la guerra y lo injusto de la conquista no era de extrañar que los sumerios conquistados pensaran que estaban siendo castigados por los dioses. Esta idea iría tomando forma con el paso de los siglos, pese a que Acad y Sumeria acabarían borrándose en la mentalidad popular, sus templos ancestrales, los zigurats, permanecerían ahí.
Así pues en Mesopotamia empezaría a surgir la idea de que los antiguos construyeron templos altos para acercarse a los dioses, idea que no está para nada equivocada, puesto es patrón común en todas las religiones construir altos lugares de culto para tocar el reino de los cielos. Las personas interpretaron que este intento humano por acercarse a lo divino no gustó a los dioses y, como castigo, las deidades sembraron la confusión entre los humanos haciéndoles hablar cientos de idiomas distintos.
Es a partir de esta leyenda de la que surge el mito de la torre de Babel. Los antiguos habitantes de Mesopotamia, quienes cada vez construían zigurats más altos, dejaron de construirlos cuando los dioses hicieron que hablaran lenguas diferentes, no pudieran entenderse y no pudieran colaborar construyendo las torres.
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La religión de los acadios
Los acadios, al igual que sucede en las demás primeras grandes civilizaciones, practicaban una religión politeísta, la cual tenía muchos puntos en común con la que profesaban otros pueblos mesopotámicos, en especial los sumerios.
La religión adquiría gran importancia a la hora de organizar política y socialmente el Imperio, y existía una poderosa jerarquía sacerdotal donde el gobernante era considerado como el representante de los dioses en la Tierra, algo así como los es el Papa en el catolicismo.
Los dioses acadios estaban, generalmente, relacionados con los diferentes fenómenos naturales. Son muchos los dioses que componen el panteón acadio, pero se pueden considerar como los más importantes los siguientes:
1. An o Anu
El dios An era el dios del cielo y era el gobernante supremo de todos los dioses. Bajo su mando se encontraban diferentes fenómenos relacionados con los cielos, como las estrellas y las constelaciones. Este dios en la mitología sumeria de la que era originario era representado como una cúpula celeste que cubría la tierra. Los acadios heredaron esta representación y, como dios supremo, estaban entre sus tareas juzgar los delitos humanos y los divinos, y tenía que imponer castigos por ellos.
2. Enlil o Bea
El dios Enlil tiene destacada importancia no únicamente en la cosmovisión acadia, sino, también en la sumeria, la asiria, la babilonia y la hitita. Enlil era el dios asociado a los vientos, las tormentas y la respiración. Es también el padre de varias divinidades naturales, como el dios de la Luna o la diosa del trigo. Debido a su relación tan cercana con la diosa de la agricultura, Enlil, encargado también de las tormentas y, por tanto, de la lluvia, fue uno de los dioses más destacados del panteón acadio.
3. Sin o Nanna
Sin era el dios de la Luna, quien recibía el nombre de Nanna en la cultura sumeria. Era el principal dios de la ciudad de Ur y durante el periodo de esplendor de esta ciudad-estado el dios Sin adquirió casi mayor importancia que An. Tenía también una importante adjudicación como dios de la sabiduría y de las artes relacionadas, especialmente la astronomía y las adivinaciones astrológicas.
4. Utu
Utu era el dios del Sol. El sol era fundamental en la cultura acadia, puesto que su economía era de base agraria y las cosechas dependían de lo benigno o sofocante que fuera el astro rey. Era también considerado el dios de la justicia y la verdad, puesto que el sol todo lo ve y todo lo sabe.
5. Ishtar
Ishtar, de donde procede el nombre de Ester, es la diosa mesopotámica más conocida en la actualidad, especialmente por los famosos restos dedicados a ella que se conservan en el Museo de Pérgamo de Berlín. Ishar era la diosa de la fertilidad, el amor, el sexo y la guerra pasional. Se le ha atribuido haber poseído numerosos amantes y se cree que se le rindió culto con rituales de prostitución sagrada.
Idioma acadio
El idioma acadio, en acadio “lišānum akkadītum”𒀝𒂵𒌈, actualmente está extinto y su sistema de escritura también. Principalmente lo hablaron en la antigua Mesopotamia tanto los asirios como los babilonios durante el II milenio a.C. y, naturalmente, los acadios que fueron conquistando varios pueblos sumerios y semitas. Como hemos mencionado, llegó a ser la lengua oficial del Imperio Acadio, tratando de desplazar el sumerio y obligando a los pueblos conquistados a aprenderlo como método de uniformización del estado.
El idioma acadio llegó a Mesopotamia desde el norte, con los pueblos semíticos. Los primeros nombres propios acadios se encuentran en textos sumerios del 2.800 a.C., lo que indica que, por lo menos, la gente de habla acadia se había instalado ya en tierras mesopotámicas. Las primeras tablillas escritas enteramente en idioma acadio usando el sistema cuneiforme datan del 2.400 a.C., pero no hay un uso importante de este idioma en su forma escrita antes del 2.300 a.C., coincidiendo con la aparición del Imperio Acadio de Sargón.
Gracias al vasto poder del Imperio Acadio y su espíritu de imposición de esta lengua, el idioma acadio acabó relegando al sumerio en los contextos legales y religiosos, convirtiéndose en la lengua dominante en Mesopotamia durante casi 1000 años. Además, se convirtió en la lingua franca en las relaciones comerciales y diplomáticas, siendo usado por los faraones egipcios cuando hablaban con los reyes hititas.
El vocabulario acadio es en su mayoría de origen semita. A continuación veremos algunos ejemplos de palabras en este extinto idioma:
- Madre: umm-um
- Casa: bīt-um
- Sangre: dam-um
- Perro: kalb-um
- Rey: malk-um
- Cabeza: rēš-um
- Día: ūm-um
Referencias bibliográficas:
- Liverani, Mario, ed. (1993). Akkad: The First World Empire: Structure, Ideology Traditions". Padova: Sargon srl. ISBN 978-8-81120-468-8
- Oates, Joan (2004). Archaeology in Mesopotamia: Digging Deeper at Tell Brak. 2004 Albert Reckitt Archaeological Lecture. In Proceedings of the British Academy: 2004 Lectures; Oxford University Press, 2005. ISBN 978-0-19726-351-8.
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