Venlafaxina: usos, efectos secundarios y precauciones

Este psicofármaco es muy utilizado en los tratamientos contra la depresión mayor.

Venlafaxina.
Este psicofármaco tiene efectos secundarios a tener en cuenta.

Existen casi tantos tipos y subtipos de fármacos antidepresivos como trastornos y afecciones con sintomatología depresiva o ansiosa. Esto es debido a que cada uno de ellos presenta singularidades que pueden resultar eficaces para cada uno de los trastornos.

Uno de estos fármacos es la venlafaxina, un antidepresivo que se presentó por primera vez en el año 1993 y que desde entonces se ha convertido en uno de los medicamentos más prescritos para la depresión.

¿Qué es la venlafaxina?

La venlafaxina es un antidepresivo que se incluye dentro de la categoría de Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y noradrenalina (ISRSN), siendo el más común y administrado de toda la gama. Se prescribe, principalmente, en casos de trastorno depresivo mayor, trastorno de ansiedad generalizada y en casos puntuales de trastornos de ansiedad con depresión.

Los Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina y Noradrenalina ejercen un efecto sobre estos dos neurotransmisores, los cuales poseen un importante papel en el estado de ánimo de las personas.

A nivel funcional, la acción de la venlafaxina está emparentada con la de los antidepresivos tricíclicos. Sin embargo, al no interferir con los receptores muscarínicos, histaminérgicos ni alfaadrenérgicos, no ejercen con tanta intensidad los efectos secundarios no deseados de estos, entre los cuales se incluyen reacciones sedantes, hipnóticas o efectos secundarios que afectan al sistema cardiovascular.

Finalmente, administrada en dosis muy altas, la venlafaxina también ejerce un sutil efecto inhibidor de la recaptación de la dopamina; ya que estudios recientes han demostrado que el conductor de noradrenalina también transporta dopamina en pequeñas cantidades.

Si, además, tenemos en cuenta que la recaptación de serotonina en la corteza frontal también activará la dopamina y que esta región cerebral apenas posee receptores de dopamina; la venlafaxina favorecerá la neurotransmisión de dopamina también en la corteza frontal.

¿En qué trastornos se utiliza?

Como se comenta anteriormente, la venlafaxina es un antidepresivo. Por lo tanto, este es un psicofármaco administrado tanto en casos de trastornos depresivos, como en algunos trastornos con sintomatología ansiosa.

La venlafaxina se utiliza principalmente en pacientes con trastorno depresivo mayor. Esta afección se caracteriza porque la persona experimenta un bajo estado de ánimo de manera invasiva y persistente. Además, suele estar unido a una baja autoestima y a la falta de interés o disfrute en aquellas actividades que anteriormente sí se consideraban placenteras.

No obstante, en ocasiones es administrada mediante cápsulas de liberación prolongada para ciertos trastornos relacionados con la ansiedad. Entre ellos:

  • Trastorno de ansiedad generalizada: la persona experimenta una preocupación exagerada e incontrolable.
  • Trastorno de ansiedad social: temor exacerbado a la interacción con otras personas.
  • Trastorno de pánico: crisis repentinas e inesperadas de temor intenso y sentimientos de preocupación asociados a estas crisis.

Por último, la venlafaxina también es administrada en algunos casos del trastorno del sueño de narcolepsia. El motivo es que, gracias a sus efectos sobre los sistemas serotoninérgicos y adrenérgicos, esta puede ayudar a moderar los episodios de fragilidad muscular o cataplexia asociados a esta afección.

¿Cómo se administra?

Los venlafaxina se comercializa en dos formatos diferentes según el tipo de acción: los comprimidos habituales o las cápsulas de liberación prolongada. En cualquier caso, al ser un fármaco su uso debe estar siempre indicado por un médico.

Por lo general, los comprimidos deben ser ingeridos entre dos y tres veces al día mientras que en las cápsulas de liberación prolongada es suficiente con una dosis al día, pudiendo ser administrada por la mañana o por la noche. Debido a los efectos de este antidepresivo, se recomienda un inicio gradual del tratamiento, comenzando a una pequeña dosis diaria de venlafaxina que se irá incrementando progresivamente una vez cada 4 o 7 días.

No obstante, independientemente del caso o estado en el que se encuentre el paciente, este siempre debe seguir las instrucciones ofrecidas por su médico, el cual ajustará la dosis a las condiciones en las que se encuentre este.

