La etapa vital de la adolescencia deviene un periodo especialmente sensible en el establecimiento de la identidad del propio individuo, por lo cual parece necesario analizar qué circunstancias pueden favorecer o prevenir conductas de riesgo nocivas en esta franja de edad, como por ejemplo el consumo de sustancias.
En el trabajo ESTUDES realizado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (2018) se elaboró una estadística donde se indicada el estado del consumo a nivel nacional en 2016-2017, analizando diversas variables como la edad de inicio, el sexo o el tipo de sustancia consumida en población adolescente (14-18 años).
Dichos datos muestran cómo a pesar de que se ha retrasado en algunos meses el inicio de consumo de sustancias como el alcohol, el tabaco o determinadas drogas como el cannabis en las edades indicadas respecto de una década anterior, la frecuencia y el volumen de consumo es mayor en la actualidad respecto de años precedentes. En este artículo veremos qué factores pueden estar incidiendo a este respecto del consumo de drogas en la adolescencia.
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Características de la etapa adolescente
Como se indicaba al inicio, la adolescencia entraña un época vital de significativa complejidad psicológica, puesto que una confluencia de diversos factores de diversa índole (fisiológicos, emocionales y sociales) interaccionan a fin de consolidar en el sujeto su propio “Yo”. Por este motivo, en estas edades son muy frecuentes las conductas de autoafirmación, de diferenciación de las figuras de referencia familiares e incluso la aparición de ciertos comportamientos de oposición y cierto desafío ante las normas y límites impuestos desde el exterior.
Otro de los factores que juegaN un papel importante es el aumento de la influencia que el grupo de iguales ejerce sobre el individuo, en detrimento de aquellas proporcionadas por figuras parentales, las cuales gozaban de una significación mayor durante la época infantil. Así, los adolescentes sienten una significativa presión del grupo y devienen muy vulnerables ante el posible rechazo o aceptación social.
Como respuesta a los dos aspectos expuestos (la necesidad de autoafirmación y el descenso de la influencia parental), se observa en este colectivo poblacional un incremento de la búsqueda de sensaciones y de experimentación de la novedad por sí mismos, de forma independiente y reclamando cada vez mayores índices de autonomía. Los adolescentes suelen mostrar un perfil personal egocéntrico, lo cual conlleva en algunos casos el rechazo a la ayuda o el apoyo del adulto.
Así, la psique del adolescente se encuentra a caballo entre un tipo de razonamiento infantil (más impulsivo e irracional) y una perspectiva más adulta (más serena y reflexiva). Por ello, aunque los adolescentes muestran ideas, pensamientos y preocupaciones distintas a las de los niños, les resulta todavía muy complejo adoptar perspectivas más maduras, motivo por el cual devienen un colectivo especialmente vulnerable a las campañas publicitarias que asocian el consumo de sustancias a un perfil personal exitoso o socialmente atractivo.
Naturaleza del consumo de sustancias
El fenómeno del consumo de sustancias puede definirse como un aspecto multifactorial, puesto que el efecto que ejerce sobre la persona deviene el resultado de tres grandes variables que confluyen:
- El individuo, con sus características físicas y psicológicas.
- El contexto, donde intervienen factores sociales, culturales, económicos, familiares, etc.
- La sustancia de consumo, la cual en diferente medida y modo ejerce un efecto farmacológicamente activo en el organismo pudiendo provocar el desarrollo de dependencia.
Dentro de cada uno de estos ámbitos principales, existen una serie de factores más concretos que pueden tener una influencia considerable en el potencial consumo de sustancias durante la adolescencia, aunque si bien es cierto que no puede afirmarse que ejerzan un papel causal directo.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo son aquellas circunstancias que pueden aumentar la probabilidad de consumo, mientras que los factores protectores describen prácticas que disminuyen dicha proporción de ocurrencia de tal comportamiento.
1. Los factores individuales
Estos son los factores de riesgo presentes en los individuos.
1.1. Valores y creencias
Consiste en las actitudes, las creencias y los valores éticos y morales transmitidos por la familia y por el grupo de iguales en relación al propio consumo de sustancias o a otros aspectos vitales más generales, por ejemplo, la responsabilidad, la importancia de la salud, etc.
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1.2. Habilidades sociales
Las habilidades y recursos sociales, como la competencia en comportamientos de interacción interpersonal o el conjunto de recursos personales de que dispone el adolescente para establecer relaciones satisfactorias y adaptadas a la realidad es crucial para que este pueda expresar sus opiniones, autoafirmarse y mostrarse crítico ante según qué situaciones y circunstancias de riesgo.
