El término "ambivertido" se utiliza para nombrar el rasgo de personalidad que expresa características tanto de la introversión como de la extroversión, es decir, es un punto medio entre ambas.
Para entender mejor el concepto debemos entender la introversión y la extraversión no como categorías independientes y separadas, sino como polos de una misma dimensión, dando la posibilidad de que los sujetos se sitúen en este continuo. No existe nadie que se sitúe 100% en uno de los extremos, sino que lo habitual es presentar atributos, peculiaridades, de ambas categorías.
Se considera que la ambiversión es el rasgo más funcional, puesto que es el que permite al sujeto ser flexible y mostrar distintos modos de actuación y así poder adaptarse a las distintas situaciones que se le presentan. Para conocer mejor esta manera de ser, en este artículo hablaremos de la ambiversión y de las personas ambivertidas, explicando las características de esta forma de personalidad.
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¿Qué significa ser ambivertido?
La ambiversión es una rasgo de personalidad, definiéndose esta manera de ser como término medio entre la extraversión y la introversión. Es habitual que cuando preguntamos por la personalidad de cada uno, diferenciamos entre introversión y extroversión como dos categorías independientes, valorándolas como una dicotomía, o eres una cosa o eras la otra. Pero realmente, como sucede con muchos otros rasgos de personalidad, nadie se puede situar 100% en una categoría.
Para entender mejor el término debemos contemplar la distinción introversión y extroversión como dos polos de un continuo, es decir, como una dimensión, donde cada sujeto nos colocamos más o menos cerca a uno de los extremos, pudiendo mostrar características de ambos. Así pues, la ambiversión hace referencia a este punto medio, a los sujetos que muestran por igual rasgos de los dos polos y que según la situación en al que se encuentren o la persona con la que interactúen pueden potenciar más un modo de comportamiento u otro.
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Inicio de la utilización del término
El primero en utilizar el término ambivertido fue Edmund S. Conklin en 1923, haciendo explícito algo que ya era obvio, que la gran mayoría de gente no se clasificaba completamente en uno de los dos polos, introvertido o extrovertido. Este autor propuso pues una nueva categoría, los ambivertidos, definidos como saludables, normales, con capacidad de adaptación y flexibilidad, que podían actuar diferentes según la situación.
Esta nueva categoría no tuvo mucho éxito en el mundo de la salud mental, puesto que era otro modo de referirse a los sujetos normales, y tampoco mostraba interés al no tratarse de un grupo de sujetos a los que se les pudiera aplicar una intervención. Posteriormente, en años más próximos a la actualidad, la utilización del concepto "ambitimia" cogió más fuerza. Aun así, debemos de ser conscientes que no supone el descubrimiento de una nueva categoría, sino el nombre que se les da a la mayoría situada en posiciones intermedia en la dimensión extraversión-introversión.
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Características de la introversión y la extraversión
Antes de abordar más en profundidad el concepto de ambivertido puede ser útil para su comprensión conocer mejor cuáles con los rasgos característicos de la introversión y la extroversión. El primer autor en estudiar estas dos categoría fue el psicoanalista Carl Jung, ya afirmando que nadie se puede situar 100% en un extremo.
El rasgo de introversión está vinculado a la capacidad de introspección, con el mayor interés y atención al mundo interior propio. Son sujetos centrados principalmente en sus propios pensamientos y emociones. Por su parte, los individuos considerados extrovertidos muestran más interés por el conocimiento del mundo exterior, por las relaciones sociales con otros sujetos.
Asimismo, estas características definitorias de cada uno también hacen que se diferencien o funcionen mejor en unas circunstancias que en otras. Por ejemplo, los introvertidos trabajan mejor por la mañana en comparación a los extrovertidos, que lo hacen mejor de noche; además, los introvertidos prefieren un ambiente silencioso, sin ruidos, para poder concentrarse mejor, y, en cambio, los extrovertidos preferirán un ambiente más ruidoso, trabajan mejor con música.
De este modo, nada implica que uno de los rasgos sea mejor que el otro; es decir, ser introvertido no será mejor que ser extrovertido, ni al revés. Al final, lo que supondrá si una manera de ser u otra es mejor o no es la capacidad de adaptación y el estado del sujeto en las distintas situaciones y dado un contexto determinado, cómo se siente. Eso sí, la ambiversión fluye entre los distintos patrones de conductas, por lo que muchas veces estas personas tienen una forma de comportarse más flexible, mostrando así más posibilidad de adaptación y por tanto menor malestar.