De ninguna manera el paciente puede modificar las dosis de venlafaxina, así como tampoco dejar de tomarla o tomarla en más cantidad de la recomendada; puesto que esto puede acarrear graves consecuencias en la salud de la persona, como el síndrome de abstinencia.

En el caso en que esta crea que la medicación no hace efecto o le está perjudicando, deberá ponerse en contacto con su médico para ajustarla antes de modificar nada por su cuenta.

Efectos secundarios de este fármaco

Como todos los fármacos antidepresivos, la venlafaxina puede ejercer una serie de efectos secundarios sobre la persona. Estos se pueden distinguir entre efectos secundarios graves o no graves.

Si el paciente experimenta algunos de los efectos secundarios no graves de manera grave o recurrente, es recomendable que informe a su médico para que ajuste la dosis. En el caso de los efectos secundarios graves, el paciente debe de ponerse en contacto con el facultativo de manera inmediata.

Efectos secundarios poco graves

Estos son los efectos secundarios leves de la venlafaxina.

  • Somnolencia.
  • Sensación de cansancio.
  • Vértigos.
  • Cefaleas.
  • Pesadillas.
  • Náuseas y/o vómitos.
  • Problemas gastrointestinales.
  • Pérdida de apetito y/o de peso.
  • Temblores.
  • Tensión y/o espasmos musculares.
  • Sudoración.
  • Problemas en la micción.
  • Infecciones de garganta.
  • Alteraciones en el deseo sexual.

Efectos secundarios graves

Entre los efectos secundarios de la venlafaxina que tienen mayor gravedad, destacan los siguientes.

  • Problemas cutáneos como sarpullido, urticaria o picores.
  • Problemas en la respiración y en la deglución.
  • Dolor pectoral.
  • Arritmias.
  • Convulsiones.
  • Cardenales sin causa aparente.
  • Problemas de visión.
  • Fiebres.
  • Alteración en la coordinación.
  • Alucinaciones.
  • Coma temporal.

Finalmente, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), tras un reciente estudio en el que se relacionaba el consumo de antidepresivos (concretamente venlafaxina) con un mayor riesgo de suicidios, impone que todos los antidepresivos incluyan un aviso acerca de esta posible contingencia.

¿Qué precauciones se deben tomar?

Al igual que los efectos secundarios, la venlafaxina también posee una serie de contraindicaciones o condiciones a tener en cuenta antes de iniciar el tratamiento. Será necesario que el paciente informe a su médico de cualquier condición de salud especial que posea, sea de la naturaleza que sea.

Se debe informar tanto de las alergias, como de todos los fármacos, suplementos vitamínicos y complejos naturales que esté consumiendo el paciente, para así evitar las posibles interferencias con el tratamiento. Asimismo, también deberá informar de sus hábitos en cuanto a ingesta de alcohol y de alimentación, entre otras cosas porque la venlafaxina suele provocar importantes pérdidas de peso.

El paciente deberá tener en cuenta también que debido a los efectos de la somnolencia provocada por la medicación, su capacidad para conducir o manejar maquinaria pesada puede verse alterada.

Finalmente, en los casos de embarazo, a pesar de que no existan investigaciones controladas; algunos estudios sugieren que la venlafaxina puede doblar el riesgo de aborto espontáneo, así como malformaciones significativas en el feto. Por lo tanto, solamente debe de ser administrada en casos rigurosamente justificados y necesarios.

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Isabel Rovira Salvador. (2017, diciembre 14). Venlafaxina: usos, efectos secundarios y precauciones. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/psicofarmacologia/venlafaxina

Psicóloga Sanitaria y Sexóloga

Licenciada en Psicología por la Universitat de València. Especializada en Sexología Clínica y Terapia de Pareja por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) donde, entre otras cosas, descubrió su pasión por la psicología de la infertilidad. Para completar su formación clínica, realizó el Máster de Psicología General Sanitaria en la Universitat de Valencia.

Ha desempeñado labores de psicóloga en diversos centros, entre ellos la Unidad de Salud Mental del Hospital Clínico Universitario de Valencia y el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en Barcelona.

Actualmente, Isabel compatibiliza su trabajo con un blog divulgativo llamado “Sexplícitamente Hablando”. En el que reflexiona sobre aspectos psicológicos de las relaciones personales y sobre la sexualidad.

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