Pensar en el cerebro o el sistema nervioso en general equivale a pensar en neuronas. Y es que la neurona es la unidad básica del sistema nervioso, motivo por el que solemos centrarnos en ellas cuando estamos explorando el funcionamiento de dicho sistema. Pero en el cerebro no solo hay neuronas. También podemos encontrar células gliales, que sustentan, protegen y mantienen con vida a las neuronas. De entre los múltiples tipos de células gliales que podemos encontrar, en este artículo vamos a centrarnos en la llamada glía radial, elemento imprescindible para nuestro desarrollo.
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¿Qué son las células gliales?
Entendemos por glía o células gliales a aquel conjunto de células derivadas del epitelio embrionario que recubren el sistema nervioso y forman una red de soporte, protección, nutrición y mantenimiento de las neuronas. Inicialmente se creía que eran una sustancia que únicamente mantenía las neuronas unidas, si bien dicha hipótesis se rechazó tras el descubrimiento de la existencia de las sinapsis.
Sus funciones son múltiples: además de contribuir a dotar de una estructura al sistema nervioso, se ha observado que son células gliales las que ponen en interacción las neuronas con las células del sistema cerebrovascular, ejerciendo de filtro. Ello hace que la glía puede proporcionar nutrientes y oxígeno a las neuronas, algo que hace referencia a una de sus principales y más relevantes papeles: la de aportar nutrientes y mantener con vida al sistema nervioso. Un último papel especialmente relevante de este tipo de células es el hecho de que eliminan los residuos y mantienen una estabilidad en el medio en el que se encuentran las neuronas.
Pero aunque tradicionalmente se las consideraba principalmente como sustentadoras, investigaciones recientes proponen que son capaces tanto de captar como de liberar sustancias transmisoras de información con una posible influencia en la transmisión sináptica que se produce entre neuronas. Así pues, tienen un efecto en el procesamiento de la información más allá del mero sustento neuronal.
Las células gliales son fundamentales para el buen funcionamiento y supervivencia del sistema nervioso. Pero el término glía incluye a una gran cantidad de tipos de células. Entre ellas podemos encontrar astrocitos, oligodendrocitos, las células de Schwann o la que nos ocupa en este artículo, la glia radial.
Glía radial: elementos básicos
En lo que se refiere a la glía radial, estamos ante un tipo de célula glial de morfología generalmente bipolar que se extiende por toda la corteza cerebral y cerebelar (si bien en este último caso existen más elongaciones, siendo multipolares). Se trata de células que sirven de pilar estructural y contribuyen al desarrollo del sistema nervioso.
A menudo se han visto vinculados con otro tipo de célula glial, los astrocitos, debido a que ejercen papeles típicos de este tipo de célula glial y que al igual que estos presentan proteínas del citoesqueleto y de membrana semejantes (poseyendo entre otros receptores de glutamato o GABA). De hecho, la glía radial puede llegar a convertirse o derivar en en éstos.
La glía radial, también denominada aldainoglía, es conocida principalmente por servir como camino o guía para las neuronas durante el desarrollo fetal. Dicha guía se produce debido a la interacción de glía y neurona, a través de un proceso de atracción a nivel químico y al papel de la glía a la hora de promover el crecimiento y migración de las fibras nerviosas.
Sin embargo, ese papel se ve reducido con el paso del tiempo: una vez producida la migración de las neuronas de la corteza hacia su posición final y una vez dejan de nacer nuevas neuronas en la mayoría de áreas del sistema nervioso, su papel pasa a centrarse en dar soporte a la red neuronal.
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Sus funciones más importantes y conocidas
La glía radial cumple con diferentes papeles dentro del organismo, pero el más destacado, investigado y conocido de todos ellos lo hemos mencionado ya anteriormente: se trata del tipo de célula que permite y actúa como una guía las neuronas durante la migración neuronal, permitiendo que estas alcancen las posiciones que les pertocan.
Este proceso es especialmente visible durante el desarrollo fetal, viéndose como las neuronas recién formadas viajan a través de las células gliales, empleándolas como una guía hacia la corteza. Aunque no se trata del único método de migración neuronal disponible, sí es el más conocido y mayoritario, especialmente en lo que respecta a la corteza cerebral.
Además de esta función de guía y transporte, la glía radial también se ha relacionado con la propia generación y síntesis neuronal: se ha observado que pueden actuar como progenitoras de otras células tales como neuronas. Dicha neurogénesis se encuentra vinculada especialmente a la infancia, pero se sospecha su implicación en el nacimiento de nuevas células nerviosas en el cerebro adulto en las pocas áreas en que se ha detectado (en el hipocampo y en el bulbo olfatorio es donde más se ha observado). Asimismo, se han relacionado con la recuperación de algunas funciones tras la presencia de lesiones cerebrales, y se ha observado su vinculación con procesos como la poda sináptica y neuronal que se produce durante el crecimiento.
Se ha visto que las células gliales también tienen un muy importante papel a la hora de generar una red cerebrovascular compleja, funcional y estable en el cerebro, especialmente en los inicios de la vida pero también durante todo el ciclo vital. En experimentos con ratones se observó que su inhibición genera una degradación de la red de vascularización cerebral y el metabolismo del cerebro, algo que facilita en gran medida la aparición de neurodegeneración (algo que de hecho se discute de su implicación en enfermedades como el Alzheimer).
Por último, cabe mencionar que al igual que el resto de células gliales, la glia radial también tiene como importante papel sustentar y mantener con vida a las neuronas que las rodean, facilitando su crecimiento y nutriéndolas.
Referencias bibliográficas
- Allen, N. J. y B. A. Barres (2009). Glia – more than just brain glue. Nature, 457: 675-677.
- Malatesta, P. & Götz, M. (2013). Radial glia: from boring cables to stem cell stars. Developments, 140: 483-486. The Company of Biologists Ltd.
- Rakic, P. (1972). Mode of cell migration to the superficial layers of fetal monkey neocortex. Journal of Compared Neurology, 145: 61-83.
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