El abuso sexual infantil está entre las experiencias más traumáticas que puede llegar a experimentar un menor de edad, y es por eso que tanto desde la Psicología como desde las ciencias de la salud en general se han invertido muchos esfuerzos en investigar este fenómeno y en desarrollar herramientas para prevenirlo y evaluarlo.
Entre estos recursos, encontramos pruebas psicológicas que son aplicadas en el contexto de la psicología forense, así como estrategias y pautas de comportamiento que son divulgadas para que los padres y madres sepan qué hacer si un hijo o una hija les cuenta que ha sufrido abuso sexual. Por ello, en este artículo hablaremos acerca de lo que los cuidadores deben saber y tener en cuenta a la hora de ayudar a un menor que ha sido abusado y dar los primeros pasos en el ámbito judicial para asegurar su protección de ese momento en adelante.
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Pautas a aplicar si tu hijo o hija dice que ha sufrido abuso sexual
Cualquier niño o niña que se encuentra en esta situación puede sentirse desamparado/a si no recibe la ayuda familiar y profesional necesaria. Esto se convierte en un reto, porque, en cuanto a sus padres, estos a menudo se ven desorientados y sin saber qué hacer ni dónde acudir para atender a su hijo.
Desde el ámbito de la psicología clínica, el abuso sexual infantil es un tema ampliamente estudiado y en el cual se han establecido una serie de pautas de actuación que debemos seguir si nuestro hijo o hija nos cuenta que alguien ha abusado sexualmente de él o ella.
Por otro lado, desde la psicología forense se pone a disposición de las familias una serie de pruebas psicológicas que ayudan a demostrar que los abusos han tenido lugar allí donde se han dado, y también permiten realizar estimaciones acerca de cómo han afectado a la salud mental del/la menor.
Con el objetivo de brindar una guía útil con la que saber qué hacer en estos casos tan dramáticos, a continuación daremos un repaso por las claves a tener en cuenta si tu hijo o hija dice que ha sufrido abuso sexual.
1. En primer lugar, no interrumpir
Un error común, aunque comprensible, es interrumpir al/la menor debido a la reacción emocional que esto genera en los padres y madres, quienes pueden llegar a sentir que en ese momento “pierden el control” y sienten una expresión de rabia o incluso impulsos violentos. En la medida de lo posible, es importante no dejar que esta reacción aflore hacia la superficie de una manera lo suficientemente intensa como para que el hijo o la hija tenga miedo ante las consecuencias de haber explicado lo que le ha pasado, ya sea por el estrés generado en ese momento al ver lo que le pasa a su pare o madre, o por un sentimiento de culpa al observar cómo genera malestar; las víctimas de abusos tienden a juzgarse a sí mismas negativamente y a culparse, en parte, por lo ocurrido.
Por eso, es importante que desde el primer momento se ponga el foco en ponérselo relativamente fácil a esa persona a la hora de dar el difícil paso de hablar de lo ocurrido, sin generar situaciones de disrupción o que desplacen la atención de lo más importante.
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2. Aplicar la escucha activa
Cuando nuestro hijo nos cuenta que alguien ha abusado sexualmente de él, lo más importante y primordial es escuchar todo lo que tenga que decirnos, con tacto, sin interrumpirle ni cuestionar nada de lo que diga en ese momento. Este primer paso puede ser doloroso, ya que nuestro hijo puede estar afectado por lo sucedido y es posible que tenga dificultades para explicar abiertamente su experiencia. Para ello hay que demostrarle que le escuchamos y que consideramos muy importante lo que dice, que nos lo tomamos en serio, ya que esto será visto como una señal de que podemos dar los pasos efectivos para ayudarle y velar por su seguridad.
Debemos tener en cuenta que cualquier niño/a u adolescente que decide contar a sus padres este tipo de experiencias tan traumáticas ha tenido que hacer un esfuerzo muy grande y quizás ha estado sufriendo durante varios días o meses en silencio por miedo a posibles consecuencias negativas de todo tipo.
