Evidencias del aprendizaje: qué son, tipos y características

Veamos qué son las evidencias del aprendizaje, clasificadas y explicadas con ejemplos.

Evidencias del aprendizaje

En la educación se imparten todo tipo de contenidos, pero esto no es garantía de que el alumnado los haya alcanzado. Para poder comprobar que los estudiantes los han asimilado es necesario someterlos a exámenes, hacer que hagan trabajos y, también, ver si están interesados en la materia y se implican.

Son varias las evidencias de aprendizaje que se pueden estudiar para saber si los alumnos están aprendiendo, tanto averiguando qué es aquello que exactamente están interiorizando como si sienten interés por la materia impartida.

A continuación hablaremos sobre los dos principales tipos de evidencias de aprendizaje, además de comentar algunas de las más comunes.

¿Qué son las evidencias de aprendizaje?

Las evidencias de aprendizaje son el conjunto de pruebas que demuestran el proceso y resultado de un proceso de aprendizaje implementado con los estudiantes. Es decir, son aquellas pruebas que confirman a los docentes y otros implicados en el proceso de aprendizaje que su alumnado está aprendiendo.

Estas pruebas pueden ser de diferentes tipos y en ellas se incluyen la planificación curricular, el registro de notas, las sesiones, las fichas de trabajo, los instrumentos de evaluación...

Antes de aplicar y evaluar las evidencias de aprendizaje, los docentes deben determinar qué van a usar para saber si sus alumnos están aprendiendo adecuadamente. El uso de estas evidencias suele tiene efectos positivos sobre el aspecto organizaciones de la institución educativa, puesto que facilita enormemente la evaluación de los contenidos del currículo que se espera que el alumnado adquiera.

No obstante, cabe decir que pueden haber algunos impedimentos que dificulten el uso de algunos tipos de evidencias, como pueden ser la falta de tecnologías, problemas en el acceso de datos, falta de tiempo y otros aspectos como la propia actitud organizacional del profesorado. Añadido a ello, podemos encontrar como otra dificultad es que la calidad de las evidencias analizadas está relacionada con la claridad de aquella pregunta que se quiera responder con ella.

Aprendizaje en la escuela

Tipos de evidencias de aprendizaje

El principal criterio para diferenciar entre tipos de evidencias de aprendizajes es en función de lo objetivas que son y a qué tipo de preguntas responden con respecto al aprendizaje de los estudiantes. Estas evidencias se pueden dividir en dos, directas e indirectas, y en toda buena evaluación académica deberían usarse ambas puesto que las primeras suelen darnos una información objetiva y más fácil de medir, mientras que las segundas nos ofrecen información de tipo más cualitativo, aunque subjetivo.

Evidencias directas de aprendizaje

Las evidencias de aprendizaje directas son de tipo visible, objetivo y tangible. Es un tipo de evidencia que muestra exactamente qué están y que no están aprendiendo los estudiantes, respondiendo a la pregunta “¿Qué ha aprendido?”. Las evidencias directas son todas aquellas que pasen lo que se podría llamar como la prueba del “escéptico”.

Por ejemplo, una persona se podría mostrar escéptica con la forma en cómo aprenden los estudiantes, teniendo serias dudas con ciertos tipos de evidencias más subjetivas como pueden ser las autoevaluaciones sobre las habilidades de escritura realizadas por los propios estudiantes.

En cambio, esa misma persona escéptica sería menos propensa a dudar sobre una prueba de escritura realizada por un estudiante pero evaluada de acuerdo a varios criterios estándar, acordados consensuadamente por un comité de expertos o por el conjunto de profesores del departamento de lengua.

Las evidencias directas de aprendizaje suelen estar estandarizadas, siendo fáciles de evaluar tanto por el profesor como cualquier otra persona implicada en la enseñanza, además de facilitar la elaboración de conclusiones muy objetivas. Algunas de estas evidencias directas de aprendizaje son:

  • Registros de archivo
  • Observaciones conductuales
  • Entrevistas de competencias
  • Muestras de trabajos del estudiante: exámenes, informes, ensayos…
  • Simulacros de examen
  • Defensas y presentaciones orales
  • Proyectos finales
  • Evaluaciones de ejecución

Evidencias indirectas de aprendizaje

Las evidencias indirectas son aquellas pruebas en las que el estudiante probablemente esté aprendiendo, pero no determinan con claridad qué o cuánto está aprendiendo. Este tipo de evidencias sirven para responder a la pregunta “¿Qué dice haber aprendido?” y podemos destacar los siguientes parámetros.

