El amor es un concepto muy difícil de entender y más aún de descifrar su funcionamiento. Existen tantas formas de expresión, de manifestación, de concepción, etc. que hacen imposible establecer unas pautas concretas de actuación.
Relaciones de pareja: desde que empiezan hasta que acaban
El objetivo de este artículo es dar una visión personal acerca de cómo creemos que funcionan las relaciones de amor, de si son sanas o no, y por último, ofrecer algunas pautas por si éstas no llegan a buen puerto.
Para llevar a cabo esta reflexión, dividiremos el artículo en tres momentos que consideramos claves: el inicio de la amistad, la relación sana vs. la relación no sana, y por último, cómo afrontar una ruptura de la mejor manera en el caso de que suceda.
1. El inicio: el morbo de lo desconocido
En esta primera etapa es donde se inicia un proceso de conocimiento mutuo, en el que existe un intercambio de información (gustos musicales, hobbies, películas favoritas, etc.) y donde se producen un sinfín de entendimientos.
A través de la comunicación, tanto verbal como no verbal, se inicia también una atracción, física y química, en la que las dos personas comienzan a gustarse y a compartir momentos especiales (una copa de vino, un paseo por el parque, una mirada de complicidad, etc.). Empiezan a volar esas primeras mariposas…
2. Relaciones sanas vs. relaciones no sanas
Con el tiempo la relación va madurando, las personas que forman la pareja se van adaptando la una a la otra, dando lugar a una simbiosis que no siempre es proporcional y positiva.
Es aquí donde las relaciones comienzan a tener una forma u otra. La clave está en saber compartir y en encontrar un equilibrio donde cada individuo se sienta importante y feliz tanto a nivel individual como a nivel de pareja. Es imprescindible ser conscientes de que una persona puede ser feliz por sí mismo, pues bajo nuestro punto de vista, ésta es una de las claves que definen la felicidad dentro de la pareja.
En una relación sana, las dos personas intercambian amor, experiencias, confianza, equilibrio, seguridad, etc. buscando siempre un beneficio mutuo que les haga crecer personalmente sin tener que despojarse de un trocito de sí mismos, sino más bien de compartir una parte de la esencia de cada uno. Los resultados suelen ser de parejas con mucho futuro donde predominan la sensación de bienestar y satisfacción.
Por el contrario, en una relación poco sana, no se comparte, sino que más bien existe una “lucha existencial” donde gana el que más pedacitos se lleve de la otra persona. Es aquí donde aparecen los celos, el egoísmo, la desconfianza, la inseguridad, el desequilibrio, etc. El resultado suele ser una ruptura de pareja dolorosa donde la persona “perdedora” suele acusar una grave falta de autoconfianza que le lleva a estados de ansiedad y depresión. Esto es debido a que olvidaron la base principal de la que se sustenta cualquier relación: podemos ser felices sin tener pareja.
3. ¿Cómo puedo afrontar una posible ruptura?
Pues ante todo, hayas tenido una relación sana o no, tienes que aceptar que a partir de ahora el que va a hacer que el mundo se mueva eres tú y sólo tú. Es una cuestión de actitud.
En estas situaciones, suelen existir dos tipos de personas, las que miran hacia el futuro (buscan un cambio) y las personas que miran hacia el pasado (buscan recuperar lo perdido).
En el primer caso, hablamos de una persona que es consciente de que existe un vacío pero que se puede rellenar de nuevas experiencias vitales. Tienen la sensación de tristeza, como es normal, pero a la vez respiran aires de libertad (yo elijo). Su motivación por querer avanzar es intrínseca (de uno mismo) y se hace preguntas como ¿qué quiero cambiar? ¿cómo lo voy a cambiar? ¿para qué lo voy a cambiar?.
En el segundo caso, hablamos de una persona triste (como es lógico) pero que se siente incapaz de rehacer su vida, directamente vive en la amargura, en la resignación, muchas veces se convierten en personas “tóxicas”. Sienten la necesidad de dependencia emocional (de su ex pareja), se cierran en un pequeño mundo introvertido sin nuevas experiencias tratando siempre de recuperar lo perdido. Esta actitud suele llevar a la persona a estados depresivos y a una falta de autoconfianza ya que busca la motivación en los demás (extrínseca).
Lo esencial: ser felices sin necesidad de estar con otra persona
Como hemos dicho antes, todo es una cuestión de actitud y preguntarse así mismo ¿dónde quiero estar?, pues el pasado no lo podemos cambiar, pero sí podemos elegir el futuro.
En la UPAD Psicología y Coaching apostamos por enseñar a las personas estrategias para que encuentren sus propias motivaciones que les ayuden a generar ese cambio que les proporcionará lo que realmente han olvidado y están buscando: ser felices por sí mismos.
Esperamos que este artículo te haga reflexionar sobre el tipo de relación quieres tener y si te encuentras en un momento de ruptura, deja de pensar en el pasado y ponte a trabajar en tu futuro.