En la fase de escucha no hace falta entrar en detalles sobre el tipo de abuso que ha sufrido ni quién ha sido el perpetrador si el menor no se siente preparado para hablar de ello, ya en la primera charla sobre ello, para que no se sienta abrumado. Además de ofrecer una escucha directa y abierta, es importante no cuestionar nada de lo que nos cuenta y también debemos decirle que nada de lo que ha ocurrido es culpa suya.
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3. Preguntar
En segundo lugar es importante preguntarle una serie de cuestiones claves para que tanto su padre como su madre sepan qué tipo de abuso ha sufrido nuestro hijo.
Esta fase puede iniciarse al cabo de unas horas o al día siguiente, según el grado de certeza con el que sepamos que no corre peligro en el contexto familiar, para asegurarnos de que el niño o la niña está lista/o para hablarnos de este tipo de temas tan dolorosos y se encuentra en disposición de volver a recordar la experiencia.
Estas preguntas sobre la naturaleza del abuso sexual deben adaptarse al nivel de desarrollo del niño o la niña, ya que no es lo mismo preguntarle a un niño de 3 años que a un hijo de 7 años o mayor. Es por eso que debemos hacernos entender y procurar que él o ella nos cuente todo lo sucedido.
4. Emprender los pasos a nivel judicial y solicitar una evaluación psicológica pericial
El siguiente paso consiste en denunciar a la policía el abuso sufrido por nuestro hijo, algo que a veces puede resultar difícil, especialmente si el abusador es un familiar o persona cercana a la familia.
La denuncia debe hacerse cuanto antes para iniciar todos los procedimientos legales con la mayor premura, con el fin último de garantizar el bienestar del menor.
En paralelo a esto, es recomendable contactar con psicólogos que ofrezcan servicios de psicología forense, ya que de este modo se podrá contar con un informe psicológico pericial que aporte información relevante acerca del caso; esto facilita el proceso de demostrar que esos abusos han tenido lugar y, además, ayuda a conocer el alcance de las secuelas psicológicas que ha dejado en nuestro/a hijo/a.
El informe psicológico pericial es la herramienta legal y científica que elaboran los psicólogos periciales para ayudar a esclarecer los hechos que están siendo juzgados.
Este informe es una de las pruebas esenciales que se utilizan en todo tipo de procesos judiciales en los que se dirime si ha existido o no un delito de abuso sexual infantil; se trata de un documento redactado por psicólogos que no se posicionan a favor o en contra de nadie, y que simplemente trabajan desde un rol técnico para recabar información relevante y aportar sus conclusiones analizadas a partir de su punto de vista como especialistas; luego, esta información es tenida en cuenta por los jueces y los abogados.
El informe psicológico que redacta un psicólogo pericial contiene todas las pruebas que dan credibilidad al testimonio del menor y también las conclusiones de todos los tests y pruebas psicométricas que se le han administrado para llevar a cabo la denuncia en un proceso penal, como pueden ser las pruebas de dibujo en las que el niño o adolescente explica lo ocurrido, el análisis de conversaciones por chat, los resultados de pruebas de evaluación clínica para saber si hay muestras de secuelas psicopatológicas, etc.
Además de eso, en los informes psicológicos contienen lo que se conoce como la prueba preconstituída, es decir, la declaración de la víctima grabada en la que cuenta toda su experiencia o experiencias de abuso sexual.
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5. Pedir ayuda a otros profesionales de la salud y educativos
Cuando conocemos el abuso sexual sufrido por nuestro hijo o hija es importante poner el caso, no solamente en las autoridades policiales, sino en pediatras, psicólogos o psiquiatras especializados en este tipo de casos que nos puedan decir en todo momento qué hacer o qué acciones tomar en cada momento.
El apoyo y la orientación de un profesional resultan imprescindibles para adaptarse a las necesidades de un menor de edad que ha sufrido abusos, dado que seguramente no pueda interactuar con el entorno del modo que cabría esperar en un joven de su edad.
6. Buscar ayuda a nivel personal
Los padres y madres no tienen por qué pasar por todo este doloroso proceso sin abandonar en ningún momento su rol protector y de adulto que nunca pierde la calma; en ocasiones, deben centrarse en su propia salud y poder desahogarse, expresando sus miedos, preocupaciones, etc. Por ello, es importante buscar la ayuda de seres queridos y psicoterapeutas.
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