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Características de los ambivertidos
Ahora que conocemos mejor los rasgos principales de los introvertidos y extrovertidos, teniendo presente que los ambivertidos son el punto o mejor dicho región intermedia de la dimensión, nos será fácil deducir las características de este rasgo de personalidad. A continuación mencionaremos los comportamientos más habituales de estos sujetos, clasificándolos en distintas categorías para que sea más fácil su comprensión.
1. Vida social
En el ámbito social como es de esperar observamos un comportamiento intermedio: son individuos a los que les gusta quedar con su grupo de amigos, pero no siempre les apetece interactuar; tienen facilidad por mantener una conversación amena, sintiéndose a gusto; tienen un grupo de amigos variados con personas de distintas personalidades; están bien considerados por otras personas, las buscan como referentes; les es fácil conectar y entender fácilmente a los demás, tienen momentos en los que realizan el rol de emisor, es decir, son los que más hablan, pero en otras ocasiones prefieren escuchar.
2. Procesos cognitivos
A nivel cognitivo son personas flexibles, con capacidad para adaptarse a las distintas situaciones y acontecimientos. A veces pueden mostrar indecisión, debatiéndose entre hacer las cosas de modo calmado y reflexivo o actuar con algo de impulsividad, pero no de manera extremadamente impulsiva.
Pueden mostrar dificultad para definirse o expresar a su entorno cómo se sienten o se encuentran. Son considerados por los individuos de su entorno como personas sabias, les suelen preguntar y se tienen en cuenta su opinión y son capaces de ser productivos en distintos ambientes y modos de trabajo, tanto cuando la dinámica es individual o como grupal.
3. A nivel emocional
Muestran facilidad para encontrar la parte positiva o buena de la situación, hecho que les permite divertirse en la mayoría de circunstancias. Como ya hemos visto, pueden presentar dificultades para explicar a los demás cómo se sienten, incluso en ocasiones ni ellos mismos pueden identificar su estado interno.
4. A nivel conductual
En este caso volvemos a ver características de los dos polos, así les gustará a hacer planes más grupales o movidos como salir de fiesta, pero también disfrutarán estando solos o haciendo actividades más calmadas como leer o ir a tomar algo con amigos. De este modo, observaremos periodos de actividad y otros más tranquilos, con necesidad de menos estimulación constante.
Para que te sea más fácil de entender cada punto de las dimensiones o categorías pongamos un ejemplo de respuesta o comportamiento que haría cada uno ante una misma situación. Para un extrovertido un ejemplo de una buena noche es salir de fiesta con amigos, conocer a mucha gente, hablar con personas nuevas y volver tarde a casa; en cambio un introvertido, su mejor plan de noche es cenar en casa con amigos y ver una película juntos o jugar algún juego de mesa.
Por su parte, el ambivertido no podrá escoger entre los dos planes anteriores, puesto que habrá días donde prefiera quedarse tranquilo en casa y otros donde necesitará y querrá salir de fiesta.
¿Son muy comunes las personas ambivertidas?
Fijándonos en las distintas características que constituyen el rasgo ambiversión vemos que la que más destaca es la flexibilidad y capacidad de adaptación en los distintos ámbitos tanto social, conductual, cognitivo o emocional. Esta flexibilidad, esta capacidad de fluir, al final es la que permite llevar una vida más funcional, consiguiendo un mejor estado de salud.
La ambiversión se considera en algunos aspectos el mejor rasgo de personalidad, ya que muestra lo mejor de cada polo, de introversión y extroversión, tiene la capacidad de actuar de un modo u otro según le convenga y le permita adaptarse mejor.
Como ya hemos apuntado anteriormente, todo el mundo muestra características de ambas categorías, dicho de otro modo, todos seríamos ambivertidos. Finalmente, debemos de tener presente que los rasgos de personalidad se describen como dimensiones; por este motivo no es necesario diferenciar en categorías o grupos rígidos. Es mejor considerar cada caso de modo individual para poder valorar cuáles son sus características y saber qué estrategias de actuación puede utilizar para ser más funcionales, es esta la principal utilidad y no la intención de buscar clasificarnos.
Así, consideramos que la ambiversión va asociada al concepto de normalidad en términos estadísticos, puesto que muestra los atributos más adaptativos y se presenta con porcentajes más elevados en la sociedad. Es más importante entender la necesidad de ser flexible para lograr mayor funcionalidad, que utilizar el término como tal.
Esta mayor tendencia de mostrar características combinadas de los dos términos se percibe también cuando pedimos a los sujetos que se describan o se sitúen en uno de los extremos, introvertido-extrovertido; vemos como la mayoría no son capaces de clasificarse solo en uno y referirán que pueden variar según el momento o la situación.