1.3. El autoconcepto y la autoestima
Estos elementos están definidos por la forma en que un mismo individuo se describe a sí mismo, por la imagen personal que posee sobre su “yo” y por el grado de seguridad personal reflejado.
Así, se ha podido demostrar que los individuos con un nivel adecuado de estos dos fenómenos son menos vulnerables en situaciones de riesgo. Por contra, cuando la autoestima es baja, el consumo puede realizar una función de evitación de frustraciones vitales, lo cual puede precipitar el consumo.
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1.4. La experimentación
La experimentación, entendida como fenómeno intrínseco a la etapa adolescente, puede vincularse con situaciones de consumo, fortaleciendo su ocurrencia si van asociados a contingencias agradables o positivas como por ejemplo divertirse, conocer a otras personas, etc.
1.5. El autocontrol emocional y conductual
El autocontrol puede verse mermado en esta etapa vital debido a la presencia de facetas como la impulsividad y la necesidad de gratificación inmediata, tan frecuentes en la época adolescente.
2. Los factores relacionales
Estos factores tienen que ver con los contextos sociales por los que pasan los adolescentes.
2.1. Escuela
La escuela, como uno de los principales agentes educadores y socializadores, ejerce una influencia muy relevante. Se ha podido observar que el alumnado con fracaso escolar o con índices elevados de absentismo, así como actitudes negativas hacia los iguales o los profesores suelen tender a un mayor riesgo de consumo.
2.2. Grupo de iguales
En estas edades las amistades se convierten en el principal referente social, por lo que la percepción de sentirse integrado y aceptado por este grupo va a determinar en gran medida su comportamiento y sus actitudes. En grupos favorables al consumo, existe mayor probabilidad de riesgo para el adolescente.
2.3. Contextos de ocio
La relación entre la organización del tiempo de ocio y el aspecto económico, a partir de la cual se puede dar una fuerte asociación entre el tiempo libre de que disponen los adolescentes (el fin de semana) y el consumo de sustancias.
2.4. La familia
Los hallazgos muestran que cuando el ambiente parental es desestructurado o se ve interferido en el establecimiento de relaciones satisfactorias entre los miembros, existen mayores probabilidades de consumo en los jóvenes.
Por otra parte, la actitud que presente la familia frente al hábito de consumo también va a ser fundamental como factor de riesgo; a mayor aceptación y normalización, mayor índice de consumo de sustancias.
3. Los factores sociales
En esta categoría entran los fenómenos sociales de carácter más extendido.
3.1. El conocimiento, la accesibilidad y el volumen de publicidad sobre sustancias
En esto juega un papel fundamental el nivel de trasmisión de información que ha recibido el adolescente por parte de las figuras de referencia principales: familia, centro escolar y grupo de iguales. Ello va a determinar la percepción que el adolescente posea sobre el consumo facilitando o dificultando la evitación a tal acción.
3.2. La naturaleza socio-económica del entorno social de interacción
En este se observan mayores índices de consumo en zonas comunitarias con condiciones precarias en cuanto al nivel económico y capacidad de integración social.
A modo de conclusión
A lo largo del artículo se han listado diversos tipos de aspectos que pueden incidir en el desarrollo de comportamientos de consumo en la población adolescente. Se ha podido comprobar que dicho conjunto de factores presenta un carácter multidimensional y correlacional, que no causal.
Aún así, muchos de ellos se relacionan con el tipo de desarrollo educacional experimentado por los jóvenes y, por ende, con el nivel de éxito en la interiorización de competencias y valores personales como la responsabilidad y la autonomía, un adecuado grado de asertividad, de habilidades sociales o del nivel de autoestima adquiridos, así como el índice de supervisión y la calidad comunicacional entre los distintos agentes socializadores y el menor.
De esta manera, parece claro que trabajar en la promoción de hogares dotados de buena integración familiar, donde exista la combinación entre normas, límites, valores adaptativos y se efectúe un acompañamiento emocional positivo va a ser determinante para conseguir que las futuras estadísticas reflejen valores inferiores en lo que al consumo de sustancias en población adolescente se refiere.
Referencias bibliográficas:
- Alegret J., Comellas M.J., Font P. y Funes, J. (2006). Adolescentes, relaciones con los padres,drogas, sexualidad y culto al cuerpo. Colección Familia y Educación núm 5.
- “Los menores prueban las drogas cada vez más tarde pero aumentan su consumo”. EL PAÍS (2 de Abril de 2018). https://elpais.com/ccaa/2018/03/28/madrid/1522244585_838055.html. Fuente original: http://www.pnsd.mscbs.gob.es/profesionales/sistemasInformacion/sistemaInformacion/pdf/2016_2017_ESTUDES.pdf