En una sociedad en la que tradicionalmente se da de antemano cómo y a quién amar, ¿es posible que dos personas puedan mantener un vínculo íntimo sin ningún tipo de etiqueta o jerarquía?
En una época en la que la noción del amor romántico todavía influye en la concepción de las relaciones, la anarquía relacional se alza como una alternativa a estas dinámicas. A lo largo de este artículo explicaremos en qué consiste esta corriente de pensamiento y cuáles son sus principios
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¿Qué es la anarquía relacional?
La anarquía relacional, también conocido como anarquismo relacional (AR) es una forma de entender las relaciones íntimas en las que las personas son capaces de establecer relaciones personales que no dependan o se enmarquen en un conjunto preestablecido de reglas.
Las personas que lo llevan a cabo, lo consideran un estilo de vida en el que la gestión de su relación está sujeta a los propios principios o reglas de los miembros que la forman y no a los convencionalismos sociales o propios de la cultura en la que residan.
El anarquista relacional sostiene que el amor puede tomar cientos de formas, pero ninguna de ellas está supeditada a jerarquías, normas o leyes impuestas fuera de la propia relación. Si no que estos vínculos deben aparecer de manera espontánea y desarrollarse de forma natural. De esta manera, los componentes de la pareja son totalmente libres para acordar y determinar qué desean tanto para su relación como para los vínculos con el resto de personas.
Dentro de estas dinámicas, las personas que siguen el anarquismo relacional no suelen diferenciar entre los vínculos que tradicionalmente se consideran como “de pareja” y aquellos que no lo son. Si no que toman una consideración mucho más flexible de lo que puede pasar y lo que dentro dentro de estas relaciones.
No obstante, es necesario especificar que el anarquismo relacional no significa que las personas no tengan ningún tipo de compromiso dentro de sus relaciones, sino que son ellas mismas las que establecen su propio nivel y tipo de compromiso según los sentimientos que experimenten en la relación con la otra persona.
Según lo descrito anteriormente, cabe la posibilidad de confundir la anarquía relacional con el poliamor. Y si bien es cierto que muchas de las personas anarquistas relacionales poseen varios lazos sexo-afectivos con otras personas, nunca categorizarán una relación u otra en base a esto.
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¿Dónde y cuándo surgió?
A pesar de que no está claramente establecido el lugar y tiempo exacto en que el que la anarquía relacional comenzó a establecerse, se hipotetiza que es una corriente de pensamiento derivada o nacida dentro de la comunidad poliamorosa.
En el año 2006, la autora sueca Andi Nordgren definía y exploraba de esta dinámica en las relaciones en un escrito llamado Manifiesto sobre Anarquismo Relacional. En él expuso, desde su punto de vista, los principios por lo cuales se regía el anarquismo relacional.
Principios de anarquismo relacional
Como se comenta anteriormente, la escritora Andi Nordgren redactó manifiesto en el que se explicaban las bases o principios de la anarquía relacional.
Lo que dicen estos principios es lo siguiente.
1. “Podemos amar a muchas personas y cada relación es única”
La anarquía relacional considera el amor como algo infinito e ilimitado. Por lo que es susceptible de ser intercambiado con más de una persona, sin que esto resulte perjudicial para nadie.
Esta corriente de pensamiento defiende el apreciar todas y cada una de nuestras relaciones de manera independiente, sin etiquetas, jerarquía ni comparaciones.
2. “Amor y respeto en lugar de derechos”
Otro de los grandes principios que hace famoso al anarquismo relacional es la supresión de la idea de que, en una relación íntima, los dos integrantes poseen una serie de derechos sobre el otro. Es decir, en todos y cualquiera de los casos el respeto a la independencia y la autodeterminación del otro prima sobre todas la cosas, incluido obviamente los propios deseos o intereses.
Una de sus ideas estrella dentro de este manifiesto es: “el amor nos es más real cuando las personas se comprometen simplemente porque eso es parte de lo que se espera que ocurra”.
3. “Encontremos nuestro conjunto básico de valores”
Las personas tienen el derecho y el deber de elaborar su propio mapa de valores personales y aplicarlo en sus vínculos con otras personas, siempre desde el consenso y la comunicación con el otro.
Un relación real no puede seguir unas normas elaboradas e impuestas fuera de la persona, puesto que cada sujeto es diferente y tiene una forma distinta de concebir el amor.
4. “La heterosexualidad está por todas partes, pero no dejemos que eso nos asuste”
A grandes rasgos, lo que este principio quiere decir es que a pesar de que nuestra sociedad y nuestra cultura nos empujan a seguir una determinada dirección en cuanto a quién debemos o no debemos amar, no debemos temer amar a cualquier persona independientemente de su sexo o género, puesto que es nuestro derecho decidirlo.
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5. “Espontaneidad en lugar de obligación”
Cualquier persona posee la libertad de expresar su amor de manera espontánea, sin ningún tipo de atadura u obligación, y siguiendo un deseo sincero de conocer a la otra persona.
6. “Imaginémoslo hasta conseguirlo”
Debido a la influencia de la sociedad en la que vivimos, puede resultar difícil romper con la visión tradicional del amor y las relaciones. Para conseguir este cambio, la autora aconseja utilizar la imaginación.
Según esta estrategia, la persona puede imaginar una situación en la que actúa y responde tal y como lo desea, y no como dictan la normas. De esta manera será mucho más fácil poder aplicarlo a la vida real.
Otra opción es buscar el respaldo de otras personas con las mismas ideas o en la misma situación que faciliten este cambio o transición.
7. “La confianza ayuda”
La persona decidida a integrarse en el anarquismo relacional debe aceptar la idea de que las personas que le rodean y a las que ama ni tienen intención de causarle ningún daño. Si la persona adopta una postura de confianza, en lugar de sospecha, duda o suspicacia, será capaz de mantener relaciones totalmente libres en las que le será mucho más fácil dejar ir a otra persona si esta así lo desea.
8. “Cambiemos a través de la comunicación”
Para poder alcanzar todo lo nombrado anteriormente, la comunicación entre las personas que forman un vínculo ha de ser constante y sincera. Las relaciones reales deben girar en torno a la comunicación, no hablar de los sentimientos solamente cuando aparecen los problemas.
9. “Diseñemos los compromisos a nuestra medida”
Finalmente, la anarquía relacional no implica la supresión del compromiso, sino todo lo contrario. Se basa en que en cada vínculo entre personas se aclara qué compromiso existe entre ambos.
Esta corriente entiende que existen diferentes formas de compromisos que no tienen porqué ser incompatibles con ciertas conductas o sentimientos, y anima a las personas a expresar de manera explícita qué tipo de compromiso se desea con los demás.
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