Aprendizajes esperados: qué son y cómo influyen en la educación

Desarrollamos el significado de este concepto vinculado a la educación.

Aprendizajes esperados
Un repaso a este concepto psicológico.

El desarrollo del ser humano es un proceso largo y complejo. Si bien existe una tendencia que dicho proceso transcurra en unos periodos determinados, todos tenemos nuestro propio ritmo de maduración física y mental, y los aprendizajes que adquirimos a lo largo de la vida también se van sucediendo a distintos ritmos.

Ello es tenido en cuenta en el ámbito de la educación, si bien esto no impide el hecho de que por norma general los diferentes cursos escolares tengan en cuenta que es necesario poseer ciertos conocimientos, aptitudes o habilidades para poder superarlos. Se trata del concepto de aprendizajes esperados, del que hablaremos a lo largo del presente artículo.

Aprendizaje esperado: ¿qué es y qué implica?

Se entiende por aprendizaje esperado todo aquel conjunto de conocimientos que se espera que un sujeto en situación de aprendizaje (por ejemplo, en la escuela) alcance dentro del nivel educativo que está cursando. Se considera que dicho aprendizaje debe poder expresarse de forma concreta y operativa, pudiendo aplicarse y generalizarse posteriormente.

Dicha concreción implica que el concepto de aprendizaje esperable suele ser muy conciso, haciendo referencia a una actividad o conocimiento concreto que el sujeto debería poseer. Se trata de indicadores respecto a los logros que se espera que cada alumno logre alcanzar en diferentes facetas durante el período formativo.

Técnicamente, estos aprendizajes esperados sirven para evaluar lo conseguido través de las evaluaciones que se llevan a cabo a lo largo del curso escolar. No se refiere únicamente a conceptos teóricos sino que también puede incorporar actitudes, perspectivas, habilidades, acciones y otras competencias que puedan ser demostradas a través de la evaluación. Básicamente, si observamos los objetivos de un plan docente estaremos viendo por norma general los aprendizajes esperados que se quieren lograr.

Los aprendizajes esperados no se limiten a la educación infantil: en cualquier proceso educativo o formativo se pretende que se alcancen ciertos objetivos. Por ejemplo, también en la educación universitaria se espera la adquisición de unos contenidos y competencias de cara garantizar un futuro buen desempeño profesional, o incluso en cursos no oficiales de cara a valorar si se ha seguido el proceso y se ha adquirido lo que se esperaba conseguir.

La necesidad de una buena secuenciación

Los aprendizajes esperados no surgen por mero capricho ni se organizan de forma azarosa: se ha evaluar cuidadosamente los aspectos fundamentales que deben adquirirse y tener en cuenta tanto las capacidades de los sujetos que siguen el curso como los aprendizajes que ya han adquirido anteriormente y los que se plantean conseguir después. Ello es fundamental si queremos que estos aprendizajes esperados sean significativos (es decir, que les podamos atribuir un sentido), si bien un aprendizaje esperable también podría ser meramente memorístico.

En este sentido se han de organizar de una manera lógica y organizar los contenidos de manera que la demanda y dificultad hacia el alumno vaya creciendo gradualmente. Se iría de este modo de lo fundamental y básico a lo complejo.

En este sentido existen una gran cantidad de guías elaboradas respecto a los conocimientos que deberían tener los alumnos de diferentes cursos, si bien hay que tener en cuenta y adaptar cada uno de ellos a las condiciones de los alumnos en sí, el país y cultura y las condiciones educativas y socioeconómicas de los miembros del grupo.

Tres ámbitos fundamentales de los aprendizajes esperados

Como hemos dicho, el aprendizaje esperado se utiliza como indicador de los logros alcanzados por los estudiantes y permiten valorar su capacidad de aprendizaje y el cumplimiento de los objetivos educativos. Dicho de otra manera, que hayan aprendido lo que se pretendía que se aprendiera. Y como hemos visto, no se limitan únicamente a conocimientos teóricos: existen diferentes elementos que se valora que es esperable que adquieran.

Por ejemplo, si los agrupamos por campos formativos podemos encontrar aquellos que forman parte del lenguaje y la comunicación, el pensamiento matemático, la naturaleza, el arte, el desarrollo social y el físico. Pero aunque generalmente cada materia tiene sus propios objetivos y aprendizajes esperados, en general los ámbitos o factores fundamentales que se considera deben aprenderse pueden incluirse en tres grandes grupos.

1. Saber

El saber hace referencia al conocimiento teórico adquirido durante el curso escolar. No requiere de una aplicación práctica o incluso generalización, sino que basta con la adquisición del saber en sí. Es probablemente el más fácilmente valorable en función de si el contenido está o no aprendido, siendo el más representativo de la formación académica.

2. Saber hacer

En este caso se hace referencia al uso práctico del conocimiento. Implica necesariamente un entendimiento de los procesos necesarios para llegar un fin, si bien en ocasiones no es fundamental el conocimiento teórico de lo que implican para ello. Las matemáticas aplicadas, la música, la carpintería o la mecánica son algunos de los conocimientos que suelen requerir un aprendizaje más asociado al saber hacer.

3. Saber ser

Este último factor aúna el conjunto de actitudes, maneras de actuar y integrar creencias y valores en la vida cotidiana, vincularse positivamente y mantener la motivación y la dirección a un objetivo. Es algo que puede ser trabajado en educación emocional, o que se pretende lograr mediante la realización de diversas actividades. Muchas de las competencias requeridas en formación universitaria o en ámbitos profesionales como la psicología (por ejemplo la empatía, aceptación incondicional, etc.) formarían parte de este grupo de aprendizajes esperados.

Ventajas y precauciones

La elaboración de un sistema de aprendizaje basado en los aprendizajes esperados es de gran utilidad tanto para alumnos como para educadores. Y es que en primer lugar permite organizar de manera adaptativa la formación, estructurando qué, cómo y cuándo introducir los diferentes conceptos a aprender y facilitando la generación de estrategias.

Ahora bien, se ha de remarcar que estos objetivos son generalizados para la media del grupo de edad o curso escolar, pero también deben tenerse en cuenta y elaborarse planes individualizados o adaptaciones para aquellas personas con diversidad funcional a nivel psíquica, física o sensorial tanto si es por defecto como si es por exceso.

Además de ello, hay que tener en cuenta que el aprendizaje debe ser operativizable, claro, y relevante o de lo contrario sería complicado o absurdo incorporarlo como esperable.

Psicólogo en Barcelona | Redactor especializado en Psicología Clínica

Barcelona

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Máster en Psicopedagogía con especialización en Orientación en Educación Secundaria. Cursando el Máster en Psicología General Sanitaria por la UB.

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