1. Reacción

Este parámetro es la satisfacción del estudiante con la experiencia de aprendizaje.

2. Aprendizaje

Hace referencia a qué han aprendido a partir de la experiencia de aprendizaje, a qué es lo que podemos sacar en claro de su paso por la clase, curso o centro educativo.

3. Transferencia

La transferencia se refiere al uso de los contenidos adquiridos en clase aplicados a otros contextos, ya sea en otra asignatura, en su comunidad o en situaciones externas al centro educativo.

4. Resultados

Hace referencia a cómo lo que han aprendido ha servido a los estudiantes para conseguir sus objetivos.

Existen pruebas que, a pesar de tener cierto componente estandarizado, se consideran indirectas debido a que se basan más en lo que el estudiante dice haber aprendido que no en comprobar hasta qué punto ha aprendido realmente. Entre estas encontramos:

  • Cuestionarios de aprendizaje
  • Entrevistas sobre cómo les ayudó el aprendizaje
  • Encuestas de satisfacción
  • Reflexiones
  • Grupos focales

Modalidades de evidencias de aprendizaje

Podemos comentar algunas modalidades de evidencias de aprendizaje que sirven para analizar en qué medida los estudiantes están adquiriendo conocimientos y los usan tanto dentro como fuera de la escuela.

1. Evidencia de procesos de aprendizaje

Se trata de un tipo de evidencia que, como su nombre indica, tiene que ver con los procesos de aprendizaje, teniendo relación también con el tiempo invertido en la tarea que se le solicita al estudiante y las oportunidades de aprendizaje.

Como prácticamente cualquier evidencia de tipo indirecto, esta no pasaría la prueba del escéptico, pero aún así puede aportar muy valiosa información sobre cómo se está dando el aprendizaje.

Por ejemplo, si queremos evaluar si los estudiantes están aprendiendo sobre matemáticas, una evidencia sería cuánto tiempo se mantienen concentrados haciendo los ejercicios cuando se les pide resolver algunos ejercicios en la sesión de clase.

Otro ejemplo de evidencia de aprendizaje centrada en los procesos sería el tiempo y la cantidad de veces que los estudiantes se pasan en la biblioteca consultando libros de matemáticas, además de las veces que toman prestados estos libros.

La principal ventaja de este tipo de evidencia es que puede dar más pistas sobre por qué los estudiantes están o no aprendiendo, además de que estas evidencias se pueden recolectar mientras el proceso de enseñanza de un determinado contenido o tema todavía no se ha acabado.

2. Evidencia sobre factores de entrada

Este tipo de evidencia está relacionada con los factores que vienen dados antes de dar comienzo un programa educativo, ya sea porque los alumnos los habían adquirido en cursos anteriores o porque están condicionados con la infraestructura y estilo de docencia del centro.

Son muchos los aspectos que pueden estar afectando el aprendizaje de los estudiantes. Entre ellos podemos encontrar la proporción de estudiantes y profesores en clase, las becas ofrecidas por la administración, el presupuesto de los programas educativos, el equipamiento, la formación del profesorado, los contenidos aprendidos por los alumnos en cursos anteriores...

3. Evidencia sobre contextos de aprendizaje

Este tipo de evidencia indirecta está relacionada con el ambiente en el que se da el aprendizaje. Entrarían dentro de esta categoría lo motivados que están los alumnos, qué intereses tienen sobre su futuro, las demandas de los empleadores de la zona, las necesidades, ofertas y demandas que hay en el mercado laboral y factores culturales entre otros.

  • Bozu, Zoia. 2011. Cómo elaborar un portafolio para mejorar la docencia universitaria. Octaedro, Icie.
  • Prendes y Sanchez. 2008. Portafolio electrónico: posibilidades para los docentes.
  • Ulloa, J. y Cabrera, C. (2017). Análisis de los productos de aprendizaje de los estudiantes: Una estrategia de desarrollo profesional docente. Nota Técnica N°11, Líderes Educativos, Centro de Liderazgo para la Mejora Escolar.

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Postgrado de Actualización de Psicopatología Clínica en la UB.

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