Se extinguieron hace aproximadamente 30.000 años y convivieron diez siglos con los humanos modernos. Desde que, en 1856, se encontraran cerca de Düsseldorf las primeras evidencias de estos parientes cercanos, el hombre de Neandertal ha sido uno de los interrogantes más estudiados de la evolución humana.
Muchas son las cuestiones que, a lo largo de todos estos años de estudio, se han formulado sobre los neandertales. Una de estas preguntas, que ha llevado de cabeza a los científicos en las últimas décadas, es si los neandertales estaban o no capacitados para hablar. La extraordinaria semejanza de estos hombres y mujeres con nosotros es evidente; pero había una pieza del rompecabezas evolutivo que se resistía a ser descifrada. Ahora, una reciente investigación parece haber dado con la respuesta.
¿Podían hablar los neandertales? Nuevos descubrimientos
Se calcula que los neandertales surgieron en el continente europeo hace unos 300.000 años. Descienden del llamado Homo Heidelbergensis, la primera especie humana que se extendió por numerosas regiones del mundo.
Se calcula que, durante la segunda era de las glaciaciones (Glaciación de Mindel, hace unos 400.000 años), los Heidelbergensis buscaron protección del frío extremo en el sur de Europa, donde quedaron aislados y generaron nuevas especies como la del hombre de Neandertal. Así, los neandertales pueden ser considerados la primera especie humana originaria de Europa.
Actualmente, los estudios genéticos han podido averiguar que los Sapiens y los neandertales estaban mucho más emparentados de lo que se creía anteriormente. De hecho, gracias al análisis de ADN se ha podido comprobar que, hace unos 300.000 años, se produjo la hibridación de ambas especies, lo que explicaría que, actualmente, una gran parte de la población no africana presente en su genoma ADN neandertal.
Entonces ¿cuán parecidos somos? Ambas especies se aparearon y dieron como fruto individuos fértiles (a diferencia de otras hibridaciones animales), lo que parece un indicativo de que ambas especies estaban genéticamente muy cercanas. Vamos a examinar estas similitudes con mayor profundidad.
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Nuestros parientes más cercanos
Extraordinariamente parecidos a nosotros, los hombres y las mujeres neandertales presentaban sin embargo una complexión mucho más corpulenta que los Sapiens. Así, tenían una gran capacidad torácica y una estructura ósea grande y pesada; el peso de un adulto podía alcanzar los 70 kilogramos y rondar los 165 centímetros de altura.
Recientes estudios han sido más detallados y sostienen que la mayoría eran pelirrojos y de piel clara, para absorber al máximo la radiación solar, mucho más escasa en el norte de Europa que en África. Este dato fue descubierto por Carles Lalueza-Fox, de la Universidad de Barcelona, que halló una mutación en el gen MC1R, procedente del material fósil de dos yacimientos neandertales, uno de Asturias y otro de Italia.
Por otro lado, la capacidad craneal de estos parientes era algo mayor que la nuestra: mientras que la del ser humano moderno tiene alrededor de 1200 cm3, la de los neandertales alcanzaba la cifra de 1.550, algo que, a priori, podría hacernos cuestionar si el nivel de inteligencia de estos “primos” era superior al nuestro.
Entonces, ¿eran más inteligentes los neandertales que los Sapiens? ¿Tiene algo que ver la mayor capacidad craneal con la habilidad de emitir sonidos y expresarse con un lenguaje más o menos articulado? En una palabra: ¿podían hablar los neandertales?
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El problema: los órganos fonadores no fosilizan
El tamaño del cráneo no indica necesariamente mayores habilidades lingüísticas; sin embargo, los restos óseos han revelado que las áreas craneales del neandertal que albergan las zonas del cerebro relacionadas con el lenguaje son muy parecidas a las de los humanos modernos. ¿Sería este el indicio definitivo?
Existe un problema en cuanto al estudio del lenguaje en especies extintas, y es que los órganos relacionados con el habla (la laringe, la lengua, la glotis y las cuerdas vocales) no fosilizan. Ello quiere decir que, en los restos neandertales que se han hallado, no existen ni podrían existir nunca elementos que nos dieran una pista sobre la capacidad de expresión oral de nuestros parientes. ¿Cómo estudiarlo, entonces?
Por fortuna, tenemos el hueso hioides, un diminuto huesecillo ubicado a la altura de la tercera y la cuarta vértebra, que posee un gran papel en cuanto al sistema fonador se refiere. Y es que es sobre el hueso hioides, el único hueso del tracto vocal, donde se asientan la lengua y la laringe; como hueso, no hace falta decir que el hioides tiene la misma capacidad de fosilización que cualquier otro del cuerpo humano.
En 1989 se descubrieron en Kebara (Israel) los restos de un neandertal que guardaban intacto el hueso hioides, al que se le aplicaron rayos X. Los resultados de la investigación, publicados en la revista Plus One, concluyeron que, efectivamente, la ubicación y la morfología de este hueso en la especie neandertal eran prácticamente idénticas a la nuestra, por lo que era muy posible que nuestros parientes hablaran igual que nosotros.
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Las capacidades auditivas del Homo neanderthalensis
Ahora, un estudio conjunto de la Cátedra de Otoacústica Primitiva y Paleoantropología de HM Hospitales y la Universidad de Alcalá ha llegado a conclusiones parecidas a través del análisis de las capacidades auditivas de los neandertales. Mediante técnicas de tomografía axial computarizada, se han podido reconstruir las cavidades de las partes del oído externo y medio de algunos de los fósiles neandertales de la Sima de los Huesos, en Atapuerca; el resultado ha arrojado luz sobre la polémica de si nuestros parientes podían o no hablar.
Los resultados del estudio fueron publicados en la revista Nature Ecology & Evolution; en ellos se afirma que los neandertales podían oír la misma gama de sonidos que nosotros, lo que implicaría, además, que probablemente fueran capaces de emitir sonidos variados, puesto que en general la capacidad auditiva se relaciona con la comunicación. En otras palabras: es más que probable que los hombres y las mujeres de neandertal fueran capaces de construir un lenguaje articulado.
De ser cierto que los neandertales eran capaces de hablar, tendríamos que aceptar que no somos la primera y única especie en hacerlo. Ya tuvimos que “claudicar” cuando se demostró que nuestros parientes tenían pensamiento abstracto, y que incluso se embellecían igual que nosotros y sentían también afecto y compasión. Si la teoría del habla neandertal es cierta, las semejanzas que nos unen a nuestros parientes aumentarían hasta límites insospechados.
Tal y como sostiene María Martinón-Torres en su interesante artículo sobre la capacidad oral de los neandertales, es realmente complicado creer que una especie de tan elevada inteligencia (que, recordemos, poseía una capacidad craneal superior a la nuestra), con capacidad indiscutible para ornamentarse y crear arte, no tuviera la habilidad de expresarse en un lenguaje más o menos complejo. La senda hacia la comprensión de los neandertales sigue abierta; esperemos que sigamos estudiándolos sin prejuicios y con la mente abierta a nuevas sorpresas y posibilidades.
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